Bajó el telón del Gran Premio de La Habana (o Grand Prix) de Judo. Atrás quedaron, este domingo, muchos elementos dignos de subrayar con marcador amarillo. Pero si tuviéramos que hacerlo con uno solo escogíamos la realización, por primera vez en la historia, de un certamen así en Cuba.
Ha sido el reconocimiento, claro está, al desarrollo de nuestro país en este deporte durante años. Lo anterior no es una apreciación del periodista. Es que lo dijo unos días atrás, durante su presencia en la capital, el rumano Marius Vizer, presidente de la federación internacional del deporte que nos ocupa.
“Le dimos este evento a Cuba porque tiene una gran historia, con figuras que han sido campeones mundiales y olímpicos. Además, será una forma de contribuir al desarrollo del judo en este continente, tal y como sucedió con el Grand Prix de Miami. Invito a todas las delegaciones a que disfruten del buen judo y de la tradicional hospitalidad de La Habana”, indicó.
La organización y la hospitalidad parecen haber funcionado; los resultados deportivos de nuestros compatriotas, en sentido general, justificaron ese prestigio antes citado.
Y lo afirmamos porque a las seis medallas conseguidas durante viernes y sábado (dos de cada color), se unieron dos de bronce en la jornada del adiós, gracias a la reaparecida Yalennis Castillo (división de los 78 kilogramos) y el supercompleto Oscar Brayson (más de 100).
Es más, como veremos más adelante, la representación criolla estuvo muy cerca de terminar en el primer lugar por países…
MUCHACHA ATREVIDA
Es necesario recordar que Castillo tuvo una lesión después de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, de los cuales regresó con medalla de plata, y luego abrió en su vida un importante espacio para ser mamá…
Ahora, contestando una pregunta para los lectores de Cubahora, dijo una vez terminada la premiación…
“Creo que se trata de un resultado muy bueno, a pesar de todo el tiempo que estuve afuera sin entrenar. Me he ido recuperando. Lo de ahora es un avance, para darle en el futuro más medallas a Cuba. Sí, ha sido el torneo más fuerte desde que regresé”, comentó antes de otro bloque de interrogantes, en el cual también intervinieron otros periodistas.
“El combate ante la francesa, primera del ranking, fue bastante fuerte. Es una atleta muy fuerte, y bien preparada. Creo que de aquí al mundial pienso me podré poner en condiciones de poder ganarle”, agregó refiriéndose a su enfrentamiento contra la francesa Autrey Tcheumeo.
“En los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en noviembre, en Veracruz, pienso que todas las rivales serán fuertes. Pero confío en que podré ser campeona. Y seguir hacia los Juegos Olímpicos de Río 2016, tras los cuales pienso retirarme”, acotó. ¿Y propósitos en Río?, le preguntamos.
“Buscar la medalla de oro que me quitaron en los de Beijing 2008. Voy con todo por la de oro, no quiero irme sin ella”, dijo con total seguridad.
APUESTA POR LA MADUREZ
Brayson estaba sentado en las plateas bajas, esperando que lo llamaran para la ceremonia de premiación, y allí mismo nos adelantó sus puntos de vista.
“No estoy contento del todo, pero me hace feliz volver a regresar a ganar medalla en un Gran Premio, después de un tiempo en que no pude hacerlo. Quedaba cerca, digamos quinto, pero quería más. Antes del combate por el bronce pensé que siempre me pasaba algo, mis compatriotas me animaron, y salió el resultado de los entrenamientos”, señaló.
“Sufrí bastante con la derrota”, ante el húngaro Barna Bor, un hombre curtido en porfías de primer nivel, a quien nunca se había enfrentado “Pero creo que me he sentido bien, tengo que trabajar más el final del combate. ¿Los Juegos Olímpicos de Río? Ya tengo 31 años de edad, los mejores para competir en mi división, por lo que llegaré con madurez. Voy por lo mejor”, concluyó.
Un rato antes, discutiendo el bronce, le había aplicado demoledor ippón, en solo 24 segundos, al georgiano Levani Matiashvili, bronce hace un año en el mundial juvenil de Ljubljana (Eslovenia).
SORPRESA Y MÁS
Quizás la gran sorpresa de toda la competencia, vista en esta jornada del adiós, fue que no pudiera subir al podio la cubana Idalys Ortiz (más de 78), campeona olímpica en Londres 2012 y mundial en Río 2013. Esta vez no compitió bien. Al tema, y otros pendientes, pudiéramos volver en otro trabajo.
Un oro suyo le hubiese dado un inédito primer lugar a Cuba; o también uno de Asley González (90), quien no pudo competir por una lesión, y es subcampeón de Londres 2012 y monarca de Río 2013. La dorada que le dio la cima a Georgia fue lograda en ese mismo peso por Varlam Liparteliani.
Los otros que subieron a lo más alto del podio este domingo fueron la estadounidense Kayla Harrison (78), campeona olímpica de Londres 2012; la china Sisi Ma (más de 78), el belga Toma Nikiforov (100) y el ruso Renat Saidov (más de 100).
Y luego de que fueran repartidas todas las preseas hubo una premiación adicional, para rendir homenaje al mejor judoca en uno y otro sexo, selección que recibieron el belga Nikiforov y la alemana Laura Vargas Koch (70), ambos, por supuesto, campeones del Gran Premio.
En la tabla de medallas hubo cuatro países que pudieron terminar con dos o más coronas: 1.-Georgia (tres de oro-cero de plata-dos de bronce=5), 2.-Cuba (2-2-4=8), 3.-Francia (2-2-1=5) y Rusia (2-0-6=8).
Sí, bajó el telón de la fiesta. Y existen posibilidades de que se pueda volver a subir dentro de dos años. Esperemos…
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