En fecha reciente, cuando se conmemoraban los 70 años de la toma de Berlín por el Ejército Soviético y la derrota del nazifascismo, varias cadenas televisivas calificaron el hecho como el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Cierta publicación, en plan de enmendador, afirmó en forma festinada que el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki había sido el verdadero fin de la guerra al lograr la rendición del Japón militarista.
En muchas enciclopedias impresas y virtuales se reitera con frecuencia esa aseveración. El mayor Johan Elg en su ensayo “Soviet Operational Art. Narratives on Manchuria 1945”, asegura que los soviéticos no derrotaron a los japoneses en el campo de batalla sino que estos se rindieron.
Otro comunicador, Bun Wong, se hace eco de esa hipótesis en el artículo “Soviets did not beat the Japanese Imperial Army: Northeast nothing to do with the Soviet liberation” publicado en junio último en el portal Military.
Tales aseveraciones surgieron en realidad durante la década de 1950, en pleno auge de la llamada “guerra fría” y de la histeria antisoviética imperante en Europa occidental y los Estados Unidos. Pero insistir en ellas cuando ya ni existe la URSS se nos antoja malsano desde un punto de vista académico.
Ya en 1983 el relevante tratadista militar David Giant en su ensayo “August storm: The soviet 1945 strategic offensive in Manchuria”, había subrayado la importancia de la invasión soviética al nordeste chino (Dongbei para sus naturales) en la definitiva derrota del Japón imperial militarista.
Más reciente, el niponorteamericano Tsuyoshi Hasegawa, autor del libro Racing the Enemy, expresa en su obra: “El ingreso de los soviéticos en la guerra empujó a los japoneses a rendirse mucho más que las bombas atómicas”.
Según Hasegawa, los japoneses pensaban que podrían resistir una invasión aliada si conservaban el control de Manchuria y Corea, que les aportaban recursos para la guerra, opinión que comparte Terry Charman, historiador del Museo Imperial de la Guerra de Londres.
Ambos académicos se basan en que tanto las siderúrgicas y fábricas de armas de esas entonces colonias niponas, como los arsenales de Shenyang e Incheon (Sudcorea), funcionaban a plena capacidad pues los raids de los B-29 yanquis apenas pudieron dañarlos.
Solo Manchuria le aportaba al imperio japonés 25 millones de toneladas de hulla, más de un millón de TM de acero y unos 10 millones de TM de sorgo, soja, maíz, trigo y arroz. En esa región china y en Corea se fabricaban fusiles, ametralladoras ligeras y pesadas, piezas de artillería, aviones de combate y vehículos.
NO ACEPTARON LA RENDICIÓN
El Ejército Imperial Japonés (EIJ) peleó fieramente a pesar de su inferioridad con respecto al Ejército Rojo, tanto tecnológica como cuantitativa (la URSS movilizó 1.5 millones de efectivos con más de 3 500 tanques e igual número de aviones, contra 1.2 millones de las fuerzas niponas, con l 800 aviones y 1 152 tanques).
En la franja costera de Hamgyong del Norte (Norcorea), por ejemplo, el Ejército Rojo necesitó ocho días (del 9 de agosto de 1945, inicio de las hostilidades, al 16) para recorrer los 100 kilómetros que separan a la frontera del importante centro industrial y base naval de Chongjin, que pudo ser tomado tras cruento combate.
Aunque el 15 de agosto el emperador en una alocución radial ordenó al ejército deponer las armas, por la baja calidad de la trasmisión y el lenguaje rebuscado del monarca no se entendió muy bien el mensaje.
Al menos la alta oficialidad del Kantogun (agrupación de ejércitos en Manchuria y Corea) no quiso entenderlo. Ese mismo día la guarnición nipona de Mudanjiang (Manchuria oriental) desoyó las propuestas de rendición y resistió durante dos días.
