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viernes, 15 de noviembre de 2024

Tiempo de concertación o debate en Camerún

Diferentes procederes coloniales fomentaron dos modos de desarrollo y vida distintos en Camerún, donde casi 60 años de conexión no logaron borrar discrepancias entre anglófonos y francófonos, lo cual ahora se podría subsanar...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 12/07/2020
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Camerun
Afirman grupos humanitarios que Camerún, encabeza la lista de países con mayor número de personas que abandonaron sus hogares sin recibir ayuda internacional. (Tomada de actualidadhumanitaria.com).

Pese a existir mucho escepticismo acerca de que unas conversaciones entre el gobierno de Camerún y los grupos rebeldes de las zonas anglófonas se realicen de inmediato, un acercamiento así puede conducir a un entendimiento favorable a todos.

Existen dudas al respecto, pero hay señales de que un evento similar es posible para beneficio general, incluyendo la seguridad de la población de la que apenas se habla al tratar el tema del conflicto desatado formalmente en 2017, pero promovido desde 2016.

Mientras que el bajo perfil y hasta el secretismo marcaron recientes reuniones entre ambos bandos, Sisiku Julius Ayuk Tabe, presidente de la autoproclamada República de Ambazonia, informó que él y otros jefes encarcelados deliberaron “con responsables del Gobierno", y medios de prensa insisten en que se busca un cese del fuego.

En ese sentido es loable llegar a un entendimiento que ponga fin a un conflicto armado que estalló en 2017, pero que se fomentó un año antes cuando se reducía a manifestaciones pacíficas en las regiones angloparlantes. A esta altura ya cobró las vidas de miles de personas: civiles, guerrilleros y militares.

Además, al conversar, las partes evitarían un posible empeoramiento de la situación y que todo se descarrile de tal manera que dificulte cada vez más el retorno a la normalidad, así como recomponer los necesarios patrones de seguridad para fortalecer la convivencia y la vitalidad camerunesa por encima de intereses de grupos.

Ayuk Tabe y otros nueve jefes separatistas desde agosto del pasado año cumplen condenas de cadena perpetua tras ser hallados culpables de secesión, actos relacionados con el terrorismo, hostilidad hacia la patria, reclutamiento de personas para su participación en actos de terror…

Respecto a la posición de los encarcelados de cara al supuesto diálogo, el líder de la autoproclamada República de Ambazonia expresó: “No podemos tener desarrollo sin estabilidad y no podemos garantizar el futuro de nuestro pueblo sin paz. Por el bien de nuestro pueblo, que reine la paz”.

En junio pasado, un grupo de laureados con el premio Nobel, antiguos jefes de Estado y expertos en derechos humanos se unieron en un llamado para que se alcance un cese del fuego en Camerún, esencial para que médicos y demás personal de la salud puedan asistir a la población en medio de la pandemia de la COVID-19.

Los antagonismos se actualizaron: sus raíces corresponden a los años 50 del pasado siglo, cuando las regiones Noroeste y Suroeste eran colonias británicas, que a partir de 1 de octubre de 1961 decidieron unirse al Camerún francés, cuya independencia logró en 1960 y juntos emprendieron el federalismo, al que siguió la República Unitaria.

Pero imperfecciones en ese engranaje estatal motivaron el surgimiento de ideas separatistas, por una supuesta marginación por parte del Gobierno central, lo cual derivó en una dura represión a raíz de la autoproclamación de la independencia de Ambazonia el 1 de octubre de 2017, desde entonces la contienda se interpone.

El conflicto bélico ya causó la muerte de más de 3 000 personas, obligó a unas 500 000 a abandonar sus hogares, 60 000 se refugiaron en Nigeria y mantuvo a unos 800 000 niños fuera de las escuelas, evalúa el sitio digital thenewhumanitarian.org y añade que la violencia se ejerció por ambos contrincantes.  

Hoy el asunto es resolver el embrollo, cuando al parecer el razonamiento más lúcido consiste en que el empleo de la fuerza al máximo no es la única opción, aunque aún predomina tanto entre las tropas del Gobierno como en los comandos de las guerrillas separatistas.

Ahora una delegación del Gobierno camerunés contactó discretamente con líderes separatistas con el propósito de lograr un alto el fuego en las zonas de habla inglesa, aseguró el sitio digital The Africa Report y añadió que ese intercambio comenzó el 2 de julio.

Según ese medio de difusión, ese día Sisiku Julius Ayuk Tabe fue sacado de su celda para encontrarse con Léopold Maxime Eko Eko, jefe de la Dirección General de Asuntos Externos Investigación, a quien las autoridades enviaron para averiguar las condiciones establecidas por los rebeldes para un alto el fuego efectivo.

Sin embargo, ya es evidente que de ocurrir a plenitud el diálogo no va a transitar por un sendero de rosas, pues hay componentes de las guerrillas que desconocen la legitimidad de Ayuk Tabe para representarlos en las pláticas, así como en la diáspora también hay figuras que rechazan el intercambio.

Supuestamente Ayuk Tabe fue depuesto en junio de 2019 por el Consejo de la Restauración, legislativo del autoproclamado Estado de Ambazonia, tras acusarle de realizar actos peligrosos para la revolución y las instituciones populares, crear profundas divisiones, confusión y conflictos, y en su lugar designó a Samuel Ikome Sako.

También es parte del cuestionario el hecho de saber si todos los sectores gubernamentales aplauden estos intentos de acercarse a posiciones comunes que posibiliten detener el conflicto, el cual en los últimos tres años manejaron el presidente, Paul Biya, y el Ejército Federal sin frenarlo.

De hecho, eso quizás es uno de los aspectos más complejos del asunto, porque el 7 de junio Biya declaró que la existencia de conversaciones con separatistas anglófonos encarcelados para intentar lograr un alto el fuego eran afirmaciones que “no son consistentes con la realidad”.

Sin embargo, el vocero del Ejecutivo, René Emmanuel Sadi, reafirmó que el Gobierno está dispuesto a buscar soluciones pacíficas a la crisis en las regiones Noroeste y Suroeste, principalmente a través del diálogo, pero respetando la unidad nacional y la integridad territorial camerunesas.

Lo que ocurre es que persisten una serie de intereses gravitando sobre el tema y aún se desconoce hasta dónde pueden influir en la decisión de negociar o no, ya que un proceso de esa índole conduciría a hacer concesiones de las dos partes y posteriormente pasar la prueba más difícil: ¿cómo implementar los resultados?

El Gobierno pone sobre el tapete la unidad del espacio nacional, mientras que los más radicales entre los rebeldes demandan la independencia, que significaría en términos de jurisdicción una fractura territorial y de la autoridad, aunque existen posiciones intermedias con las cuales habría que contar en caso de negociaciones.

Mientras tanto, todo está planteado y nadie da un paso decisivo, al menos públicamente, pero no es de dudar que algo pueda estar moviéndose en la profundidad de la realidad política camerunesa, pese a todo el escepticismo.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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