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sábado, 16 de noviembre de 2024

A la caza del pez

La pesca con grampín tiene origen Canario. Chichí se dedica a pescar así desde hace 40 años en Cojímar, al Este de La Habana...

Ernesto Lahens Soto en Exclusivo 28/04/2018
6 comentarios
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Ángel Reynerio Zúñiga Moreno, conocido como “Chichí” por pescadores y amigos, se apresura a adentrarse en el agua para atraparlos (Ernesto Lahens Soto / Cubahora)

El sol sale por el Este de la bahía de Cojímar y delata el movimiento de los cardúmenes de peces que se alimentan de las algas; Ángel Reynerio Zúñiga Moreno, conocido como “Chichí” por pescadores y amigos, se apresura a adentrarse en el agua para atraparlos. Lleva realizando este ritual todos los días con buen tiempo desde hace 40 años.

Un hombre alto, delgado, de piel quemada por el sol y cabellera blanca que le cubre la nuca.  Los pies se encuentran callosos y dañados por caminar descalzo. Siempre sonríe mostrando sus dientes manchados por el cigarro. De carácter jovial, explica su técnica de pesca mientras se ajusta el pantalón.

Nacido en Marianao en 1958, Chichi se mudó a los 10 años de edad a la localidad de Alamar donde aun reside. Este cambio en su vida lo acercó a los pescadores de Cojímar, transformándolo poco a poco en uno de los más renombrados, por convertir en arte uno de los estilos de pesca más difíciles: “la caza del pez”.

Mueve su grampín, anzuelo múltiple, describiendo un circulo con simples giros de muñeca.  Peina con su mirada el reflejo del agua. Cualquier movimiento representa una oportunidad de captura. De repente salta algo, no desperdicia la oportunidad y atrapa al peje, no tiene escapatoria.

Posiblemente llegó a Cojímar por los pescadores y marineros que  salieron de las Islas Canarias  a finales del siglo XIX e inicios del XX. Entre estos viajeros destacó Gregorio Fuentes patrón del barco “El Pilar”, del escritor estadounidense Ernest Hemingway, y presuntamente el verdadero Santiago, protagonista de la novela El Viejo y el Mar.

Recoge rápido el sedal, su presa intenta en vano luchar por su vida, es una lisa. “Los peces  que más  atrapo son las lisas y los lebranchos” me dijo antes de entrar al agua a pescar, ahora me muestra sonriente el premio.

Observa una silueta grande y arroja su arma justo al frente enganchándolo por el ojo. De un salto el robalo se delata, debe pesar  más de   veinte libras. Comienza el antagónico duelo entre el hombre y la bestia, la astucia y la fuerza.

Chichí ala el sedal, intenta llevarlo hacia las piedras para que el animal se debilite. El recuerdo de la lucha entre Santiago y la aguja viene por mi mente. El honor de un pescador está en juego no lo puede dejar escapar.

El monstruo lucha por su vida. Salta frenéticamente golpeándose la cabeza con la cola, pero el anzuelo no sale. El cazador no sonríe, admira a su contrincante y se encuentra orgulloso de él.

Tras un largo altercado el humano saca casi sin vida la muestra de su contienda. No hay vencedor ni vencido. No hay cobardía en el hecho de morir con honor. Los valientes no son derrotados, sino destruidos, como dijo Hemingway.

Los niños, asombrados, observan desde la cercana playa del Cachón,  antiguamente un balneario de la clase media-alta de La Habana, hoy un simple basurero descuidado. Varios excursionistas se acercan y fotografían el insólito hecho.

La Cojímar de hoy es muy diferente a la que vio Hemingway. La Terraza  paso de ser un restaurante de pescadores para convertirse en un santuario exclusivo para los turistas. Ya no quedan patos en la desembocadura, los sábalos y robalos son cada vez más escasos. El recuerdo del olor de la planta procesadora de tiburones se mantiene en la mente de los cojimeros, mientras que el edificio cae en  la ruina .

Daniel Peraza Castrillo, en sus más de 60 años como pescador, solo recuerda a un hombre que pescara antes que Chichí con grampín. Se llama William y vive actualmente en los Estados Unidos. Reviso el registro de la cooperativa pesquera en busca de sus apellidos pero no hay rastro de este.

Me aborda un anciano aun fuerte, pero casi ciego; se me presenta como Osvaldo Díaz Alberto de 78 años de edad. Se queja de la contaminación del río que afecta el ecosistema y la economía de Cojímar. Las empresas de Berroa vierten sus deshechos sin tratamiento en las aguas del río .

Me conduce por el antiguo muelle que bordea  las casetas y botes de los pescadores. Las tablas de algarrobo resuenan. Los pomos y objetos plásticos flotan en la ribera del río, mientras el olor a excremento de personas emana del fondo.

 Señala su bote y dice “Vez el nombre, Dajao, es el de un pez de río que hasta hace unos años se veía en abundancia. Ya no existe.” Este no es el único caso, la población de muchas especies de animales y plantas ha disminuido o desaparecido.

Osvaldo recuerda haber visto a los niños pescar con grampín en la Bahía de Luanda cuando estuvo de misión internacionalista en Angola. Eran anzuelos más pequeños y se utilizaban con varas de maderas para la captura de sardinas y mojarras.

Doce del mediodía, Chichí sale del agua y se dirige a almorzar con sus amigos. Es momento de jugar dominó y contar historia. Junto a  la ensarta de peces lleva en sus manos una botella de aceite de oliva aun sellada que se encontró flotando en el agua. “Este es un regalo de Yemayá” comenta.

Sus manos son grandes y mágicas. No cuidadas y delicadas como las de un cirujano o un músico; sino fuertes y magulladas como las de un minero. Pero sin más: mágicas.

