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lunes, 25 de noviembre de 2024

Los porqués de la derrota de Capriles

El candidato de la oposición venezolana parece destinado a la derrota, no sólo por lo que indican las encuestas, sino por la fidelidad del pueblo a su líder Chávez...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 16/04/2012
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Campaña de Hugo Chavez
"Mientras el Comandante Chávez sea presidente aquí, lo que digan los gringos nos resbala”

Son pocos los que consideran que, a pesar de los grandes esfuerzos financieros y mediáticos para impulsar la candidatura del opositor de derecha Henrique Capriles Radonsky, este posea alguna posibilidad de ganar las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre. En contraste, el Mandatario Hugo Chávez continúa con un respaldo mayoritario en las intenciones de voto para un nuevo período en Miraflores.

Recuperándose de una delicada enfermedad, sin hacer campaña personalmente en su país pues su tratamiento médico es en Cuba, Chávez disfruta de una holgada diferencia en las intenciones de voto respecto a su único contrincante.

De mantenerse esa tendencia, es hasta posible que el postulado por la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD), gobernador del estado Miranda, desista en su empeño, ya que en Venezuela gana el que tenga mayoría simple y el no asciende ni a un 30 por ciento de simpatizantes.

Los últimos días han sido escenario —con y sin la presencia física del Presidente— de multitudinarias manifestaciones de apoyo a la Revolución Bolivariana que en abril del 2002 sufrió un golpe de estado, cuando el Mandatario resultó secuestrado. La fidelidad del pueblo, que se lanzó a las calles para que le devolvieran a su líder, y de las clases medias de las Fuerzas Armadas, desbarataron en horas la asonada contrarrevolucionaria.

El personaje que sustituyó en ese tiempo al Presidente —juramentado por los golpistas—, el máximo dirigente de la privada Federación de Cámaras de Venezuela, Pedro Carmona, fue bautizado por la población como Pedro El Breve —ahora residente en Estados Unidos— dada la fugacidad de su tiempo en el Palacio de Miraflores.

Desde entonces —y las fotografías y testimonios de aquellos días lo confirman— Henrique Capriles, entonces alcalde de Baruta, fue uno de los promotores de aquel zarpazo que, más que amilanar a los seguidores de Chávez, gabinete incluido, renovó las fuerzas de la Revolución y comprobó la madera de los contrarrevolucionarios apoyados en todo momento por Estados Unidos.

Ese joven millonario de 39 años, miembro de una dinastía de magnates de medios de comunicación, entre otras empresas, quien intentó penetrar a la embajada de Cuba en Caracas —enclavada en Baruta— por una ventana durante la intentona, es, justamente, el político que ahora trata de sustituir a Chávez mediante las urnas ante la imposibilidad de hacerlo por la fuerza.

Ante su baja popularidad y su falta de despegue en las encuestas, el presidente Chávez denunció ahora otra eventual aventura golpista de los contrarrevolucionarios, ya sabiendo que su candidato carece de chance en octubre. E incluso alertó, a partir de informaciones de los servicios de inteligencia, sobre la hipótesis de una eventual eliminación física de su contrincante por la propia derecha, a fin de desestabilizar al Gobierno, el que sería acusado del asesinato, a fin de crear la confusión y el caos en la nación.

Sobre ese tema escribieron varios articulistas venezolanos, entre ellos el periodista Tony Valderrama, en su columna Un grano de Maíz, en el diario Vea. “La oligarquía capitalista, explicó, no conoce más ética que la protección de su poder de acumulación de capital, es cruel con los individuos que le sirven y los desecha sin ningún remordimiento”.

¿QUÉ LE OFRECE CAPRILES AL PUEBLO VENEZOLANO?

La oposición venezolana se ha detenido en el tiempo. Aún considera al pueblo venezolano una masa analfabeta, sin conciencia política, sin liderazgo, desconocedora del significado de la Revolución para el país y sus ciudadanos.

Tratando de adaptarse a los tiempos que corren en la nación suramericana, la llamada MUD presenta a su candidato como de centro-izquierda, con un lenguaje alejado del radicalismo de derecha conque operaba antes, con elogios al ex presidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva, reconoce los programas sociales del chavismo y usa una palabrería que a pocos o a nadie convence.

De ahí que los estrategas de su campaña —apoyado por la cadena mediática de la familia— traten de hacer olvidar sus vínculos con las grandes trasnacionales, su militancia en la secta Tradición, Familia y Propiedad, y muy en especial su cargo en la dirección del partido fascista Primero Justicia.

