Salvo por el mal tiempo, en el círculo infantil Le Van Tam aquella tarde de jueves del 8 de mayo de 1980 había sido como cualquier otra: agotadora y llena de los ajetreos propios que requiere atender a más de 550 infantes. Sin embargo, lo que hasta entonces parecía un típico y ordinario día de trabajo, en tan solo unos minutos pasó a ser un verdadero infierno.
Fe Ulacia Crespo, una de las seños encargada del cuidado de los niños aquel día, recuerda: “Serían cerca de las cinco porque mis compañeras y yo nos estábamos preparando para darle la comida a los muchachos. De pronto, sentimos un estruendo y olor a algo que se quemaba. Cuando abrimos la puerta, vimos un humo gordo y ahí es que nos dicen que el círculo se había incendiado, aunque jamás pensamos que la cosa era tan grande’’.
El fuego comenzó en la sala de teatro de la primera planta, local que, según los técnicos del lugar, ni siquiera contaba con alguna instalación eléctrica. El rápido avance de las llamas bloqueó el acceso hacia la escalera y los elevadores, dejando a buena parte del personal sin posibilidad alguna de escapar. Pese a esto, a decir de la propia Ulacia Crespo, ''no había tiempo para entrar en pánico, nosotras no nos pusimos nerviosas, pasara lo que pasara teníamos que estar calmadas porque nuestra prioridad eran los niños que teníamos a nuestro cuidado”.
Fe Ulacia Crespo vivió en carne propia la prepotencia del terrorismo (Foto: Roberto Garaicoa/ Cubahora).
A las fuerzas policiales, los carros-bomba y las autoridades del territorio marianense, de manera espontánea se sumaron cientos de personas con las escaleras y los recursos que tenían a mano, para dirigirse hacia las zonas más críticas del edificio y así poner a salvo a los menores que permanecían en los pisos más altos.
Uno de los rescatistas de aquella jornada fue Etián Nodarse Chirino, por aquel entonces un estudiante de apenas 14 años, quien como muchos otros de sus compañeros de clase no dudó en ayudar.
Al ser cuestionado por la prensa, luego de sofocado el incendio, narraba los acontecimientos así: “Subí al primer piso y me puse rápidamente junto a los bomberos y otros compañeros a sacar a los niños hacia un patio porque ya empezaban a sentir el humo que entraba por la puertas. Comenzamos a bajar lo más rápido que pudimos a los bebés de meses amarrados con sogas y sábanas. Uno a uno y con cuidado los fuimos sacando para que los llevaran fuera del edificio”.
Periódico de la época
Todavía hoy muchos de los protagonistas de aquel acontecimiento no son capaces de explicar cómo lograron evacuar a todos sin lamentar la pérdida de vidas. “Si te dicen otra cosa es mentira, había que ver aquello. Hasta por las ventanas los sacaban, ahí todo el mundo aportó”, rememora Rosa Calzada Padrón, quien desde aquella época ya vivía cerca del círculo y tuvo la oportunidad de ver cómo la presencia e indicaciones de un hombre contribuyó a enderezar la situación. “Yo no sé quién le avisó ni cómo apareció, pero, de pronto, entre la multitud estaba Fidel, y como Fidel no hay dos. Donde él llegaba se aplacaba la cosa. Para mí que eso también ayudó”.
Cientos de trabajadores y estudiantes acudieron voluntariamente al rescate de las personas atrapadas en el incendio (Foto:Carlos Pereira/ Trabajadores).
Aunque nunca se logró identificar al culpable de tan macabra acción, las pruebas analizadas por los peritos del Ministerio del Interior dejaron claras dos cosas. Primero, el incendio no había sido un hecho fortuito sino un acto premeditado y con toda la intención del mundo de hacer daño. Y, segundo, era una nueva provocación de la CIA hacia el pueblo cubano.
El edificio Le Van Tam se encuentra en el municipio habanero de Marianao (Foto:Roberto Garaicoa/Cubahora)
Hoy, desde la distancia de los años, uno se pregunta qué ventajas políticas o ideológicas podría haber traído para Estados Unidos la muerte de algún trabajador o infante. Bien cerca del Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, esta como tantas otras es una clara muestra de lo que el terrorismo, en nombre de la arrogancia y la prepotencia, puede llegar a hacer.
martha señan
9/5/23 2:05
43 años de aquel tortuoso dia, lo recuerdo como si fuera hoy. muchos niños y mi hijo estaba al igual que mis sobrinos. Mi eterno agradecimiento a Los Bomberos y estudiantes de la Secundaria Aguilera Maceira, fueron Héroes!!!
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