Idalys Ortiz es uno de los íconos del judo cubano. Una mujer que ha estado en tres finales olímpicas consecutivas y que ha ganado, desde Beijing 2008, cuatro preseas bajo los cinco aros, incluyendo el título de Londres 2012.
En 2008, cuando ganó la presea de bronce en Beijing, se convirtió en la medallista olímpica más joven en la categoría de peso pesado. Tenía apenas 18 años y a sus 32 cumplidos piensa en Paris 2024 en tanto se enorgullece de una carrera hermosa en la que ha ganado todos los títulos de las competencias que convoca la Federación Internacional de Judo.
—¿Cómo recuerdas tus inicios, el acto de asumir el sacrificio de consagrarse a la vida deportiva al máximo nivel?
—Lo que pasa es que uno es un niño cuando tiene que tomar esa decisión y como todavía no está consolidado en saber qué es lo que quiere, apela a las sensaciones de experimentar cosas nuevas.
“El equipo nacional era algo nuevo para mí y lo acaté con la mayor disposición. A fin de cuentas, era mi sueño desde que estaba en la EIDE y me dediqué a vivirlo”.
—¿Tenías o has tenido algún referente?
—Mi referente siempre fue Driulis González.
—La primera derrota en la Gira Internacional de 2007, un revulsivo en tu carrera…
—Siempre tuve muy buena comunicación con el profesor Ronaldo Veitía, y siempre me ha gustado saber la opinión de mis entrenadores después de cada presentación. En el caso de ese torneo en 2007, pues yo sabía que había perdido y por ippon, y fui a ver a Veitia y le dije, “profe yo siento que no lo hice bien, pero me gustaría saber qué cree usted”, y Veitía me contestó que estaba muy contento con mi actitud y que para ser mi primera vez en un torneo internacional lo había hecho muy bien. Ese momento marcó un antes y un después en mi carrera, desde ese momento supe que podía y que había que ir para adelante para superar aquella imagen que tenía en mi mente.
—¿Qué medalla marca tu carrera?
—El bronce olímpico de Beijing 2008. Gracias a Dios en mi carrera he podido ganar muchas medallas, tengo todos los títulos de la Federación Internacional, pero esta marcó mi carrera y cambió mi vida.
“Y tengo que decir que en ese año yo era una atleta que ni siquiera era la primera figura de la división. Mi posición en el equipo, además de prepararme, era ayudar a Ibis Dueñas, una gran atleta, para que lograra sus resultados. Se me dio la oportunidad de ir al clasificatorio en Estados Unidos, logré el boleto a los Juegos Olímpicos y el profesor Veitia decidió que fuera yo quien asistiera a los Juegos Olímpicos”.
Según las estadísticas oficiales del sitio de la Federación Internacional de Judo (www.ijf.org), Idalys Ortiz suma 59 preseas en las competiciones del circuito internacional, 28 de ellas de oro.
—El ritual de llevar los colores de la bandera cubana en el pelo…
—No es un ritual en sí, más bien tiene que ver con la persona que soy. Me considero cubana, patriota y mi meta era mostrarlo en todos los eventos multideportivos a los que asistiera. Lo habría llevado siempre, pero en determinado momento lo prohibieron, incluso, en Río 2016 casi no me dejan ni competir.
—De no haber podido ser judoca, ¿cuál era la profesión de tu preferencia?
—Medicina veterinaria. Si no me llegaba una ESPA nacional o si no entraba al equipo nacional, pues lógicamente tenía que seguir estudiando y esa era mi preferencia.
—La superación profesional ha sido, y es, una prioridad para ti. ¿Cuál es la meta?
—Yo quiero llegar a ser doctora en Ciencias y para eso estoy trabajando. Por lo pronto, el primer objetivo es defender la Maestría, luego focalizaremos la vida para seguir avanzando y sumando conocimientos.
—¿Te tendremos en Paris 2024?
—A la Torre Eiffel hay que ir….
—¿Cómo se vislumbra el futuro del judo femenino en Cuba?
—Es un tema que lleva un análisis profundo, pudiera ser perfectamente una tesis de investigación sobre las variables que pudieran incidir sobre ese futuro, pero no es el objetivo en este minuto.
“Ahora lo que toca es trabajar con lo que tenemos y tengo que decir que no dudo de la capacidad de nuestros entrenadores, lo que si es cierto es que nos está golpeando el tema del relevo, entre la COVID-19 y otras cuestiones no se ha podido trabajar como se debería. Hace dos años, por ejemplo, que no se realizan campeonatos nacionales y esto definitivamente afecta el proceso de captación, que es la base de todo el proceso.
”Ahora mismo, los niños y niñas que debemos preparar para garantizar ese relevo han estado en sus casas, han tenido que dirigir sus prioridades en otro sentido porque el deporte en Cuba se ha parado y, lógicamente, siempre hay que considerar que tampoco contamos con la figura del profesor Veitía, que junto a sus equipos de trabajo era como un amuleto, un padre para nuestro deporte. Hay que revisar a fondo, buscar entrenadores que han estado en la base por mucho tiempo, darle confianza y permitirles desarrollar sus cualidades. Hay que focalizar lo que queremos y poner el empeño y los recursos para desarrollarnos en la dirección de esos resultados con los que siempre soñamos”.
—¿Te habría gustado llevar la bandera en Tokio 2020?
—No voy a mentir, para mi habría sido un gran honor acompañar al gran Mijaín López desde esa posición de abanderada de la delegación, y creo que Yaimé Pérez es una gran atleta y la felicito por el mérito de haberlo hecho. Con total sinceridad siento que la decisión de que no fuera yo la que portara la bandera me ofreció una tranquilidad que me liberó de muchas situaciones de tensión que se suceden cuando llegamos a unos Juegos Olímpicos.
“Defender los colores de la bandera, poner en alto el nombre de mi país es algo que siempre he hecho, fue lo que hice y es lo que siempre haré”.
—¿Existe la posibilidad de encontrar, en un futuro, a Idalys Ortiz como parte del colectivo técnico del judo cubano?
—El judo cubano sabe que puede contar con Idalys Ortiz. Mi disposición para ayudar siempre estará presente.
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