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sábado, 2 de noviembre de 2024

USA usa a la OTAN

La militarista Alianza Atlántica se agacha otra vez ante la Casa Blanca...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 15/06/2021
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Otan-Joe Biden
La OTAN bailó en Bruselas al son de la Casa Blanca. (Tomada de dw)

Era de esperar. Desde su creación, la  lamentable tarea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte no ha sido otra que secundar, al precio de su propia cabeza, los planes expansionistas norteamericanos y las aspiraciones gringas de ombligo global.

Por tanto, luego de cuatro años de soportar -cerviz torcida por medio- los improperios de Donald Trump, era necesario intentar suerte y zurcir jirones con  Joe Biden, al menos de rasgos menos bruscos que su antecesor.

De manera que finalizada hace horas en Bruselas la cumbre otanista previa al primer encuentro personal entre Biden y Vladímir Putin este día 16 en Ginebra, los conjurados  y su jefazo pusieron sobre la mesa sus sacrosantas evaluaciones sobre el destino del orbe.

Con China, que ahora aparece hasta en la sopa para los Estados Unidos, el “jurado” reglamentó que se trata de un “desafío sistémico” para la alianza occidental, toda vez que su desarrollo económico avanza al primer plano mundial, a la vez que asume raudos papeles de avanzada en materia de tecnologías de punta y en el escenario militar.

El sofisma no es por gusto. Sin dudas se trata de “marcar diferencias” semánticas con respecto a otro peligroso oponente, Rusia, que esta vez fue bautizada oficialmente como una abierta “amenaza”.

La argucia sin dudas responde a un sueño largamente acariciado por la Oficina Oval en los últimos tiempos, y es el “incentivar”, a partir de pretendidos tratos diferenciados, posibles “cismas unilaterales y oportunistas” en el concierto estratégico existente hoy entre Moscú y Beijing, aunque esté claro que no es ni serán precisamente un abrazo otanista, ni seguridad y paz, lo reservado para ambos colosos ya sea juntos como hasta hoy, o hipotéticamente desunidos como algunos desearían…y los aludidos lo saben muy bien.

De hecho, si Rusia y China han logrado tan alto grado de integración y afinidad, es precisamente, entre otros factores, porque ambos son sometidos a  la constante hostilidad norteamericana y de sus más íntimos adulones, junto al hecho de compartir metas similares a escala global, entre otras el logro de un clima externo de respeto, estabilidad, progreso y colaboración ventajosa para todos los países.

LA OTAN, por tanto, podrá establecer al compás de Biden sus tácticas particulares, pero lo cierto es que a la hora de la verdad no será otra cosa que el siempre lamentable bulto de peleles empujados por un egoísta interés ajeno.

Contra China sigue estando pues sobre la mesa la intención de amputar sus vigorosas alas como formidable e imbatible competidor, y contra Rusia, la pretensión de bloquearla entre sus propias fronteras y conjurar su empeño por profundizar su papel como un factor determinante dentro del concierto mundial.

De manera que casi a horas de las esperadas conversaciones entre los presidentes ruso y norteamericano, la mesa parece servida, y no precisamente con un menú complaciente y prometedor.

Vladímir Putin ha dicho sobre el asunto que  no es extraño que Washington persista en crear roces y tensar cuerdas, a tono con su histórica política externa de prepotencia, aunque explicó que siempre es útil y positivo que dirigentes con puntos de vista diferentes dialoguen frente a frente sobre sus disonancias.

Mientras, del otro lado, el Departamento de Estado insiste en “puntualizar” a Moscú que debe moderar sus tituladas “acciones violatorias” para lograr un mutuo clima favorable, mientras esconde en su bolsa un largo expediente propio de agresiones, intervención, aventuras bélicas, cercos, y sanciones.

Así las cosas, Ginebra dirá entonces cual será el tono y el timbre de la última palabra…


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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