El béisbol no para de levantar polémicas y noticias en Cuba. Hace una semana la designación del avileño Roger Machado al frente de la selección nacional que asistirá a los Juegos Panamericanos de Toronto complació a muchos, aunque la metodología aplicada pareció otro bandazo, pues echó por tierra lo que la propia comisión nacional había asegurado: “cuatro años para Víctor Mesa, es decir hasta el Clásico Mundial del 2017”.
Y no se trata de defender al mentor matancero —por demás, polémico y con una imagen dividida de aceptación en ese cargo—, sino de acabar de establecer un principio para ese cargo, pues la historia muestra que hemos pasado por reinados vitalicios no siempre con resultados nacionales: Servio Borges, Jorge Fuentes e Higinio Vélez, hasta directores diferentes cada año cuando ganaban la Serie Nacional: Rey Vicente Anglada (2007), Antonio Pacheco (2008), Esteban Lombillo (2009), Eduardo Martín-Germán Mesa (2010), y Alfonso Urquiola (2011).
En cualquier caso hay, como todo en la vida, experiencias positivas y negativas; aunque nunca se ha probado establecer un mentor del equipo nacional que salga de la Serie Nacional, pero luego no se involucre en ella al menos por dos temporadas para dedicarse por completo a esa compleja tarea, víctima siempre de francotiradores insatisfechos cuando se pierde luego un certamen internacional.
Quizás “la pelota pica entre dos y no tiene dueño” a partir de querer combinar un estímulo al director ganador de la temporada beisbolera con la responsabilidad mayúscula que implica dirigir un equipo Cuba, en el cual no se debe estar cambiando todos los años el rigor del entrenamiento y el cuerpo de entrenadores y preparadores, pues el que termina sufriéndolo es el pelotero y su rendimiento. Historias de lanzadores con brazos “reventados”; de bateadores que no llegan en forma al evento élite; y de una pobre cohesión como conjunto a la hora cero sobran para hacer varios libros.
Y si esto ocurre al más alto nivel, qué pudiéramos decir de los continuos cambios en la dirección de los representativos locales para nuestras series nacionales. De un año a otro casi la mitad de las escuadras renuevan directores como si eso significara o garantizara proporcionalmente un buen resultado, lo cual está demostrado que no, pues menos del 15 % por ciento de los mentores triunfadores han alcanzado esa felicidad como novatos en el cargo.
Para la venidera campaña de casa, la número 55 y que tiene como fecha tentativa para iniciar la última semana de agosto, ya se conocen cinco nombres que se estrenarán en esas funciones, aunque pudieran ser más si finalmente Santiago de Cuba anuncia su nuevo mentor, tal y como lo hicieron ya Mayabeque, Pinar del Río, Camagüey, Villa Clara e Industriales, este último en exclusiva, dado el amplio impacto que tienen dentro del béisbol cubano.
El cuarto mejor jonronero en la historia de nuestros clásicos, Romelio Martínez, llevará las riendas de Mayabeque, tras haber fungido como metodólogo y comisionado de la provincia; en tanto Sancti Spíritus se decidió por Mario Antonio Zulueta, ex inicialista de las formaciones yayaberas y con experiencia de mando al frente de Cabaiguán durante varios años en el torneo provincial.
En el caso de Pinar del Río, la renuncia de Alfonso Urquiola le abrió las puertas a un hombre que ojalá haya bebido la sabia de su profesor en el período que lo acompañó como entrenador: Jorge Ricardo Gallardo. Asimismo, borrón y cuenta nueva también hará Villa Clara, que después de varias propuestas se decantó por el ex lanzador Vladimir Hernández, mentor de esa provincia para el campeonato sub 23, próximo a iniciarse.
Camagüey será otra escuadra con timonel de estreno, Rolando Hernández, cuyo aval más valioso es el segundo puesto alcanzado el pasado año en la lid para menores de 23 años. Finalmente, Javier Méndez será la carta de los Industriales en sustitución de Lázaro Vargas, aunque de manera oficial aún no se ha informado por razones burocráticas más que deportivas.
Por supuesto, de aquí al inicio de la temporada se espera la propuesta de un nuevo director para Santiago de Cuba; al tiempo que Guantánamo, Las Tunas, Granma, Holguín, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Isla de la Juventud, Artemisa y Matanzas no parecen estar animadas a renovar sus cuerpos de dirección.
A pesar de los esfuerzos realizados para crear una escuela que formara mentores de equipo y con el antecedente de grandes nombres, casi instituciones en esos trajines: Ramón Carneado, José Miguel Pineda y Pedro Chávez, entre otros, lo más importante seguirá siendo una evaluación justa y sistemática de quienes ocupen esos puestos, diseñadores no solo para conducir y ganar juegos y campeonatos, sino también para educador peloteros.
galan
27/5/15 12:13
siempre habra polemica ,lo importante es tomar experiencia porque el beisbol es una eterna escuela .solo que las decisiones de la comicion nacional carecen de etica y esto peligra para el prestigio de nuestro deporte,creo no es una alarma el cambio de directores ,lo que mas asusta es el trabajo en la maxima direccion de la pelota en cuba
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