Sumidas en el sótano del segundo nivel en el Grand Prix de voleibol, las cubanas consumirán su turno conclusivo ante Canadá, Perú y Argentina, por ese orden en Buenos Aires.
Van a su primer encuentro con las canadienses, y frente a las dos selecciones sudamericanas, las alumnas de Juan Carlos Gala no han tenido éxito; sin embargo, el mentor consideró que en el 2-3 perdido a manos de Puerto Rico se vio al elenco luchando punto a punto. “Nuestro objetivo es jugar la mayor cantidad de sets que podamos, para desarrollar a estas muchachas con promedio de edad entre 18-19 años, junto a Melissa Vargas, de solo 14”, comentó el director técnico en la rueda de prensa al concluir el choque con las boricuas.
Una de las preocupaciones a lo largo de todo el evento ha sido la deficiente labor de la pasadora titular Yamila Hernández y de la suplente Gretell Moreno, todavía “verdes” para conducir un 5-1. Además, las cubanas han presentado dificultades en el recibo, por lo que veremos si su preparación física pone en aprietos a sus tres rivales, pues por su condición de novatas, están lejos de la maestría deportiva.
REMEMBRANZAS DE GEORGE
Cuando el profesor Eugenio George hablaba de construir un equipo que alcanzara resultados internacionales de primer nivel, dejaba la puerta abierta sin fijar plazos al crecimiento deportivo de sus integrantes.
Avezado en el arte de planificar entrenamientos, el ya desaparecido mejor entrenador de escuadras femeninas en el siglo XX, antes que amarrarse a un pronóstico de si eran necesarios cuatro o más años para que una escuadra cuajara, prefería ilustrar con realidades.
Entonces aludía a los inicios de la década de los 70 del siglo pasado, cuando tomó auge beber de la experiencia japonesa (las asiáticas se conocían como Niñas Magas del Oriente), país al que viajó en múltiples ocasiones y con los conocimientos adquiridos logró una simbiosis efectiva en la manera de jugar (escuela cubana), explotando de sus muchachas la fuerza en el ataque, la rapidez, flexibilidad, resistencia, y capacidad para batallar desde abajo en la pizarra, atributos forjados a partir de un trabajo al cual también contribuyó el profesor alemán Dieter Grund.
George relataba que entre 1974 y principios de 1978 sus alumnas eran vencidas con facilidad por las japonesas. Ya más “crecidas” en lides foráneas, durante el Campeonato Mundial de ese último año, las antillanas devoraron 3-0 a las niponas y ganaron la medalla de oro. Qué mejor muestra de cuánto puede tardar en llegar un elenco a su madurez guiado por el compromiso de sus jugadoras y su entrega, amén de sus cualidades.
De aquella época a nuestros días, el voleibol ha asimilado con rapidez cambios en sus reglamentos que acortan la duración de los desafíos y los hacen más dinámicos para la televisión. Así, entre sus novedades surgieron la ampliación de la zona de contacto del cuerpo con el balón (antes no se podía tocar con las piernas); la sustitución del cambio de bola por el rally point, la introducción del líbero en busca de mejor recepción y defensa del campo; la posibilidad de que los directores técnicos se muevan paralelos a la línea lateral del terreno para orientar a sus jugadores.
La mayoría de estas variaciones, y otras no mencionadas, se han aplicado a partir de 1985, pues el voli ha evolucionado en relación con el del siglo precedente, toda vez que hoy asistimos a un juego de pases rápidos, variadas combinaciones, con servicio y ataque muy fuertes, exigencias bien altas para instalarse en la élite.
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