Cuando las voluntades se imponen a los pueblos y la represión en cualquiera de sus formas pretende acallar el criterio mayoritario, nadie espere que por cualquier vía sus intenciones fracasen, no importan el tiempo y las vicisitudes que deban transcurrir.
Por eso los estadistas sensatos y responsables tienen que ser, en primera instancia, respetuosos defensores de los criterios y aspiraciones de sus conciudadanos, y amigos de dirimir diferencias a partir de la cordura, el entendimiento y el convencimiento concertados. Caso típico: Cataluña.
¿De qué valió entonces al gobierno derechista de España disolver por la fuerza al parlamento catalán luego del triunfo del separatismo en el referendo convocado por esas autoridades y empujar al extranjero o a la cárcel a sus máximas figuras?
¿Qué logró Mariano Rajoy lanzado la policía a las calles, golpeando a manifestantes y clausurando instituciones a nombre de “una sola España”?
Trascurridas apenas semanas de aquellos lamentables episodios, y en elecciones convocadas desde La Moncloa para establecer un nuevo parlamento autonómico en Cataluña, la población ha decidido otorgarle la mayoría del legislativo al independentismo, en lo que representa un severo revés político para Madrid.
En efecto, este diciembre, en una votación sin paralelo local en materia de asistencia a los colegios –casi setenta por ciento de concurrencia- los catalanes decidieron que quieren una administración apegada a las ideas e independencia regional, por encima de otras consideraciones legales o constitucionales.
Una victoria que ya abre enormes interrogantes, y que ha sido lamentada profundamente por los adeptos a no transar con las aspiraciones que aplauden dejar atrás el actual esquema geográfico nacional.
Según fuentes de prensa, “Ciudadanos fue la fuerza más votada en las elecciones, con 37 escaños. Junts per Cataluña (Juntos por Cataluña) quedó en el segundo lugar, con 34 escaños, seguido de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), con 32 asientos en la Cámara autonómica.
“A estas dos fuerzas les siguen el PSC (Partido Socialista de Cataluña), con 17 escaños, Catalunya en Comú (Cataluña en Común), con 8, la CUP (Candidatura de Unidad Popular), con 4, y el PP (Partido Popular) con 3.”
Por lo pronto ya recomenzaron las ”preocupaciones” de los titulados “círculos económicos” españoles sobre los pretendidos daños que ocasionaría a Cataluña persistir en sus aspiraciones separatistas.
Mientras, el destituido jefe del legislativo catalán, Carles Puigdemont, refugiado en Bruselas, dijo que la victoria de este diciembre lanza por tierra todo ardid legalista de Madrid contra el independentismo, y ofreció a Mariano Rajoy la posibilidad de establecer un diálogo en cualquier capital europea.
En consecuencia, en Cataluña parece que muy a pesar de La Moncloa, habrá que “comenzar nuevamente desde el principio”, aunque ahora el independentismo tiene ya dos puntos electorales a su favor: el referendo último y las legislativas de hace apenas unos días.
senelio ceballos
25/12/17 5:32
....Lic.Nestor...PORQUE ESA VICTORIA DE LOS INDPENDENTISTAS?..........no son tan independentistas,,,,SINO CONTRA RAJOY!!....La poca vista larga del gobierno de Rajoy en meterle la fuerza y violencia policial...LA POCA LUZ LARGA del nuevo rey...Ver la historia alla por los annos 1975-78....Todos debemos recordar aquel discurso del Rey...hablandole con el corazon en la mano a los catalanos........Tiempos distintos....La abuelita Spain..pobre y de tecnologias viejas, hambruras etc..Con la llegada del Rey despues del punch militar en el parlamento [ congreso /1975 ]..hizo que todos los pueblos que forman el reinado..Se unieran...Solo con debate abierto y NO con la fuerza...se puede unir pueblos!!!....Recuerden ETA y los vascos!!!
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