Matanzas muerde un juego por la mínima

Cuando Sócrates dijo: Solo sé que no sé nada, no imaginó que su frase iba a universalizarse, y varios siglos después aplicaría hasta para el béisbol. Por ejemplo, no se me iba de la mente mientras avanzaba el tercer juego entre Matanzas y Las Tunas en la semifinal de la Serie Nacional.

Me preparé para un choque largo, tomé varias hojas para mis garabatos en forma de anotación y dispuse, sobre todo, mucho espacio para los pitchers.

Pero ya lo dijo Sócrates… Lo que no habían podido hacer los dos primeros lanzadores de cada rotación, ni ninguno de lo pitchers en los juegos anteriores en esta accidentada postemporada, lo lograron Renner Rivero y Alejandro Meneses: colgar ceros tras ceros y caminar dos tercios del choque sin que se les embasara el primer hombre de cada inning, out inicial que ayudó a esa secuencia que reservó el desenlace para el último tramo.

Si los aficionados de uno y otro bando estaban atónitos sobre lo que sucedía sobre la grama del estadio José Antonio Huelga de Sancti Spíritus, no era menos la tensión en ambos bancos. El triunfo podía ser para cualquiera con dos significados totalmente diferentes: si ganaba Las Tunas pondría la serie 3-0 y ese saldo nadie lo ha revertido jamás en la historia de los play off cubanos; por el contrario, un éxito matancero acortaría diferencias y extendería cuando menos a cinco juegos el duelo, con serias posibilidades de estirarlo a lo previsto antes del play ball: seis o siete partidos.

No fue un jonrón ni un error, que tanto han abundado, estos últimos en la semifinal, los que decidieron la suerte del partido, como suele suceder en marcadores cerrados así, aunque el batazo de Yadir Drake en el séptimo inning, quien luego entró con la única carrera de la tarde, rebotó en el colchón de la banda izquierda y estuvo a centímetros de caer al otro lado de las cercas.

Meneses puso el tramo siete en dos outs, pero el noveno en la tanda, Eduardo Blanco, le fue al primer pitcheo para sacudir una línea por el medio del campo que fue festejada en la cueva de los Cocodrilos como un palo de vuelta entera.

Dos veces tuvieron los tuneros empate y ventaja en las bases, pero no pudieron ligar el batazo oportuno. En el octavo, sin outs, el alto mando de los Leñadores optó por esperar el palo, cuando otros pensaron em adelantar los corredores para buscar, al menos, emparejar el marcador.

Pudo más el juicio del pitcher Joel Suárez, llamado de emergencia cuando los orientales amenazaban con voltear, que la habilidad de los bateadores para golpear con calidad la bola: dos elevaron mansamente y el tercero conectó fuerte pero sin suerte.

Después de dos juegos donde los Rojos de Armando Ferrer se habían mostrado erráticos al campo con nueve pifias sumadas, esta vez fueron impecables en la defensa, igual que sus adversarios, que tampoco habían estado finos el lunes, como para rendir tributo a los duelos de 1-0 en postemporada.

Van 13 decididos así en la historia de los play off y en casi todos la defensa ha sido hermética por ambos bandos, en siete de ellos como en el de este miércoles, impecable por los dos equipos.

Aún los tuneros tienen ventaja, mínima ahora de 2-1 en la serie, cuando ambos mentores tendrán que echar mano a sus cuartos hombres de la rotación: Ángel Sánchez por los orientales y nuevamente Naykel Cruz por los vigentes campeones; digo nuevamente porque ayer tiró de relevo en el séptimo y no pudo sacar outs en el siguiente capítulo.

Lo lógico es que se suelten los bates, pero tras lo sucedido en el tercer choque no me atrevo a hacer vaticinios.

A lo mejor Matanzas hace algún que otro ajuste en su lineup, ya modificado para este juego de miércoles; de Las Tunas no se espera ningún movimiento, aunque tampoco se descarta que Pablo Civil quiera, igual que oponente, poner más bateadores derechos.

¿Cuántos capitulos le quedarán a esta novela? Quien más quiere que se extienda al máximo es Granma, que lleva varias jornadas sin poder salir al campo a prepararse debido a un segundo caso de COVID-19 detectado en su cuerpo de entrenadores, y ya todos sabemos cómo han jugado los equipos afectados por el nuevo coronavirus.

Ojalá no sea el caso, para no ver una final ida de un solo lado.