Los asesores del postulado oposicionista huyen de cualquier debate público con Chávez. "Yo no me voy a desgastar en peleas estériles con Chávez" ha dicho en varias oportunidades, a sabiendas de que entraría en un peligroso terreno ante el conocimiento que de Venezuela y su historia tiene el Mandatario.

VENEZUELA NO TIENE MEMORIA FLACA

Capriles y su séquito derechista (o a la inversa) parecen no darse cuenta (por su lejanía de las masas populares) que en Venezuela ya es muy difícil convencer con palabras y no con hechos palpables.

En esa nación ya no hay analfabetos que engañar con promesas de becas para sus hijos a cambios de votos, sino millares de personas estudiando incluso en edades adultas, hay una estructura política sólida, con el Partido Unido de la Revolución Socialista con más de cinco millones de afiliados y la coalición electoral Gran Polo Patriótico, economía sólida, avances sociales a diario, planes económicos nacionales fortalecidos e internacionales, miles de millones de dólares en reserva, liderazgo a nivel mundial en el petróleo.

Un gabinete sólido, leal, que aun sin la presencia física del Presidente, en tratamiento médico prolongado, mantiene una línea firme del desarrollo planificado, cumple planes, emprende otros, informa al pueblo, siguiendo la estrategia del líder presente-ausente.

Sin embargo, Capriles, quien no despega en las encuestas sin llegar siquiera a un 30 por ciento en las intenciones de voto, no ha podido en su campaña electoral dejar de comprometerse política e ideológicamente con quienes pagan por tratar de acomodarlo en Miraflores: la oligarquía interna de derecha, el Partido Popular y el Opus Dei de España, el Partido Acción Nacional, de México, según denunció el periodista José Vicente Rangel en la sección “Los confidenciales de su programa dominical.

Para Rangel, la aspiración de Capriles empieza a ser cuestionada en círculos políticos de la oposición y de Estados Unidos porque “no cuaja y la posibilidad de que repunte es limitada, es una candidatura que no levanta ni con levadura”.

WIKILEAKS DESNUDA A CAPRILES

Días antes de presentar su candidatura en los comicios primarios opositores, Wikileaks denunció al gobernador de Miranda (su carrera política ascendió como flecha gracias al respaldo financiero de sus parientes y las organizaciones derechistas- como colaborador de la embajada de Estados Unidos en Caracas. Y dio pruebas de ello.

El candidato del MUD, de 39 años, debe seguir a juntillas el programa de esa coalición —que los venezolanos llaman la Mesa de la Ultraderecha— dado a conocer en un comunicado en el hipotético caso de que ganaran el 7 de octubre.

Tales planes —según reprodujo el periódico Correo del Orinoco— contemplan el retorno a una economía abierta (o retorno a la privatización de las riquezas nacionales), negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), suspensión de la empresa Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en su rol de promotora de la inversión social.

PDVSA suspendería, según el comunicado del MUD, las transferencias actuales que hace al Fondo de Desarrollo Nacional (FONDEN), o lo que es igual tirarían por la borda una buena parte de las políticas públicas nacionales, tales como misiones —programas sociales—, la infraestructura poblacional (salud, educación, viviendas, energía eléctrica, entre otras).

La ultraderecha se propone, como plan, analizar todos los proyectos de inversión en curso y los futuros, entre ellas las empresas mixtas con naciones como Bolivia, Brasil y Paraguay, que ya se instalan en la Faja Petrolífera del Orinoco.

Pero hay más. La oligarquía representada por Capriles, reconocerá lo que catalogó de “compromisos laborales legalmente adquiridos por la empresa con los trabajadores que en el 2002 y el 2003 tomaron parte en los frustrados golpe de estado y paro petrolero” fomentados por la contrarrevolución y Estados Unidos.

Asimismo, los asesores del candidato arremetieron contra la Alianza Bolivariana para los pueblos de América, la que, dijeron, “eliminaría”, a lo cual de inmediato respondió el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello: “eso sólo es posible si la derecha vuelve a tomar el gobierno en Venezuela, pero mientras el Comandante Chávez sea presidente aquí, lo que digan los gringos nos resbala”.

La población venezolana, en especial la pobre y la clase media, esta última también beneficiada por las leyes y regulaciones bolivarianas, sabe que de apoderarse del gobierno un político como Capriles perderán lo alcanzado en el ámbito económico y social en los últimos 12 años.

Ni diez candidatos derechistas lograrán convencer a los 18 406 244 votantes inscriptos para los venideros comicios que se pronuncien por un cambio de sistema político. El pueblo de Venezuela conoce muy bien el significado del neoliberalismo y el despotismo, por lo cual será difícil que apuesten a un individuo que representa el retroceso a los peores momentos de un pasado aún cercano.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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