La indeleble imagen de Camilo Cienfuegos volverá a estar presente entre los camagüeyanos el primer día de mayo, cuando rememoren la presencia del Comandante del Ejército Rebelde en la masiva concentración popular por el Día Internacional de los Trabajadores a pocos meses del triunfo de la Revolución.
En aquella primera conmemoración como pueblo libre y soberano hace sesenta años, Camilo fue el orador principal ante más de cincuenta mil camagüeyanos que habían marchado desde la Avenida de los Mártires hasta el entorno de frondosos árboles del Casino Campestre, el mayor parque urbano de la Isla.
El joven rebelde que se convirtió en leyenda explicó a los hombres y mujeres de todas las edades las razones para enfrentar las nacientes agresiones contrarrevolucionarias, la entrega de armas para defender las conquistas y los retos en el proceso revolucionario para beneficiar a las grandes mayorías de la población, en la ciudad y el campo. En sus palabras sencillas defendió rotundamente la importancia de la unidad del pueblo cubano libre de injusticias.
“Esta unidad que hemos visto aquí hoy y que la estamos viendo a diario en toda nuestra Patria, hay que mantenerla a toda costa. Todos los obreros, todos los trabajadores, todas las distintas partes del pueblo, deben unirse cada día más. Es la unidad del triunfo. En la unidad está la verdadera consolidación de la revolución y de la libertad que hoy disfrutamos”.
Los días difíciles de la marcha —bajo el constante hostigamiento de la soldadesca del tirano Batista, en la extensa provincia de Camagüey, de las columnas rebeldes que se dirigían al occidente del país, al mando de los comandantes Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos— fueron recordados en el primer día de mayo del año 1959.
Puntualizó la labor del camagüeyano Alfredo Álvarez Mola en la jefatura de su columna guerrillera. Camilo dijo que todos debían sentirse “…orgullosos de ese gran hombre, de ese gran patriota, de ese gran cubano que fue Alfredito. Gracias a él la columna logró llegar hasta el río San Pedro”.
Las maniobras difamadoras en torno a los acontecimientos del cruce de la invasión por el sur de la provincia chocaron con un muro de francos argumentos expuestos por el héroe rebelde. El coronel de la reserva de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, René Vallina Mendoza, ha puntualizado que la voz del enemigo afirmaba que los camagüeyanos no quisieron apoyarlo. En aquella fecha especial de los trabajadores Camilo expresó: “En nuestra Columna hubo muchos camagüeyanos que hoy siguen prestando grandes servicios al Ejército, grandes servicios a la Revolución. (...) Yo, para esta provincia de Camagüey, y para todos los camagüeyanos (...) solo guardo consideración, cariño y respeto”.
Sesenta años después, en el corazón de los camagüeyanos, por la memoria viva o la referencia histórica, estará presente “el más brillante de los guerrilleros”, según la descripción de su hermano de lucha Che Guevara.
La enseñanza fue aprendida: “…cada año debe ser mayor la cantidad de trabajadores que acudan a desfilar, cada año debe ser mayor la unión entre el pueblo y el Ejército, mayor la unión entre el Ejército y los trabajadores, porque por eso se luchó y por eso murieron tantos hombres que hoy serían de gran utilidad a la Patria”.
Aquel fue un suceso, apenas a cuatro meses del triunfo revolucionario, definido por Camilo como “grande, inolvidable, libre y democrático Primero de Mayo del Año de la Libertad, para venir a esta gloriosa y heroica ciudad de Camagüey”.
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