Cada Revolución tiene sus líderes y sus símbolos. La nuestra, en la última etapa de lucha y hasta la actualidad, tiene el sello indeleble de Fidel Castro y una consigna que cuando se escucha hace vibrar la fibra de cada uno de los cubanos amantes de la libertad.
Esa consigna es la de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!, convertida desde hace seis décadas en himno de combate y símbolo de rebeldía irredenta y de fe en la victoria.
Su genio creador fue el Comandante en Jefe. Nació en dos momentos de nuestra historia; ambos en 1960. La primera parte de la consigna: el ¡Patria o Muerte! surgió el 5 de marzo durante el entierro de las víctimas del sabotaje al vapor francés La Coubre.
Esa tarde, en la esquina de 23 y 12, afirmó Fidel: “Y no solo sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería ¡Patria o Muerte!”.
Tres meses después, el 7 de junio, durante el Congreso de la Federación Nacional de Trabajadores de Barberías y Peluquerías, Fidel la completaría con el inconfundible ¡Venceremos! con que de entonces a acá el líder revolucionario finalizaría cada uno de sus vibrantes discursos:
“¡Esta trinchera se mantendrá firme e invencible! Porque los que estamos en ella, los que tenemos el privilegio de estar en esa trinchera, no la perderemos; los que tenemos el privilegio de jugar este rol que Cuba está jugando en la historia de este continente sabremos estar a la altura de las circunstancias, con la seguridad de que venceremos, vencerá nuestro pueblo. ¡Cueste lo que cueste, vencerá nuestro pueblo! Porque sus hijos están decididos a defenderlo, porque sus hijos tienen el valor, el patriotismo y la unión que en una hora como esta se necesita, porque sus hijos han dicho: ¡Patria o Muerte! Y han dicho ¡Patria o Muerte!, porque esa es la consigna de cada cubano. Para cada uno de nosotros, individualmente, la consigna es: ¡Patria o Muerte!, pero para el pueblo, que a la larga saldrá victorioso, la consigna es: ¡Venceremos!”.
¡Venceremos! ¡Venceremos! ha sido la convicción de 60 años de lucha. Con ella fuimos a Girón, en abril de 1961; bajo su advocación se hizo la inolvidable Campaña de la Alfabetización; y con ese convencimiento enfrentamos la Crisis de Octubre de 1962 y derrotamos al bandidismo en el Escambray y en otros lugares de nuestra geografía insular.
Sabedores de que somos un pueblo de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! nos convertimos en soldados, médicos y maestros internacionalistas para ayudar en otras latitudes.
También con ese convencimiento pudimos sobreponernos al duro Período Especial que nos impuso las circunstancias internacionales y el recrudecimiento de la hostilidad y el bloqueo del imperialismo norteamericano.
Convencidos del ¡Venceremos! estuvieron los Cinco durante décadas en cárceles de Estados Unidos, sin doblegarse, hasta poder regresar victoriosos a la Patria.
Siendo cubanos de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! hemos sabido darle continuidad a la Revolución y depositarla en las manos firmes del renuevo generacional, legítimo heredero y continuador de la generación histórica que con Fidel y Raúl al frente le dieron vida a la consigna heroica.
Hoy, sigue siendo la misma disyuntiva del David contra el Goliat. Si queremos libertad, independencia, soberanía, autodeterminación, socialismo, debemos estar dispuestos, como lo estamos, a pagar ese alto precio. Debemos seguir siendo ese pueblo de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!.
Esa ha sido, y será, nuestra disyuntiva histórica. No existe otra.
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