Mi primer contacto directo con el hockey sobre césped, data del cercano 16 de diciembre de 2019. Recuerdo la fecha porque el transporte para Santiago de las Vegas, lugar donde se ubica la escuela nacional de ese deporte, estaba imposible. Mire la fecha e imagine por qué.
Realmente era una disciplina que me resultaba interesante, pero no esperaba espectacularidad. Siempre me pareció elitista, creado por y para los adinerados del mundo. Triste e ignorante pensamiento el mío.
Ese 16 de diciembre, el hockey me propinó una bofetada, cual recto de Teófilo Stevenson a la mandíbula, durante el partido entre las integrantes de la selección nacional femenina, pude apreciar cuan errado estaba.
Es un deporte muy rico desde el punto de vista táctico y que requiere de un altísimo nivel técnico. Además, cuando existe calidad, se logran jugadas tan espectaculares como una atrapada “imposible” en el béisbol o un gol de chilena en el fútbol.
Buena parte de mi asombro vino de las jugadas de la midfielder Jennifer de la Caridad Martínez Bullaín, quien eludía a las defensoras rivales con la soltura y la habilidad de quien está muy por encima del nivel exigido. Verla jugar fue un verdadero espectáculo
Campeona centroamericana en Barranquilla 2018 y séptima en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, esta joven de 20 años de edad tiene una prometedora carrera por delante, junto a las demás integrantes de la selección nacional de hockey sobre césped.
“Yo jamás pensé ser atleta de hockey, pero cuando era una niña, mi hermano lo practicaba y yo iba a verlo jugar en el (estadio) Antonio Maceo de Santiago de las Vegas. Comencé a entrenar como hobby, pero, con en tiempo, me gustó y aquí sigo”, recordó Jennifer de la Caridad Martínez.
La espigada mediocampista de dorsal 15 acumula pocas horas de juego a nivel internacional, pero ya se ganó su titularidad en la selección nacional tras su excelente desempeño, primero viniendo de la banca y luego como regular, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018.
“Tras el oro en los Centroamericanos, ibámos a Lima con el objetivo de lograr el sexto lugar, pero no pudimos ganar ni un partido. Era otro nivel, nos enfrentamos a los mejores equipos de mundo”, comentó la midfielder cubana.
“Esto nos hacía sentir orgullosas y al mismo tiempo tristes, porque compartíamos el mismo terreno con quienes tanto admiramos, pero, por mucho que lo intentamos, no podíamos ganarles, eran superiores a nosotros”, agregó.
Doy fe del alto compromiso y el gran esfuerzo que realizaron estás jóvenes; también del deseo de ganar de Jennifer de la Caridad Martínez. Cada jornada me comunicaba con ella, vía Messenger, y me comentaba sobre sus deseos de ganar un partido.
“Cuando terminó el juego contra Canadá (10-0 ganaron las norteamericanas), llegó a la Villa llorando, lo sé porque me llamó, quizá para descargar un poco su dolor. No obstante, al otro día salió dispuesta a ganarle a Uruguay, pero la diferencia fue mucha y volvieron a caer. Imagínese cuan impotente se debió sentir”, compartió Kleiber Bullaín Alonso, madre de la espigada mediocampista.
Sin lograr la clasificación para los Juegos Olímpicos, a la selección cubana de hockey sobre césped le queda un largo período de “descanso” hasta los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá 2022.
“Tras quedar fuera de Tokyo, y con la pandemia paralizando todo, no queda de otra que esperar hasta que podamos competir otra vez. Por ahora, pese a no tener aún una fecha definida para volver a los entrenamientos, me preparo desde la casa, sobre todo la parte física, para estar en buena condición cuando regrese al césped”, concluyó Jennifer de la Caridad Martínez.
Esta joven atleta tiene aura de campeona. Ella, junto a sus compañeras de la selección nacional, aún no han desarrollado todo su potencial. Quizá en unos cinco años logren colarse en el top 5 de Ámerica, tal vez no.
Lo seguro es que tendremos hockey sobre césped femenino, al menos, para diez años más y, probablemente, dos futuras medallas centroamericanas.
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