No son pocos los estudiantes y también los profesionales que más de una vez hemos conversado sobre el hecho de que en las aulas cubanas se impartan contenidos repetitivos y otros se queden sin conocer. Sucede, a nuestro juicio, casi siempre con la Historia de Cuba, pues desde la primaria hasta los demás niveles superiores de enseñanza se reciben los temas históricos de la misma manera.
Recuerdo como en la Asamblea Nacional del Poder Popular en su VIII Legislatura, celebrada en julio último, Marta Valdés, profesora auxiliar de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, explicaba que impone una verdadera transformación en los contenidos, en la metodología, en la propia manera de enseñar la Historia, pues, por ejemplo, de la Protesta de Baraguá no puede hablársele igual a un escolar de primaria que a un futuro bachiller.
Como aseguran varios especialistas, actualmente estamos “cosechando” los años en que la enseñanza de la Historia no se priorizó y hay generaciones intermedias con un gran déficit de conocimientos en este sentido. Intentar resolver estas urgencias es uno de los propósitos del tercer perfeccionamiento del sistema nacional de Educación, que se aplica desde este septiembre en varias escuelas del país, el cual hace énfasis en la enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba.
Debe ser así, pues el conocimiento de la historia está relacionado con el futuro de la nación y ayuda a entender la realidad que vivimos. Ese es uno de los temas que nunca sale del debate popular, más cuando está ligado a las esencias de un país, a su gente, a lo que fuimos, somos y debemos ser; es “base y sostén para la elevación de sus valores morales y culturales, para el desarrollo de su ideología y su conciencia; es instrumento y vehículo de la Revolución”, como aseguró Fidel.
¿Qué Historia vamos a enseñar y cómo vamos a enseñarla en las aulas cubanas?, preguntaba la profesora universitaria, quien forma parte del equipo de trabajo de Planes y Programa de Historia en el perfeccionamiento educacional. Y agregaba que la enseñanza de la Historia debe llegar a los diferentes niveles educativos con un lenguaje propio y que las clases no pueden ser encartonadas.
Por suerte, algunos de los contenidos de los programas que se aplican en Historia se rejuvenecen a partir de las dificultades mencionadas. Ahora la enseñanza de esta materia tiene un enfoque integra, en la que se ve el hombre en sus relaciones con la sociedad, (económico, político, social y cultural), con una organización lógica del contenido desde las etapas históricas por las que transitan las diferentes formaciones económicas sociales, es decir, génesis, desarrollo, crisis y fin.
Así se explicó en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Igualmente se destacó que existirá la prevalencia de un enfoque tercermundista expresado en: el incremento de los sistemas de objetivos y contenidos referentes al estudio del área latinoamericana y afroasiática, centrado en la lucha contra el imperialismo y la historia de la emancipación. Además se incorporan los sistemas de conocimientos históricos referidos a la actualidad más cercana (última década del siglo XX y primera del XXI).
En octavo grado se cambia la concepción para el estudio de las épocas históricas: Moderna y Contemporánea, que se integran en un solo programa en el que se sigue la lógica del contenido histórico y favorece su sistematización. Igualmente en todos los grados se busca una enseñanza más participativa de nuestro pasado, presente y futuro; para ello se reforzará la preparación de los maestros en los contenidos a impartir.
Las nuevas concepciones comprenden el pensamiento de José Martí, de Fidel, del Che y de otros importantes pensadores latinoamericanos y universales que aportan a la formación humanista de las nuevas generaciones. Ello, al decir de Miriam Egea Álvarez, jefa del Departamento de Marxismo Leninismo e Historia del Ministerio de Educación, permite conformar un pensamiento crítico, reflexivo, comprometido, que motive a las nuevas generaciones a amar a su país.
“El perfeccionamiento plantea un trabajo flexible y específico que se ajusta al contexto, lo que significa tener sentido del momento histórico, y en correspondencia acercarse más a la realidad y participar en su transformación”.
Al definir la historia como un tema de sobrevivencia de la nación cubana, René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba, explicó que en las maneras de enseñarla “hay que gastar recursos”, pues como él mismo ilustró, por ejemplo, “en La Demajagua, lugar histórico por excelencia, donde van turistas nacionales y extranjeros, no existe ni un llavero ni una bandera, para llevar como recuerdo y como promoción”.
Como dijo el joven doctor en Ciencias Históricas Elíer Ramírez Cañedo, en una entrevista a Cubahora, la clave en este camino “es la profesionalidad y preparación del maestro, por encima de cualquier otra cosa. Pero siempre habrá mucho terreno por recorrer para lograr que la historia cale profundamente en el corazón y el cerebro de los estudiantes. Debe existir una mayor sincronización entre el nivel que alcanzan nuestras investigaciones y la introducción de esos resultados en los libros de textos de Historia.
“En ocasiones tardan en reflejarse en las aulas los contenidos de las investigaciones históricas que se publican año tras año. Creo que también debe haber mucha iniciativa para hacer más atractiva la Historia a los jóvenes, como visitas a museos y lugares históricos y, en la medida de las posibilidades, el uso de materiales audiovisuales y de las nuevas tecnologías. Dar la posibilidad también a los muchachos de polemizar y debatir determinados temas. Aprovechar mejor la historia de la localidad. Claro, todas las estrategias deben estar siempre en correspondencia con el nivel de enseñanza”.
Ismael
5/10/17 16:49
Es en mi opiniòn un buen artìculo, pero un anàlisis a fondo del asunto requiere de otros ingredientes: • La cantidad de matriculados en la Licenciatura en Marxismo-Leninismo e Historia de perfil pedagògico no cubre las demandas, como consecuencia, una parte considerable de los que imparten estos contenidos no son graduados de estas especialidades. • Los estudiantes reclaman la necesidad de vincular la teoría que se recibe con la práctica cotidiana que favorezca la adecuada interpretación de los fenómenos económicos, políticos y sociales que se manifiestan. • Existen dificultades con el soporte tecnológico en los departamentos y con los medios de cómputo en poder de los profesores, lo que limita la auto preparación, el uso de bibliografía en formato digital, el acceso a Internet e Intranet. • En la enseñanza media y media superior es necesario editar y actualizar los mapas de la Historia de Cuba y continuar trabajando por una mejor utilización del repositorio de materiales en soporte digital (documentales, películas, series, etc.) para que sirvan como complemento a las clases. . Las clases de estas disciplinas deben convertirse en el lugar de discusión franca de las principales inquietudes políticas, sociales, económicas, entre otras, de los estudiantes. Los fenòmenos asociados a la enajenaciòn social no solo nos afecta a nosotros, son una tendencia mundial que impone el poder hegemònico para atontar a las grandes masas, los jòvenes son el blanco predilecto , corresponde a los hombres de bien luchar ante esta adversidad con inteligencia, elevada cultura y creatividad. En esta disputa el acomodamiento, el estancamiento , la conformidad y la autocomplacencia pueden pasarnos factura, las autoridades que conducen estos procesos deben ser màs exigentes, màs finas en sus evaluaciones, con los sistema evaluativos actuales un estudiante puede alcanzar el màximo de puntuaciòn en los exàmenes de Historia que le aplican y no poseer un àtomo de patriotismo, penetrar en el corazòn de cada joven es el gran reto, es difìcil lograrlo con una enseñanza reduccionista, memorìstica, repetitiva y esquemàtica, vayamos a Luz y Caballero a Varela, Martì y Fidel, cada cual en su tiempo vulnerò la escolàstica dominante, iluminando el espinoso camino de la riqueza intangible en las sociedades humanas.
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