En la finca de Negrín, en el municipio de Colón, provincia de Matanzas, fue ubicado un brigadista que no llegaba a los 15 años.Era serio y formal. Existía en la zona una situación de peligro provocada por bandas de alzados, por lo que el Consejo Municipal de Educación dispone buscar al brigadista; lo que no fue necesario ya que él, a la mañana siguiente, se presentó ante el Consejo, diciendo:
" Vengo de la finca. Anoche los contrarrevolucionarios quemaron cuatro casas y la nave. Perdí mi ropa, los libros y el farol; me escapé por el fondo de la nave, porque si me cogen con el uniforme de brigadista me pelan.¨
Al preguntársele qué pensaba hacer, respondió con naturalidad:
"Yo he venido a buscar ropa, otro farol, y el material que me hace falta para terminar de alfabetizar a esos siete campesinos".
La anécdota del brigadista en la finca de Negrín es una entre tantas: cerca de 271 mil alfabetizadores participaron en esa campaña infinita, una obra colosal que llega hasta nuestros días.
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