Lo que pasa con Lázaro Bruzón (2679 puntos Elo) es que nunca pasa nada, al menos no más allá de lo esperado, que es lo normal, sobre todo porque lo prometido, lo sobrenatural, aquel arrebato de adrenalina y esperanzas que explotó hace poco más de diez años cuando apenas era un nene, se vio apagado por una serenata de mar en calma (a veces tormenta que amenazó el naufragio) que acabó de una vez y por todas la batalla con Leinier Domínguez (2732)…y con el resto de la crema y nata en el universo de los escaques.
Entonces, lo que no pasa viene siendo el denominador común en la carrera de un ajedrecista muy bueno, más que bueno recontrabueno, talentoso (al punto de llegar a proclamarse campeón mundial juvenil en Ereván 2000), que una vez dio destellos de genialidad, y que hoy sonríe de medio lado, como quien soporta el dolor de muela sabiendo que hace mucho debió ir al dentista, irremediablemente conforme con ser segundo en Cuba, tercero en Latinoamérica y 62 del mundo. La cuestión es que daba para más. Hay golpes en la vida tan fuertes. Yo no sé.
Por eso nunca llena ni llenará un puesto siete, como el que acaba de ocupar en el Abierto de ajedrez de Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, evento en el que participaron alrededor de 200 trebejistas. Aun así, siendo justos, vale aclarar que no fue un pésimo torneo. Por poco raya lo bueno, aunque más bien rozó lo aceptable, sobre todo si ponemos sobre la mesa que alardeaba con el cuarto mejor coeficiente de la justa, como casi siempre alardea en certámenes de nivel medio alto, porque en la élite apenas ha jugado y cuando lo ha hecho muy poco ha hecho, la verdad (salvando alguna que otra excepción).
Adjudicarse siete unidades en nueve rondas le sirvió además para aumentar 2,1 rayas a su coeficiente, pero solo enfrentó a un hombre de su nivel, el español David Antón Guijarro (2616), al que venció en la última pugna. Sus cuatro triunfos restantes fueron a cargo de la armenia Lilit Galojan (2303), y los indios R.R Laxman (2406), Ankit R. Rajpara (2491) y J. Chakkravarthy Deepan (2466), a todas luces el medio centro de una avanzada que no daba miedo ni quitaba el sueño. Eso sí, si de algo tiene fama Bruzón es de acabar sin compasión con contrincantes de menor rango…de mucho menor rango. Ahí caben los aplausos, pero no muchos.
En general, se enfrentó a un promedio de 2468 unidades, nada excepcional, pero tampoco desdeñable, en un evento que vio descansar en la cúspide al inglés Jones Gawain C B (2 650) dueño de 7,5 suspiros y mejor desempate que el armenio Vladimir Akopian (2 656).
Con idéntico acumulado que el tunero se situaron, del tercero al sexto lugar, el ruso Boris Savchenko (2 607), el brasileño Alexandr Fier (2 619), el indio Vidit Santosh Gujrathi (2 648) y el iraní Darini Pouria (2 496), respectivamente. Para Bruzón fue esta una incursión preparatoria rumbo al campeonato continental (27 mayo-6 junio en El Salvador) y el Memorial Capablanca (8-20 junio en Varadero).
Sucede que el talento no solo se debe sentir, o presenciar, hay que ejecutarlo, demostrar que adentro hay algo más que ese “algo” que todos ven. Salir del “puede ser” y llegar al “ya es” como prueba irrefutable de la consagración, resulta, inobjetablemente, el reto de toda chispa de genialidad. Pasa que, por desgracia, como con casi todo en la vida, el tiempo es implacable. Y el ajedrez, ¿casualmente?, se juega con reloj.
Abdul
22/4/16 15:46
Es cierto que la exigencia puede ser una "equivocación" cuando no existe la tolerancia ni el respeto al criterio ajeno. También cuando cargamos de elogios lo natural, lo que siempre pasa y ya deja de sorprender (costumbre extendida en Cuba desde hace mucho). Sucede que ese supuesto error es tan subjetivo como lo acertado de un comentario completamente diferente, u “objetivo” (si es que eso existe). Soy cubano, nacionalista y orgulloso de cada logro de nuestro sistema deportivo, pero eso no impide que critique (incluso equivocándome), que considere genial a Leinier y muy bueno a Bruzón. Nunca demerité el talento del tunero, a quien estimo extraordinario, pero perteneciente, según lo veo, a un rango X de ajedrecistas (los que año tras año demuestran su valía en torneos de primer nivel, pero no de primerísimo nivel). Si desean puedo enumerar y diferenciar los certámenes a los que invitan a Buzón y a Leinier, indistintamente, pero doy por sentado el conocimiento de los foristas en cuanto al tema. Para nada es igual jugar contra Carlsen, Nakamura, Aronian, Caruana, Kramnik, Topalov, Karjakin, Leko y Anand, So, Giri y compañía; que enfrentar ajedrecistas de 2400 y 2500 (y aun así adjudicarse menos la mitad de los torneos en los que participa). Ya está demostrado, Bruzón es un jugador de casi 2700, casi, lleva años sobre esa cuerda…eso no lo demerita ni le resta crédito, simplemente es lo que es. Parece que molesta llamar las cosas por su nombre.
