No hacía falta tener una bola de cristal. El pronóstico se ajustaba a la lógica más elemental. Este sábado, segundo de los tres días del Gran Premio de La Habana (o Grand Prix), parecía ser el más difícil para los judocas cubanos.
Pero el esfuerzo sobre los tatamis montados en el Coliseo de la Ciudad Deportiva volvió a ofrecer dividendos, y a la cosecha de la primera jornada se pudieron sumar una presea de plata y otra de bronce, gracias al desempeño de Magdiel Estrada (división de los 73 kilogramos) y Maricet Espinosa (63).
El jovencito Estrada, de solo 19 años de edad, llegó tan lejos como nunca antes lo había realizado en su corta carrera. Es que en realidad todavía no aparece mucho en su expediente: plata en el Campeonato Panamericano de San José, Costa Rica 2013; séptimo ese mismo año en el Mundial Juvenil de Ljubljana (Eslovenia).
Quedó bye, o sea, sin necesidad de combatir en la primera ronda del grupo B. Luego se impuso al dominicano Lwilli Santana y al brasileño Marcelo Contini. Hasta ahí todo iba perfecto, pero el panorama se le complicó entonces.
Le tocaba enfrentarse al experimentado belga Dirk van Tichelt, 29 años de edad (10 más que él), primero del ranking, dos veces medallista de bronce en campeonatos mundiales, uno tan cercano como el de Río 2013, y otro semialejado como el de Rótterdam 2009.
El europeo le había ganado ya a nuestro compatriota, el 15 de junio de 2013, en el Gran Premio de Miami, y perdido en 2009, por ejemplo, y aquí va una curiosidad, con el también cubano Yordanis Arencibia, uno de los mejores judocas cubanos de todos los tiempos, quien ayer tuvo su ceremonia de retiro.
Sí, un momento ideal para despedirlo, si tenemos en cuenta que este Gran Premio es el evento más importante de este deporte que se ha celebrado acá.
LOS ENTRETELONES
Pero volvamos a Estrada y a su duelo contra Van Tichelt: las acciones sobre el tapiz andaban complicadas, pero se las ingenió, a los cuatro de los cinco minutos, para aplicar un Ippon que le permitió redondear el mejor resultado de su carrera.
Quería más, el oro, y no pudo, ante el israelí Sagi Muki, quien lo sorprendió en menos de medio minuto; pero ello no le restó brillo a su estelar comportamiento.
“Es mi primera medalla en un Gran Premio. Quería el primer lugar, aquí en Cuba. No pudo ser, pero quizás lo sea en otro momento. Fue muy importante la victoria contra el belga. El israelí me sorprendió: yo iba a realizar un control. Ganó el mejor. Ahora a seguir entrenando, a dar lo mejor de mi”, dijo.
Estrada, ello cambiará con esta hombrada, ocupa el lugar 27 en el ranking.
Y Maricet Espinosa tuvo que discutir el bronce nada más y nada menos que contra la israelí Yarden Gerbi, oro en Río 2013, este año con metales de plata en dos de sus tres torneos, campeona mundial de Río 2013, primera del ranking y… ¡la judoca más destacada de año 2013!
La criolla no se amilanó con esos títulos, y no sé si recordó que hace casi tres años exactos la derrotó, el 18 de junio de 2011, en cuartos de final del Grand Slam de Río.
“Fue un combate muy fuerte. Ella tiene muy buenos resultados. Repito: es muy fuerte. Quería darle esta alegría aquí a mi pueblo, al colectivo técnico. La estrategia fue salir a darlo todo. O ella me mataba o yo a ella, y ella era la que tenía la presión arriba, pues es la campeona mundial”, comentó Espinosa.
PUDIERA SER
En esta jornada solo hubo acción en cuatro divisiones, al contrario de la del viernes, o la del domingo, con cinco. Y ningún país pudo repetir este sábado la presencia de representantes en lo más alto del podio.
Es decir: hubo que distribuir las coronas, y en esa repartición las sonrisas mayores quedaron en los labios de la francesa Clarisse Agbegnenou (63); la alemana Laura Vargas Koch (70), plata mundial en Río 2013; el ya mencionado israelí Muki (73), sexto del ranking; el georgiano Avtandili Tchrikishvili (81), plata individual en Río 2013, y oro por equipos.
Hasta ahora, una vez disputadas nueve de las catorce divisiones, solo dos naciones han podido ganar dos medallas de oro, y los de casa van al frente (2 de oro-2 de plata-2 de bronce=6), seguidos de los franceses (2-1-0=3), y los georgianos (2-0-1=3).
Lo anterior quiere decir que algunos, los que tengan alguna superstición, pudieran estar cruzando los dedos en el Coliseo, pues existe la posibilidad de que nuestros compatriotas queden en primer lugar.
Y eso que este domingo, último día del Gran Premio, llegó con una desventaja: una lesión le impedirá competir a Asley González, medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y de oro en el campeonato mundial de Río 2013.
Ello, claro está, aumentará la responsabilidad sobre la súpercompleta Idalys Ortiz, monarca en las dos citas antes mencionadas.
Pero ella ha sabido asumir grandes compromisos y… en el Coliseo habrá muchos compatriotas cruzando los dedos.
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