“Después de la función, los millares de espectadores reunidos corrieron hasta los bordes del improvisado escenario, y entre lágrimas y aplausos ratificaron a la artista la profunda admiración por la obra realizada. Alicia se reunió con las bailarinas y de su ramo fue sacando una rosa roja para cada una y les dijo: No estén tristes, porque este es el comienzo de un brillante futuro”.
Son palabras de Miguel Cabrera García, historiador del Ballet Nacional de Cuba (BNC), recordando aquella función de desagravio en homenaje a Alicia Alonso, organizada por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), ante la decisión del Gobierno batistiano de suspender la pequeña subvención que recibía la compañía. Era 15 de septiembre de 1956, y esa cita en el hoy Estadio Universitario Juan Abrantes de la Universidad de La Habana se convertía en acto lleno de amor y valentía.
Sería la organización estudiantil una de las instituciones, además de personalidades y entidades del país, que se unieron al importante movimiento de protesta a nivel nacional que incluyó una gira de la compañía por provincias, en cuyas funciones se habló al público de las manifestaciones de la dictadura y sus sucios métodos para oficializar su aparato propagandístico en prestigiosas entidades culturales que recibían desde varios años determinada subvención económica del Estado.
Cuentan que ese día, unas 25 000 personas colmaron el estadio. Actores, solistas y agrupaciones musicales y danzarias, incluidos los espectáculos de los famosos cabarets Tropicana y Sans Souci, subieron a escena durante la trascendental función. De la clandestinidad emergió Fructuoso Rodríguez, vicepresidente de la FEU, para patentizar el respaldo estudiantil a la compañía. Fernando Alonso, Josefina Méndez, Mirta Plá, Carlota Pereyra, Loipa Araújo y el cuerpo de baile, interpretaron Las sílfides.
La Prima Ballerina Assoluta interpretó La muerte del cisne, un símbolo cuando se piensa en los motivos que originaron el desagravio. Y fue una “función de mucho nervio”, como ella misma expresara en una entrevista que concedió años atrás a la revista Alma Máter. “Me parece estar viendo el estadio repleto, la gente llegando, los estudiantes fajándose contra la porra, que ya estaba allí tratando de meterse. ¡Qué valientes fueron esos muchachos! ¡Qué valientes fueron!”.
Ese 15 de septiembre sería también la última vez en que la reconocida artista y su compañía bailarían en un teatro en Cuba hasta el triunfo revolucionario. Desde entonces la fecha ha pasado a ser un hito en la gigantesca labor de Alicia Alonso, Fernando Alonso y sus más cercanos colaboradores, por fundar un movimiento profesional de ballet digno de las mejores tradiciones culturales de nuestro país.
Nació ese día un “matrimonio feliz, el más largo del mundo, construido durante todos estos años”, como lo ha llamado la Prima Ballerina Assoluta. Y es que “sin el respaldo de la nueva generación, en esos años difíciles de la tiranía de Batista, probablemente actualmente el BNC no existiría, pues ellos me ayudaron y comprendieron lo que era bailar ballet en el país”, como también dijera Alicia.
Pero, sin dudas, el nacimiento de esa necesaria unión, que con el paso del tiempo quedó inmortalizada, no solo emergió con los sucesos de aquel día, sino mucho antes existían las relaciones fraternales, de cuando la compañía llegaba a la Universidad de La Habana como muestra de la más genuina expresión de la cultura para los estudiantes universitarios.
Y es que como expresa Jenniffer Bello Martínez, presidenta de la FEU, la relación entre la compañía y la organización estudiantil tiene sus bases en valores culturales y patrióticos, es la defensa de la soberanía, de la nacionalidad e identidad que nos define como nación. “El acto de desagravio de hace 60 años fue una ofrenda de amor y valentía e hizo que esa relación de complicidad perdurara hasta nuestros días.
”Luego del triunfo revolucionario fueron innumerables las presentaciones del Ballet en la Universidad de La Habana, así como los reconocimientos y homenajes de nuestra Federación a la compañía y a su directora. Juntos hemos celebrado nuestros cumpleaños y seguimos estrechando los vínculos para seguir defendiendo el ballet, que es defender la cultura.
”Ahí están también las presentaciones del Ballet en diversas universidades, con la clase didáctica Un encuentro con la danza, la técnica, la expresión y los estilos, que imparte un historiador con bailarines de la compañía, los homenajes al acto de desagravio cada año y la participación del Ballet en el Festival Nacional de Artistas Aficionados, realizado en Santiago de Cuba. Sin duda este será un matrimonio eterno, fundido en un abrazo eterno, lleno de fuerza y juventud en la preservación de la cultura y la defensa de la Patria”.
Así que esta noche de jueves, en una gala en la Plaza Ignacio Agramonte de la Universidad de La Habana, volverán a renovarse los lazos de amistad de esa unión feliz. Quienes lleguen hasta el emblemático sitio disfrutarán de un programa que incluye los clásicos Las sílfides y Don Quijote, y una pieza más contemporánea: Percusión para seis hombres. Será otra cita de recuento y reafirmación.
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