El 29 de octubre de 1945, por vez primera en la historia del movimiento juvenil mundial, muchachas y muchachos de 63 países con diferentes regímenes sociales y políticos se encontraron en Londres, la capital de Inglaterra. Fueron a inaugurar solemnemente la Conferencia Mundial de la Juventud, en representación de más de 30 millones de jóvenes de diversas organizaciones y tendencias, pero unidos en su resuelta disposición de combatir por la paz y el derecho a una vida mejor, en contra de los designios agresivos de las fuerzas reaccionarias causantes de las guerras.
La agenda de ese trascendental encuentro comprendió tres puntos: la lucha por la libertad y un mundo mejor, las necesidades de la juventud en la posguerra y la colaboración internacional entre los jóvenes del mundo. Delegados de distintos países, entre ellos la antigua URSS, Canadá, Polonia, Dinamarca, Grecia y México, se pronunciaron a favor de crear una combativa organización internacional de juventudes democráticas, con el fin de unir a los jóvenes de todos los continentes y movilizarlos a luchar por la paz, el progreso social y los derechos de la juventud.
En las sesiones de trabajo del 7 de noviembre se aprobó el proyecto de estatutos de la naciente agrupación y tres días después, en la clausura del evento, se firmaba el acta constitucional: “Nosotros, la juventud del mundo, reunidos en la Conferencia Mundial de la Juventud, convocada por el Consejo Mundial de la Juventud, celebrada en Londres en noviembre de 1945, después de la guerra victoriosa llevada a cabo por las naciones unidas en contra de la agresión fascista, constituimos los presentes: La Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD), hoy 10 de noviembre de 1945”.
Los delegados juraban solemnemente “...guardar la unidad lograda en noviembre de 1945, guardarla no solo hoy día, no sólo esta semana, no solo este sino siempre. Hasta tanto hayamos constituido el mundo que soñamos y por el cual luchamos (...). Nos hemos reunido para proclamar la unidad de toda la juventud para honrar la memoria de los compañeros caídos y jurar que las manos ágiles, la mente ingeniosa y el entusiasmo juvenil no será malgastado jamás en otra guerra”.
Fue entonces en ese enardecido ambiente, llenos de fe en el futuro y plena confianza en el porvenir, que nacieron también los festivales mundiales de la juventud y los estudiantes, con la intención de promover la unidad y la paz entre los pueblos. Así en Praga, la capital de la entonces República Socialista de Checoslovaquia, se celebró la primera de esas citas, también la más extensa de la historia de este importante movimiento.
Durante casi cuatro semanas se desarrolló un programa muy amplio, donde no faltaron debates, reuniones, conferencias, conciertos, proyecciones de películas, encuentros deportivos, bailes y fogatas, así como un espectacular desfile por las calles de la ciudad. Miles de delegados trabajaron voluntariamente en muchas obras apadrinadas por la juventud, y en los últimos tres días —dedicados a la juventud checoslovaca—, rompieron con su alegría y amplias manifestaciones de fraternidad la “cortina de hierro” creada por la enfebrecida mente del imperialismo norteamericano, que pretendía dividir las fuerzas progresistas del mundo e intensificar la guerra fría contra el recién creado bloque socialista.
UNA FEDERACIÓN VIVA Y CON CUBA
La unidad que naciera en aquel histórico otoño de 1945 y que encierra los mejores sentimientos de la humanidad sobre la tierra se ha multiplicado en aras de la paz, la amistad y la lucha de los pueblos por un mundo mejor. Ni cuando se desarticuló la URSS y el llamado Bloque del Este, entre 1989 y 1992, la FMJD —que entró en crisis— arrió la bandera por la cual fue fundada en nombre de millones de jóvenes del mundo.
En ese entonces aparecieron discusiones y conflictos internos sobre el carácter de la organización a causa del vacío de poder creado por la desaparición de su miembro más importante, el Komsomol soviético. Algunos pugnaron por una estructura más apolítica, mientras que otros se mostraban a favor de una organización abiertamente de izquierda. La FMJD pudo, sin embargo, sobrevivir a la crisis y es hoy en día una organización muy activa.
Siete décadas después de su surgimiento, la FMJD —cuya sede mundial está ubicada en Budapest, la capital de Hungría—, sigue siendo la organización internacional más amplia y representativa de la juventud progresista, democrática y revolucionaria del mundo, que se fortalece y no abandona su tarea fundamental: la ampliación y el fortalecimiento de un vasto frente antiimperialista de la juventud y la unidad de acción de las organizaciones juveniles.