La media de esta última justa en la que participó el segundo mejor trebejista de Cuba no fue de 2468, ese fue el promedio de los nueve contendientes que enfrentó. La media del torneo en cuestión es mucho, pero mucho más baja. La dedicación de toda la vida al deporte no es un mérito de Bruzón, es el compromiso y la entrega de todos los deportistas profesionales, como él, y eso siempre es digno de aplaudir. Sin embargo, entre todas esas personas consagradas al deporte hay diferencias de nivel, talento y resultados....o sea, la dedicación no es una excusa para no criticar o para bajar la cabeza, conforme con cualquier resultados, simplemente por defender una causa. Repito, estamos en presencia de un ajedrecista talentosísimo, pero con menos brillo del que se esperaba. El artículo refleja la inconformidad del periodista, su opinión, pero no representa, en lo absoluto, un ataque personal. Es simplemente cuestión de perspectiva. Y eso, hay que aprender a respetarlo.
Damian
27/4/16 12:06
Si, estoy más que de acuerdo en que tenemos derecho a criticarnos unos a
otros en nuestras manifestaciones públicas (incluído por supuesto, nuestro
trabajo, siempre desde la base del respeto), tu criticas el desempeño de
Bruzón, yo el tuyo y otros critican el mío (lo que si no comparto es la
noción subrepticia de que los periodistas son tribunos y que lo anterior se
aplica SOLO al resto de los mortales, pero estoy seguro que tu no eres de
los que comparte ese criterio) y aquí paz y en el cielo gloria. Mantengo
al 100% mi criterio anterior sobre tu artículo, y si en algo influyó para
que escribieras una pequeña apología sobre el desempeño y carrera de
Bruzón, pues me doy por más que satisfecho (aunque todavía dices cosas
horrorosas desde mi punto de vista tales como: "La dedicación de toda la
vida al deporte no es un mérito de Bruzón" o "menos brillo del que se
esperaba", entre otras; pero está bien, digamos que es subjetivo para
cerrar el tema).
Nuestras acciones, posiciones y desempeños públicos están ahí, y de saber
encajar (y en el mejor de los casos, analizar y sacar provecho cuando sea
posible) las críticas, depende en no poca medida la sociedad civil. Y estoy
de acuerdo contigo, eso es algo que tu, yo, Bruzón y el resto del planeta
tenemos que aprender a respetar.
PD: Sobre la media del torneo: en los torneos suizos no existe (existe pero
no se calcula ni se tiene en cuenta en para ninguna estadística) la media
"general" porque cada cual juega su torneo "personal" y depende de los
rivales que enfrento, a todos los efectos prácticos es así y no de otra
manera como se considera esto, por ejemplo: para calcular el ELO que Bruzón
ganó/perdió en este torneo se usa sobre la base de que jugó un torneo con
una media de 2468.
Celso
21/4/16 20:07
Muy, pero que muy superficial este artículo. Si el editor supiera un poquito de ajedrez no lo hubiese publicado. Este periodista jugó a la crítica, como para decir.."yo si soy un buen crítico". Y que mal le quedó.
Marlos
21/4/16 17:30
Como es posible que se escriba sin objetividad, sin un análisis serio de un jugador como Lázaro Bruzón. Me permito, entonces, entrar en la "salsa" de ABDUL NASSER THABET TEIJERO para decirle: si tu sabes de ajedrez, yo soy cosmonauta.
Damian
21/4/16 15:59
Muy exigente (equivocado?) es el autor de este texto cuando implica que
jugar un torneo personal de una media de 2468 y hacer +2.5 (solo a 1/2
punto del primer lugar por cierto) es un mal resultado. Más exigente
(y un pelín falta de respeto) es cuando implica que Bruzón no es un jugador
genial, o que está viejo, o que se diluyó en el "puede ser y no fue".
Lázaro Bruzón hace muchos años que "es" uno de los primeros jugadores del
continente en este tan difícil deporte/juego.
Necesita el autor que sea campeón del mundo o que esté entre los 10 primeros
para "hacerle merecedor" de un artículo con un tono menos peyorativo?
Sabrá por experiencia propia el autor, la dedicación de toda una vida, el
sacrificio y la genialidad que se requieren para tener el ranking y
palmarés de Bruzón?
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