Ya transcurrieron más de siete meses del inevitable paso, por Cuba, del Huracán Irma; ese meteoro que con sus fuertes lluvias y sus intensos vientos de categoría cinco en la escala Saffir-Simpson arrasó especialmente la costa norte de la Mayor de Las Antillas.
Como es conocido, durante esos días de septiembre que duro la tempestad, fueron cuantiosas las pérdidas materiales en varios territorios nacionales; entre ellos Guantánamo, Camagüey, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Villa Clara y Mayabeque. Como estas provincias, La Habana tampoco escapó de las consecuencias negativas del fenómeno meteorológico.
Varias instalaciones económicas y sociales de la capital sufrieron el impacto en sus estructuras, así como en las redes eléctricas y telefónicas; pero si tan grande fueron los daños, mayor ha sido el apoyo, el esfuerzo y la unidad de la población, las organizaciones de masas y otros organismos en pos de la recuperación. Y aunque aún falta por hacer, los cubanos continúan avanzando las acciones por erradicar toda afectación social y económica.
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