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viernes, 15 de noviembre de 2024

Trump quieto en home

El controvertido presidente electo logra el voto de los compromisarios y asegura su entrada en la Casa Blanca...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 27/12/2016
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Donald Trump
Donald Trump denunció varias veces durante su campaña que sería víctima de un fraude en las urnas si llegaba a coronarse como candidato republicano.

Expertos y medios de prensa insisten en el hecho de que, si las recientes elecciones norteamericanas tuvieron ciertamente visos inéditos a cuenta de la batalla entre los principales aspirantes a la primera magistratura, el proceso ulterior de confirmación y traspaso de funciones sigue marcando hitos.

Así, la recientísima confirmación del triunfo de Donald Trump por el denominado Colegio Electoral, integrado por 258 compromisarios de todos los Estados del país, si bien siguió finalmente la generalizada tendencia de ajustarse al resultado en las urnas, estuvo marcada esta vez por un fuerte empeño opositor para desautorizar al mandatario de estreno.

No solo partidarios demócratas intentaron convencer a sus pares republicanos del Colegio Electoral para que retiraran el apoyo a Trump, sino incluso personajes de esta última agrupación política pusieron en evidencia que no ven con agrado al ascenso del multimillonario a la Oficina Oval, al que tildan de improvisado y ególatra.

Y es que, ciertamente, y tal vez como nunca antes, el tan justipreciado sistema electoral norteamericano ha puesto en evidencia por estos meses que los cánticos y alabanzas sobre su limpieza, equidad, seriedad y solidez, no pasan de ser adjetivos de ocasión.

Y los argumentos que calzan este juicio, que no pocos norteamericanos han admitido en  por estos días, van desde la extraña, sospechosa y frustrada paralización del conteo de votos en la madrugada del pasado 9 de noviembre, cuando ya Trump marchaba a la cabeza de los comicios, hasta el intento de ciertos demócratas de atribuir a los rusos toda una campaña mediática favorecedora del magnate inmobiliario, que incluyó el hackeo de miles de email de Hillary Clinton, una acusación ya rebatida con profusión de datos por quienes realmente accedieron y divulgaron tales materiales, pero que sin embargo se sigue agitando con fuerza por la CIA y la propia Casa Blanca.

De todas formas, un análisis de la agencia norteamericana de noticias AP, al abundar sobre el asunto de marras, admite que estas elecciones presidenciales han sembrado mayores dudas y desconfianzas entre la ciudadanía con respecto a los pretendidos valores de su tan elogiado entramado eleccionario.

De hecho, recuerda la fuente, el propio Donald Trump denunció varias veces durante su campaña que sería víctima de un fraude en las urnas si llegaba a coronarse como candidato republicano, y  por esa vía al menos 56 por ciento de sus seguidores hizo evidente sus resquemores en torno a la imparcialidad del proceso, junto a 11 por ciento de los votantes demócratas.

Por demás, también se hace ahora especial insistencia en la contradicción entre el voto popular y el método que otorga la victoria real al aspirante que suma más Estados a su favor.

Asunto, desde luego, de muy vieja data, pero que solo suele cuestionarse públicamente por la dirigencia política cuando, como ahora, una inquieta aspirante demócrata y sus impávidos seguidores deben asumir la derrota pese a contar con más de dos millones de sufragios físicos por encima de Trump, todo porque, a pesar de todo, ese monto no se combinó adecuadamente como para  otorgarle el número de compromisarios estaduales requeridos.

No obstante, Trump ya celebró su triunfo por partida doble -en las urnas y ahora en el Colegio Electoral- entidad esta última que pese a todos los contratiempos le concedió más de 305 votos de los 538 posibles, en lo que constituye una holgada mayoría frente a  la sumatoria lograda por su oponente.

De todas formas, salvado este episodio (sin dejar de pensar que todavía puede tener cola en los próximos días) es casi seguro que ya en sus funciones presidenciales Donald Trump, seguiremos siendo testigos de nuevas trifulcas y enredos entre un irreverente y díscolo mandatario, una oposición demócrata hasta ahora incapaz de autocriticarse, y un segmento republicano que todavía no se inclina a admitir a la jefatura nacional electa.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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