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miércoles, 30 de octubre de 2024

Ucrania: Hasta que USA ordene

Un acuerdo para frenar la guerra depende de Washington...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 16/04/2022
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Guerra-Ucrania-Acuerdo-USA
Que otros mueran… y nosotros tomamos lo que quede. (Tomada de actualidad.rt.com).

Es más que evidente. Para los Estados Unidos y sus congéneres de segundo grado de la OTAN, las imprescindibles acciones militares rusas en Ucrania deben convertirse en un abrasivo que “desgaste a Moscú” a toda costa y a todo costo. Desde luego, sobre el terreno están además aquellos intereses ultraconservadores ucranianos que, con el disfraz de “patriotas”, les importa un bledo hundir al país y a sus conciudadanos en un prologado infierno de fuego a cuenta de complacer a quien les llena las manos de armas y dinero para alimentar el ejercicio de sus añosos odios nazis.

Puede sonar duro a algunos, sobre todo por el costo de sufrimientos y cuantiosas pérdidas materiales que ello supone para los contendientes, pero objetivamente, si hay grandes desmadrados en esta historia radican en Washington, en el resto del titulado “Occidente”, y en los poderes reaccionarios ucranianos alebrestados, manipulados y utilizados por el hegemonismo Made in USA.

Si la malsana estrategia oficial gringa de imponerse globalmente no existiese, seguramente nunca habríamos sido testigo de lo que hoy azota a ucranianos y rusos. Bien advertidos estuvieron la Casa Blanca y sus maleables testaferros a lo largo de ocho años por Moscú, que Ucrania era la última línea roja que no podía ser traspasada por la OTAN en su loca carrera hacia al este…y nadie escuchó o no quiso hacerlo.

Y cuando la pradera arde por los cuatro costados, Europa Occidental se rasga las vestiduras y se enrosca sumisa y servil a las apetencias norteamericanas; un senil Joe Biden balbucea que “irá personalmente al combate si es necesario”; y las armas y el dinero fluyen sin límites en pretendido socorro de los “agredidos ucranianos”; resulta entonces complicado creer que todo se hace precisamente por “la paz y la estabilidad” de un pueblo eslavo empujado al matadero frente a sus consanguíneos vecinos para aupar poderes absolutistas ajenos.

De ahí los vaivenes de un diálogo bilateral que no cuaja, porque del lado de los presumibles “combatientes democráticos” nada se dice o hace si la batuta Made in USA no lo precisa, decide, conforma o dispone. Lo expresaba por estos días con toda claridad el canciller ruso, Seguei Labrov, al explicar a la prensa que “Ucrania no es soberana para tomar decisiones que vayan en bien de sus ciudadanos”, toda vez que los “Estados Unidos y el Reino Unido no le permiten firmar una capitulación ni llegar a ningún acuerdo de paz con las autoridades rusas”.

Y no es ficción. El propio rotativo The Washington Post reveló por esas mismas fechas que el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan confirmó que la administración del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, “está en estrecha coordinación” con el gobierno de Joe Biden y en contacto “casi diario" con la Casa Blanca.

Es evidente entonces quién manda realmente, apostilló la citada publicación gringa, que además aseguró textualmente que “la OTAN considera a los ucranianos como mera carne de cañón en su guerra imperial contra Rusia. La alianza militar liderada por EE. UU. ha dejado claro que está dispuesta a sacrificar hasta el último ucraniano para desangrar a Rusia y promover los intereses geopolíticos de Occidente”. En pocas palabras “nuestra guerra, pero con muertos ajenos”.

Y en tales condiciones era de esperar que Moscú, que hasta hoy ha logrado desarrollar sus planes militares con precisión y a la altura de sus fines defensivos estratégicos, no solo rechace la tragicomedia en que se han convertido los diálogos bilaterales con Kiev, sino que asegure que seguirá adelante con su operación bélica hasta lograr sus metas y asegurar un clima estable y equilibrado ante su frontera oeste.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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