La selección cubana de fútbol Sub-20 apenas ganó uno de los cinco partidos celebrados en la eliminatoria Mundialista de la CONCACAF con sede en Jamaica durante el mes de enero, lo que les impide aspirar a un cupo para la segunda cita de esta categoría en estos certámenes.
En su última presentación, los dirigidos por William Bennett cayeron 0-2 en Montego Bay ante la escuadra de El Salvador, la cual logró sus dianas a través de Juan Barahona (57’ y 87’). Una victoria hubiera permitido que Cuba siguiese con vida en el torneo, pero el equipo saltó a la cancha con gran apatía y con pocas ganas de jugar. De esa manera se desvaneció la aspiración de continuar su camino, y serán los salvadoreños quienes se aferren a la esperanza del repechaje para obtener un boleto al Mundial de 2015.
La actuación de los antillanos culminó con balance de una victoria, un empate y tres derrotas, con cinco goles a favor y 17 permitidos, muy inferior de la anterior participación de nuestros equipos en estas instancias. La única victoria lograda fue ante la débil escuadra canadiense (2-1) gracias a par de anotaciones del cienfueguero Frank Manuel López, seleccionado en 2013 entre los atletas juveniles más destacados de Cuba y el mejor de su especialidad.
El otro resultado positivo, el empate de los cubanos ante Haití, con marcador de 2-2, fue logrado en las postrimerías del partido, cuando un remate de cabeza de Yendri Torres en el 90’+1 se coló en la meta haitiana.
Lo peor del certamen para los cubanos fue la goleada de 9-1 que México le endosara a la selección nacional en la primera salida, lo cual demostró cuán alejado nuestro equipo del nivel requerido para el torneo. Además, dejó claro que entre las diferentes generaciones de futbolistas cubanos, existen evidentes diferencias. No obstante, opinión muy personal, considero que los mexicanos se ensañaron con los nuestros en busca de una venganza por el mal trago de los Juegos Centroamericanos, una especia de lección para dejar en claro las diferencias entre una federación y otra, y de que lo ocurrido en Guadalajara fue solo un espejismo.
El buen juego logrado ante los aztecas en los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe demostró la valía de una generación de jugadores que ya habían conseguido mostrado sus méritos al clasificarse al Mundial Sub20 de Turqía, y que en Veracruz encontraron un lugar espacio para mostrar lo que ya muchos conocíamos, su talento.
Ahora toca regresar a casa, curar las heridas y pensar. Pensar qué hacer para mejorar el fútbol cubano.
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