Que levante la mano quien haya pensado que el play off iba a estar 2-0 a favor de Granma antes del primer (¿y único?) descanso. Nadie. Pero el béisbol, por mucho que uno quiera simplificarlo en números, nos recuerda siempre que él no cabe en datos y se rige por una máxima que echa por tierra cualquier vaticinio: dentro de las dos rayas, todo; fuera de ellas, nada.
Este lunes, en otro juego emocionante, decidido por el primer jonrón de los Alazanes en la final, un batazo que no salió sino que fue buscado intencionalmente por su productor, Raico Santos, un auténtico diablo sobre la grama lo mismo con el guante que con el bate en mano, Granma tomó ventaja de 2-0, una marca que solo ha sido revertida tres veces en la discusión del título en 17 intentos.
El próximo duelo es casi el todo o nada para los actuales campeones, que ya consiguieron una remontada semejante en la semifinal ante Las Tunas, pero todas las series no son iguales.
A Matanzas le costaron los errores físicos y los mentales. Primero fue Erisbel Arruebarrena que pifió con un lance que era para doble play y sobrevino un doblete de Roel Santos que subió dos carreras a la pizarra del parque José Antonio Huelga. Después, Andrys Pérez desesperado por facturar un out con toque en sacrificio, no pudo resolver el lance, y entonces cuando el inning debió haber transcurrido son anotaciones, fue el primo de Roel quien sacudió el imparable que mandó par de hombres para el home plate y emparejó las acciones en el sexto inning.
Pero esas pifias están en el juego; la otra, la del noveno capítulo, fue de esas que jamás olvidan quienes la cometen. Con hombres en tercera y primera sin outs, con rodado por cualquier lado, el de la antesala se debe lanzar para la goma para romper la doble matanza.
Eso lo enseñan desde pequeño, pero en Cuba son unos cuantos, no solo el pobre muchacho de ayer, quienes no ejecutan bien los fundamentos y se quedan dormidos en la antesala. A veces (o casi siempre) también el pestañazo es del coach que bien podría gritar: dale, corre, mándate!!!!
Así, los pequeños detalles siguen ganando protagonismo en esta final. Además de ese no corrido, el más mediático de todos, Raico Santos sonó su incogible al medio del campo en el sexto tramo golpeando una recta muy previsible, que debió ser, al menos, menos cómoda para el tercer bate de los Alazanes.
Raico Blanco conecta doble y empata el partido. (Ismael Francisco/Cubadebate)
Como el béisbol es impredecible, en el cierre del octavo inning Raico consiguió boleto, pero no tuvo tiempo para dar protagonismo a sus piernas, pues Osvaldo Abreu tomó mal las señas y ejecutó la jugada que menos gusta a Carlos Martí: el toque en sacrificio (solo cinco veces la ordenó en la temporada). La conexión salió de aire y provocó dos outs continuados, pues Raico iba en busca de robarse la segunda.
Con los senderos limpios y dos tercios de inning resueltos, Raico se vistió de Alfredo Despaigne y sacudió un palo de vuelta entera por su mano que dejó al jardinero Yadir Drake con la espalda pegada a los colchones y la boca abierta.
Los cambios en ambos lineup rindieron sus dividendos: Guillermo García bateó de 3-3 y solo parece que volverá a la tabla cuando trabaje Yoanni Yera, según las palabras de su mentor, y del otro bando Javier Camero ligó dos imparables en cuatro turnos oficiales.
Probablemente los Alazanes mantengan su lineup intacto para el juego del miércoles, pero en las filas de los Rojos es casi seguro que habrá nuevos ajustes, después que el cuarto bate, Erisbel Arruebarrena, suma de 7-0 con seis ponches.
Carlos dice que tiene medio camino recorrido. Ferrer recordó que hace unos días se vio en una situación igual ante Las Tunas, las probabilidades dicen que del 2-0 inicial ocurrido en 17 veces solo en tres el que arrancó debajo terminó coronándose.
Dicen, dicen..., pero no quien dice la última palabra, y ese, seco o mojado, a gradas llenas o vacías, es demasiado terco. Y en asuntos de béisbol más todavía.
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