El 2020 casi llega a su fin. Sin dudas, ha sido un año marcado por la pandemia de la COVID-19, de la que todavía hay que hablar en presente. Abrazos pospuestos, planes en pausa, aislamiento físico y social y un retorno paulatino a la nueva normalidad, han sido las características de estos últimos meses. Meses, por cierto, intensos, estresantes, de miedo y limitantes, pero también de resistencia y crecimiento.
Y diciembre termina, precisamente, con un poco de todo eso: preocupaciones debido el incremento de casos por estos días; alegrías por el reencuentro después de tanto tiempo; sonrisas escondidas tras los nasobucos; el bullicio que regresa a las calles; los niños y niñas con un curso escolar diferente; las colas aquí y allá; el grupo de valientes que combate desde distintas trincheras a la pandemia; el pueblo, tú, yo, nosotros que también le hemos dado duro a la COVID-19. Estampas cotidianas de una Cuba viva.
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