En la base se encuentra Omar Eloseguy Torralbes, el indio,  amigo y compañero de albañilería de Ángel. “No le hagas mucho caso a este. Nunca coge lucha y siempre se está riendo”, jaranea para luego estrecharle la mano a su compadre.

Los pescadores narran sus historias, sus hazañas y leyendas. Los peces más grandes y las peores rachas. Historias de cuando aún el río estaba limpio y entraban las sardinas y los sábalos bajaban a la desembocadura todas las tardes.

Chichí dice que en un buen día llega a capturar más de 40 lisas. En dos ocasiones “engrampinó” agujas en altamar, aunque lo más común que coge en barco es la albacora y el bonito. Peces de aguas profundas y alimentación carnívora.

Alexander Herrero Rodríguez de 42 años de edad es el dueño y patrón del barco Maritza. “De joven pesqué con grampín, pero nunca logré dominar esta técnica con la maestría de Chichí. A los 25 años lo deje y comencé a trabajar como patrón de barco.”  El pez más grande que capturó con este estilo fue de nueve libras, mientras que es común ver a Zúñiga con ejemplares de más de veinte libras.

La tarde va cayendo y los pescadores se preparan para salir en sus barcos a la pesca de la aguja. Llevan los aparejos hacia los muelles. Aseguran los anzuelos en los sedales y rellenan los motores de combustible.  Chichí vende algunas de sus lisas que serán utilizadas como cebo para la pesca del tiburón. Esta noche él no saldrá.

En su caseta tiene las mandíbulas de los escualos que ha capturado. Estos los pescó con anzuelos y carnadas no ha podido cogerlos con grampines, aunque no descarta la oportunidad de hacerlo algún día. “Su piel es muy dura y suben poco a la superficie”, comenta mientras cierra la nevera.

Guarda los peces restantes, aun sin descamar, para comérselos luego en su casa. Prepara aceite de hígado, es saludable y le da energía para pescar. Antes limpiaba los peces en el río ahora Salud Pública  lo prohibió debido a la contaminación.

La aventura de hoy ha concluido, se encuentra cansado y listo para bañarse y dormir. Camina sobre el puente que lo conduce hasta Alamar. Nunca despega la mirada de la bahía observando siempre a los peces, porque no sabe “lo que depara Yemayá para el próximo día”.


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Ernesto Lahens Soto

Estudiante de periodismo

Se han publicado 6 comentarios


francisco
 22/10/19 13:38

que bello y sencillo relato muy ameno, agradable a quien como yo lo lee durante voy almorznado y descnzando de una jornada de trabajo intensa una lectura que te relaja y te deja con deseos de saber más sobre sencillos personjes, hechos y cosas que en general tmbién te dan conocimientos del arte de pescar Saludos y te deseo exitos en futuros trabajos  

Jorge Sánchez Gaitán
 2/8/18 22:27

En mi reciente paseo por Cuba escuché el relato de un pez que sale del agua y caza pollitos o ratones. Si es verdad?

 

Alina
 15/5/18 10:29

Gracias Ernesto por tan bella historia, por medio de tus palabras sentía que respiraba Cojimar, toda el área del malecón cargada de añorables recuerdos, la contaminación que amenaza la bahía, una verdad inmensa pero no imposible de revertir, los pescadores llenos de sabiduría, de historias, de recuerdos del pasado que al volver a relatarlos para tu trabajo se convierten en presente. Te felicito por el  artículo, llevas el periodismo a lo que hoy necesitamos, sobre todo al amor que profesamos a nuestro terruño y el que queremos sea cada día mejor.

Lourdes
 1/5/18 16:23

PERIODISTA:

Anque en el pie de firma diga "estudiante", se ve que lo llevas con honor. Muchas gracias por tan lindo trabajo a nombre de los que vivimos y amamos Cojimar. Y para suerte nuestra, ya muchos de los lugares afectados por el huracan se han ido recuperando.

Ciertamente el peor enemigo de la bahia de Cojimar es la contaminacion. Es triste ver asi un sitio que puede ser de los mas hermosos de La Habana.

Hay muchas cosas historicas en nuestro pueblito, magico como ninguno.

Gracias y muchos exitos PERIODISTA!!!

 

Loida
 30/4/18 20:21

Periodista. muy linda historia. Pero cuénteme. De aquel Cojímar que desbarató el huracán Irma cómo está ahora? lAl menos vi movilización para esa localidad y tratar de dar inmediatamente auxilio a los habitantes que tanto sufrieron. Me gsutaría que me contara eso. Gracias.

senelio ceballos
 30/4/18 18:35

Saludos desde Rusia..Ernesto...TE FELICITO!!.. ..Te saludo desde Rusia!! muy bien este articulo!! NARRATIVO. sobre algo que muchos cubanos ni se imaginan de es actividad!!..Yo la conoci en la  perla del sur - Cienfuegos, cuando trabajaba con mi brigada perforando pozos par darle agua  al que seria la  CEN..Ademas Ud. narra LA SITUACION ACTUAL de Cojimar....Esa playita la conoci antes del triunfo de aquel glorioso 01-01-1959  que nos regalaron nuestros tios y padres....Despues la visite solo en 2012-13, Me llevaron a las ruinas de uno de las  mas bellos hoteles de aquella epoca!!!....Estuve en  la PUNTA [castillito] y su parquesito  si se le puede  llamar a esa area publica ...PARQUE!!![ UN PURO BASURERO ]...Camine sus calles en  muy mal estado..Poco queda del ambiente de pesca alli!!  DOLOROSO!!!..Me gusto mucho su gente!!!  Es algo muy atractivo!!  No son com en la habana-ciudad!!..ES COMO UN PUEBLITO  muy singular!!

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