Cuando ya sobrepasamos la mitad de la primera serie nacional de béisbol para jugadores hasta 23 años, lo más llamativo sigue siendo el excelente paso de Santiago de Cuba y el repunte de Cienfuegos, así como la pésima defensa general, pues el promedio de errores por partido anda sobre los 3,23, muy lejos de una calidad real en el juego técnico-táctico.
Los bisoños se han visto demasiado erráticos y solo Mayabeque con 9 pifias (average 980) y Cienfuegos con 11 marfiladas (975) lucen a la altura de un campeonato en que tampoco se han visto bien a los receptores, quienes solo capturan al 45 por ciento de los que han salido al robo, mientras los lanzadores reflejan un aceptable —aunque no modélico— 3,69 promedios de carreras limpias.
Por lo visto, la cantidad de errores no solo tienen que ver con la mala situación de los terrenos —real y que influyen sobre todo para los jugadores de cuadro—, pues gran parte de ellos han sido en tiros de los defensores, al tiempo que llama la atención la mala ubicación o el poco acople defensivo cuando se producen jugadas continuadas.
En el apartado de cada llave, Santiago de Cuba va demostrando el mejor balance entre todos los conjuntos, con 11 victorias en 13 salidas y la punta del Grupo D. Son segundos en bateo (303) y en hits (120), pero lo más distintivo es el juego agresivo, rápido y enfocado en producir carreras, de ahí que tengan los mejores dividendos en robos de base y sacrificio-hit.
Con el madero Aníbal Sierra (413), Alberto Díaz (341 de average), Yadier Sánchez (345) y Norberto Castellanos (317) llevan la voz cantante para apoyar un pitcheo que encabeza Edialbert Valentín, los conocidos Alaín Dela y Ulfrido García, y Edisleidis Núñez. Ojalá esta nueva tropa comience a dar frutos en la próxima temporada de la 54 Serie Nacional élite.
En el caso de Cienfuegos, tras un inicio desastroso, ha hilvanado siete victorias en los últimos 10 juegos y comanda ya el Grupo B, escoltado muy de cerca por La Habana. Esa formación sureña, en gran parte, será la misma que veremos en la venidera campaña élite, de ahí la importancia que reviste esta lid para estos jugadores, de mucho talento, pero pobre fogueo competitivo.
Los otros dos líderes que estarían clasificados a la segunda vuelta del torneo son Ciego de Ávila (Grupo C) y Pinar del Río (Grupo A). Los avileños han mostrado mucha estabilidad desde el comienzo y le ganan la serie particular a tuneros (4-1) y espirituanos (3-1), en tanto dividen con los camagüeyanos (2-2).
Los vueltabajeros andan encaramados en la cima con ocho éxitos y cinco fracasos, a pesar de que Artemisa se les ha clavado como una espina recia, pues han caído contra ellos en tres de las cuatro salidas, todo lo contrario a Matanzas, al cual han barrido en sus cuatro enfrentamientos.
Cualquier análisis aventurado de esta primera Serie Nacional sub 23 no debe obviar el poco entusiasmo de público para presenciar los juegos; la baja calidad y vistosidad del vestuario de las 16 formaciones —en el mundo no se juega ya con pulóver, sino con camisa—, así como las incongruencias sempiternas de nuestro arbitraje.
A favor de la justa, la posibilidad de juego a más de 200 peloteros, algunos de ellos quizás representante de Cuba en el Clásico Mundial del 2017.
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