En ese propósito no ha estado sola. Decenas de países han apoyado su espíritu de lucha y la nación cubana se cuenta entre ellos. Así lo ratificaron el pasado año varios líderes juveniles durante su participación en la XIX Asamblea General de la FMJD, que tuvo por sede La Habana. Tal es así que en la fundación de la FMJD estuvo una delegación de cinco cubanos compuesta por el presidente de la FEU de aquella época, dos representantes del Partido Socialista Popular y dos del Partido Auténtico. Desde entonces en nuestro país se han desarrollado dos de sus festivales mundiales, encuentros regionales y hasta varias de sus asambleas generales, como ocurrió el pasado año.
Desde hace más de una década Cuba ocupa la secretaría general de la FMJD y desde ahí a contribuido y apoyado sus propósitos. Así se ha tejido una página imborrable de historia, en la cual la federación ha apoyado las causas de los jóvenes y el pueblo cubano, como lo hizo en el año 1953, cuando luego del asalto al cuartel Moncada, realizó una gran campaña internacional denunciando los crímenes a los moncadista y exigiendo la libertad de los que quedaron vivos, al frente de la cual estuvo Jorge Risquet, fallecido recientemente.
Cuando nace la Revolución, Cuba se insertó con una fuerza mayúscula en la Federación y desde entonces comenzaron a llegar a nuestro país las brigadas internacionales y se fundó el campamento Julio Antonio Mella. Hacia el año 1962 nuestra Federación Estudiantil Universitaria cedió su membrecía en la FMJD a la Unión de Jóvenes Comunistas, como representante en esta organización mundial.
Si alguien ha respaldado este movimiento ha sido nuestro Fidel. De hecho, en 1972 visitó la sede central de la FMJD, en Bucarest. Y en 1978 fue el principal entusiasta del XXI Festival, que salió ese año por primera vez de Europa. Esas virtudes fueron reconocidas por las juventudes de izquierda del planeta en el 90 cumpleaños de nuestro líder histórico, por ser un hombre amante de la paz, la solidaridad y la transformación social de los pueblos.
Vale apuntar que después de la caída del muro de Berlín, cuando no pocos pronosticaron que también se desplomarían los movimientos progresistas del mundo, Cuba se mantuvo con la llama encendida y no dejó que se apagaran los festivales. Después de ese primer momento, que podemos llamar de euforia de la derecha mundial y desconcierto de los movimientos progresistas y revolucionarios, despertó la conciencia de la realidad oscura a que el capitalismo pretende conducir a la humanidad.
Ante esas realidades, Cuba nunca dejó solos a los jóvenes, para que comprendieran que la apuesta tiene que seguir siendo por un mundo mejor, más equitativo, racional y justo, que no podrá construirse sobre las bases enfermas del consumismo, la xenofobia y las guerras.
Por ello, la organización se fortalece cada día y sus festivales siguen consolidándose como una fiesta de pensamiento y solidaridad de los jóvenes y para los jóvenes del mundo. Nada ha podido alterar esta constante que, además, se ha visto siempre apoyada y gratamente estimulada por las posiciones más progresistas y democráticas de la sociedad. A su alrededor se han estado moviendo todos estos años fuerzas positivas capaces de seguir defendiendo la paz, la amistad y la lucha contra el imperialismo, como constantes inalterables de estos eventos juveniles.
Durante estos 71 años, la labor de la FMJD ha abarcado las esferas de la educación, la cultura, la actividad social, la económica y la política. Su valiosa e importante contribución a la unidad de las fuerzas progresista del mundo y a la incorporación de la juventud mundial a la lucha por la paz y el desarme, la independencia, el desarrollo y el progreso, la defensa y conquista de sus derechos, y a la práctica de la solidaridad antiimperialista no la abandonan.
Mediante sus programas de acción, eventos, campañas de solidaridad, reuniones internacionales y múltiples actividades, la FMJD ha sido un instrumento idóneo para coordinar la actividad conjunta de sus organizaciones miembros y amigas, abriendo los caminos para el diálogo y el intercambio de ideas, opiniones y puntos de vista diferentes, y para la cooperación entre fuerzas juveniles con diversas tendencias políticas, ideologías y filosóficas.
A más de siete décadas de su fundación, la FMJD sigue comprometida a llevar a efecto los principios definidos en su conferencia fundacional y de cuantas ha desarrollado. Sigue siendo la organización de la juventud unida en su determinación de trabajar por la paz, la libertad, la democracia, la independencia y la igualdad en cualquier lugar del mundo, así como la vía más cierta para facilitar la protección de los derechos e intereses de la juventud y la felicidad y bienestar de las futuras generaciones.
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