El béisbol se introduce en Cuba en la segunda mitad del XIX, para luego formar parte del crisol de la nacionalidad cubana. Varios practicantes de este deporte conspiraron contra la metrópoli española y participaron en la lucha por nuestra independencia, integrados a las fuerzas mambisas.
Muy pronto llegó a convertirse en verdadera pasión con connotación nacional, integrándose de manera natural a nuestro hablar con frases y palabras, gestos, modos de expresar sentimientos, alegrías, emociones.
Vienen en apretadísima galería figuras inolvidables como Esteban Bellán, Martín Dihigo, Conrado Marrero, Camilo Pascual, Adolfo Luque, Manuel Alarcón, Pedro Chávez, Antonio Muñoz, Braudilio Vinent, José Antonio Huelga, Omar Linares, Orestes Kindelán, Frederich Cepeda y un sinfín de estrellas de todos los tiempos.
Martin Dihigo
Han prestigiado el deporte de las bolas y los strikes, árbitros ejemplares como Amado Maestri; directores como Ramón Carneado, Roberto Ledo, German Pineda, Jorge Fuentes e Higinio Vélez; profundos sabios de nuestro pasatiempo nacional como Pedro “Natilla” Jiménez y Juan Ealo; narradores de la talla de Bobby Salamanca, Eddy Martin y Héctor Rodríguez; estadios emblemáticos como el Latinoamericano, el Guillermón Moncada y el legendario Palmar de Junco.
Braudilio Vinent
No han faltado momentos históricos como el subtítulo en el Primer Clásico Mundial, las tres coronas en Juegos Olímpicos, 25 en Mundiales, y otras tantas en Copas Intercontinentales, Series de Caribe, Juegos Panamericanos y Centroamericanos. A nivel individual no podemos olvidar el jonrón de Marquetti en el Latino, o el de Lourdes Gourriel en Parma, la victoria de Huelga contra Estados Unidos en el mundial de Cartagena 1970, la actuación de Gaspar “Curro” Pérez en la final de Quisquella, narrado de forma singular por el inigualable Bobby Salamanca. Se quedan sin mencionar muchísimos momentos icónicos de nuestro pasatiempo nacional.
- Consulte además: Béisbol, patrimonio y el jonrón de identidad
Es que el béisbol para Cuba tiene una rica historia, representa mucho más que un deporte; es pasión, cultura, identidad, tradición, vida.
De todos los rincones de nuestro país han surgido hombres que han enaltecido este deporte de multitudes ¡Tantos que nos han emocionado toda la vida! ¡Tantos que han representado con gallardía y honor la bandera de la estrella solitaria!
El béisbol en Cuba atraviesa (por disimiles motivos) situaciones adversas. Requiere revisión total, mirada y estudios escrutadores y decisiones audaces: se trabaja en ello.
Hay que incorporar definitivamente la ciencia, beber del mejor béisbol donde quiera que se practique, enseñar con sentido pedagógico, con entrenadores capaces, preparados para brindar los conocimientos y herramientas necesarias que se requieren en el béisbol moderno; con atletas que se entreguen con espíritu renovado y sean ejemplos en todos los sentidos.
El béisbol corre por nuestras venas, es parte ineludible de nuestras tradiciones e idiosincrasia. En buena hora se convierte en Patrimonio Cultural de la Nación, aunque sentimentalmente lo ha sido siempre.
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