En el oeste, tras neutralizar una fiera oposición, los soviéticos lograron tomar Chifeng (agosto 17) y Kalgan (18). En el norte, tras diez días de asedio, que incluyó intensos cañoneos de artillería pesada y bombardeos aéreos, las regiones fortificadas de Heiho y Sunwu se rindieron entre el 19 y 20 de agosto.
Con la caída de estas dos plazas quedó abierto el camino hacia la llanura central manchuriana. Tras neutralizar la resistencia de varias divisiones de infantería y de caballería enemigas, el Ejército Rojo logró ocupar las ciudades de Qiqihar, Changchun y Shenyang.
Aunque el 22 de agosto el Kantogun se rindió incondicionalmente, ello no implicó el cese total de las hostilidades. La guarnición nipona de la región fortificada de Donging estuvo peleando hasta el 25 de agosto; la de Xalai (suroeste de Qiqihar), hasta el 30.
En las Islas Kuriles el grueso de las tropas niponas depuso las armas el 23 de agosto. Las guarniciones de las islas Kunashiri y Shikotan no lo hicieron hasta el 1.º de septiembre. Solamente en las Kuriles los soviéticos ocuparon más de 20 mil rifles, 1 900 ametralladoras, 600 cañones y morteros y más de 200 vehículos.
La operación Tormenta de Agosto del Ejército Soviético fue la que en definitiva logró la rendición de Japón. No por casualidad en la conferencia de Yalta (febrero de 1945), el presidente Franklin D. Roosevelt, de los EE.UU., y el premier británico Churchill le pidieron a Stalin la intervención de la URSS en Manchuria.
A los militaristas japoneses les importó poco el costo humano de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, pero sin los recursos energéticos de Manchuria, sin las fábricas de armas y la producción de alimentos de esa región china y Corea, al Japón imperial le era imposible continuar la contienda.
jon
26/11/20 23:21
Surrealista, si nadie discute el papel fundamental del Ejercito Rojo en la derrota de la Alemania nazi, ellos derrotaron a los alemanes, su contribucion a la derrota del Japon, una campaña brillante la de Manchuria, es una anecdota dentro de un Japon derrotado que habia perdido acceso a lo que realmente querian y necesitaban, el petroleo de las Indias Orientales Holandesas, sobre todo los yacimientos de Balikpapan en Borneo.Japon estaba derrotado y la intervencion de la Urss fue la puntilla final..pero de ninguna manera la razon principal y ni siquiera los historiadores sovieticos lo discuten. Y mi nombre NO es anglosajon ( soy vasco) ni soy proyankee...para nada...pero al Cesar lo que es del Cesar
Lorenzo el lector
2/9/15 16:24
Señora rachel no es ninguna falta de verguenza histórica decir que los sovieticos fueron los que decidieron la guerra en el pacifico, y le recuerdo que el ejercito americano entró en la contienda, ya cuando Alemania estaba prácticamente diezmada. Ellos los americnos fueron inteligentes abriendo el llamado 2do frente, justamente por Normandía, es cierto que aportarón su granito de arena, pero por favor no lo exalte tanto que ellos no fueron los héroes de la segunda guerra mundial. Si usted compara la cifra de muertos con el resto de los paises que participaron en esta guerra, veraz que, los muertos norteamericanos son minimos.
rachel
26/8/15 13:02
peroque falta de verguenza historica decir que los rusos fueron los que decidieron la guerra en el pacifico ... !!! cuando el mundo sabe que eso se lo echaron arriba los americanos, isla a isla, hombre a hombre ....
Carlos
20/8/15 9:54
Siempre me a gustado la Historia y mas aun la de la 1y la 2 Guerra Mundial porque asi conoci como dieron la vida hombres por un bienestar mayor y no aguantar el yugo nazifacista,con ansias de expancion y de su llamada pureza.Ahora entiendo que la II guerra mundial no termino en la toma de Berlin por el ejercito rojo,sino que tambien sigueron la lucha contra los japoneses por sus ideales de libertad.
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