Tributo eterno a un héroe de pueblo

“Mira prima: el rosal está lleno de botoncitos”, y me señala con su pequeño dedo índice hacia el jardín. “Dice abuela que estarán abiertas para el sábado. Podremos llevárselas todas a Camilo”, agregó con una sonrisa en el rostro.

Amalia tiene solo siete años, pero ya conoce al héroe de sombrero alón y sonrisa amplia en la fotografía a la entrada de su escuela. Sabe de sus hazañas de titán por toda Cuba, de su amistad con el Che, de su incondicionalidad a Fidel, contra quien no quería estar ni en la pelota.

Sabe que nació cerquita de su casa hace 85 años, que protagonizó uno de los combates más importantes que permitieron el triunfo de la Revolución, y que desapareció en el mar un 28 de octubre. “Por eso le llevamos flores hasta allá”, me explica con aires de maestra.

Este sábado será la primera vez que no verá la ceremonia por el televisor desde su casa. La vivirá con sus compañeritos de escuela, luciendo su uniforme de segundo grado y llevando las rosas del jardín de su abuela para el héroe. Este sábado su ofrenda se fundirá en el mar con las provenientes de los ríos de todo el país en recordación a su grandeza, a su ejemplo.

Ella lo sabe y desde ya cuenta los días para acudir al encuentro del héroe, para demostrarle su vigencia, para llevarle la expresión material de esos sentimientos que la unen —a ella y al pueblo cubano— con el recuerdo de quien fue y será uno de sus líderes más queridos.

EL PRIMER HOMENAJE

Como expresión del sentir popular, definió la revista Verde Olivo de octubre de 1960 el acto de acudir al mar a ofrendarle flores a Camilo, a pocos días de celebrarse el primer aniversario de su desaparición física. Así y como el símbolo del avance decidido de la Revolución.

En las páginas de este órgano oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que lo vieron crecer entre sus filas, tanto en la Sierra como en el llano, se lanzaba entonces la primera convocatoria al tributo devenido en tradición del pueblo cubano.

“Y no podía ser en mejor momento que aquel, cuando la población se recuperaba de la mentira esparcida por una planta enemiga sobre el retorno del héroe”, explica la capitana Sonia Regla Pérez Sosa, periodista del medio, en su artículo Sentimiento hecho flor, contenido en la revista especial dedicada al 85 aniversario del natalicio de Camilo.

Sin embargo, si bien esta fue la primera convocatoria masiva, no fue la primera vez que un mar de flores salió al encuentro del desaparecido avión Cessna 310 No. 53 en el que despegaron de Camagüey el Señor de la Vanguardia, el piloto Luciano Fariñas y el soldado Félix Rodríguez hace ya 58 octubres.

Según Pérez Sosa, el domingo 15 de noviembre de 1959, una patrulla juvenil de la ciudad de Cárdenas organizó un tributo, como el que convocaría la publicación de la institución militar casi un año después. Habían pasado entonces solo tres días desde que el entonces primer ministro Fidel Castro Ruz anunciara el fin de su incesante búsqueda por más de 50 000 millas cuadradas.

UNA IDEA HECHA FLOR

Refiere igualmente Verde Olivo que, a la distancia de aquellas iniciativas, se le atribuye a Celia Sánchez Manduley la preocupación por que la ceremonia realizada en Cárdenas se extendiera por todo el país, y quiso repetirla cada 28 de octubre.

Por su parte, el comandante Ernesto Che Guevara, fundador y cercano colaborador de la revista, fue el responsable de materializar el proyecto que tuvo sus antecedentes el 16 de noviembre de 1959, con la orla luctuosa colocada en la portada del medio, el primero de los siete días de luto oficial en tributo al héroe desaparecido.

Igualmente, en la contraportada del siguiente ejemplar, del 23 de noviembre, se mostró a unos pequeños arrojando una ofrenda en el litoral y se pudo leer la siguiente nota: “No le dicen adiós al héroe (…), echan flores al mar en recuerdo de Camilo Cienfuegos, pero saben que él está en el pueblo y en la obra de la Revolución”.