Los niños y niñas en Cuba cuentan con derechos que les garantizan una infancia feliz. De hecho, desde la Constitución de la República queda claro de manera legal el cumplimiento de lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño, de la que nuestro país es firmante. En este documento son varios los artículos dedicados a señalar los deberes de la familia y el Estado en cuanto a la protección y bienestar de los más pequeños.
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Precisamente sobre la infancia y los recuerdos más especiales de esta etapa conversaron los foristas de Cubahora esta semana: olores, lugares, personas, juegos, anécdotas que hacen viajar en el tiempo y sentirse niños o niñas otra vez.
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Para aquellos que han disfrutado de sus abuelos y abuelas, los recuerdos con ellos no pueden faltar. Yuraysis comparte que uno de los momentos más especiales de su infancia era cuando estaban todos los primos juntos en casa de la abuela. Ismary Cruz comenta también que sus recuerdos más especiales de la infancia son junto a su abuela. “Ella todas las noches se sentaba al lado de mi cama y me hacía cuentos y cosquillas hasta que conciliaba el sueño. Su amor incondicional siempre estará conmigo”.
Mientras tanto, un usuario identificado como Luis dice que recuerda los ómnibus que hacían los muchachos de 10 y 12 años del barrio: “una puerta, cuatro ruedas de velocípedos, tres o cuatro taburetes clavados a la puerta, un techo y un timón rústico y a rodar loma”. También Mabis dice que uno de los momentos más felices de su infancia era cuando jugaban a los escondidos o hacían excursiones y picnic en los lugares del barrio. “Éramos muy sanos o a lo mejor traviesos, lo cierto es que nos pasábamos los fines de semana tan divertidos que los lunes llegábamos a la escuela con ganas de que llegara nuevamente el sábado y domingo”.
Adrian Montero sigue por la línea de los juegos y comenta que su mejor recuerdo de infancia es montar carriolas por las aceras y calles pavimentadas de mi barrio. “Vivía día y noche en eso, yo las armaba, arreglaba y llegue a ser uno de los líderes en este entretenimiento en mi barrio en cuanto a velocidad”. Mientras tanto, Alyane guarda con especial cariño y alegría las noches que pasaban jugando a la “lata”.
Dany comenta que, en el año 1993, cuando tenía 8 años, en pleno Período Especial, tuvo que mudarse para el campo con su familia porque la vida en la ciudad era más difícil. De aquella época recuerda la casa en el campo donde vivía con sus abuelos paternos, las cosechas de la tierra, el aroma del café y el tabaco. Junto a su hermana y primos corría por el campo libremente, subía en las matas de mango, tomaba agua de un manantial, se lanzaban “loma abajo” en una yagua. Un lugar que recuerda con mucha nostalgia.
Y si de lugares y contextos hablamos, hay que mencionar la etapa escolar. Olguita recuerda los años en la escuela primaria como los más felices de su infancia. “Allí conocí a mis tres mejores amigas que las conservo hasta ahora. Recuerdo que jugábamos en los recesos, hacíamos matutinos, fuimos a un montón de concursos. Tengo también en la mente una tabla gimnástica que hicimos todos los niños y niñas de la escuela, el resultado fue terrible por la falta de coordinación, pero nos divertimos muchísimo en el proceso”.
Esther comenta particularmente de aquel pueblito donde creció y vivió sus años de infancia y adolescencia. Allí disfrutaba con alegría del baño en ríos de aguas tan limpias que se veían los pececitos. “Con emoción qué decir de aquellos juguetes básicos, no básicos y dirigidos. El día que los repartían era espectacular. En cada una de estas palabras están reflejados mis viejitos que ya no están físicamente, pero sí como recuerdos especiales en toda mi vida”.
Por último, el usuario llamado RAC hace mención a varios momentos de su infancia, donde a pesar de las carencias de la época y la humildad de su familia, fue muy feliz. Recuerda con mucha nostalgia los días en la enseñanza primaria, lo bien que se sentía cuando salía a jugar después de las 4:30 con lo que teníamos: un aro de tanque de manteca con un gancho para rodar, chapitas de pomos de leche, yaguas para tirarse por la loma.
“La nostalgia se hace mayor cuando recuerdo mi pueblito natal en Villa Clara. Aún recuerdo su olor mañanero a yerba, anamú, el sonido de la locomotora de vapor que cada madrugada pasaba. Amanecer junto a mis primos y primas e irnos a jugar a la loma del pueblo, llena de leyendas que nos aterrorizaban, de matas de anón y guayaba, por donde veía con orgullo pasar a mi abuelo arreando ganado para después ir a la casa donde me esperaban mis tías En ese pueblito precisamente conocí al amor de mi vida y con ella construí la familia linda que tengo hoy. En fin, estaba rodeado de tantos amigos y amor que esos recuerdos los añoro cada día de mi vida y me hicieron muy feliz”.
¿Te sentiste identificado o identificada con alguno de estos recuerdos? Comparte el tuyo con nosotros, déjalo en los comentarios o en el espacio del foro mientras escuchas el podcast. ¡Feliz día de la infancia!
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