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sábado, 16 de noviembre de 2024

Terrorismo derechista en Venezuela

Un mes de violencia deja saldo de unos 40 muertos...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 13/05/2017
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Manifestantes opositores-Venezuela
Manifestantes opositores lanzan una bomba de excremento como armas que despiden un pésimo olor y transmiten enfermedades bacterianas. (Foto: Carlos Rawlins)

A pesar de los esfuerzos del gobierno de Venezuela por establecer un diálogo de paz con la oposición, por el contrario, se movilizan en Caracas y otras importantes ciudades jóvenes armados, organizados en cédulas militares, con líderes que fomentan el terrorismo, con saldo de unos 40 muertos y casi 800 heridos en este último mes.

No se trata de grupos estudiantiles opuestos a la Revolución Bolivariana. La evidente preparación de las acciones, los escudos protectores, el encubrimiento corporal, el armamento, la creación de cocteles Molotov con excrementos llamados puputov y los horarios en que actúan indican que no son protestas espontáneas sino dirigidas y organizadas por elementos con experiencia en esta guerra de desgaste.

Médicos venezolanos han alertado sobre el uso de las heces fecales como armas que despiden un pésimo olor y transmiten enfermedades bacterianas, pero aun así continúan usándolas, aun cuando vayan en contra de los propios protagonistas del vandalismo, principalmente en Caracas y el Estado Miranda, gobernado por el contrarrevolucionario Henrique Capriles.

La media internacional se ha encargado de empoderar a estos contrarrevolucionarios y a figuras creadas y manipuladas para brindar falsas imágenes de valentía y arrojo de los participantes, como la mujer que se puso delante de una tanqueta, segura de que no la iba a aplastar. O el hombre desnudo que trepó por uno de esos equipos, los dos fotografiados y exhibidos como trofeos en las redes sociales y en primeras páginas.

Los participantes de estos grupos terroristas se mueven en pequeños grupos, dirigidos por un líder, con una vanguardia y una retaguardia, que actúan de manera escalonada de acuerdo a como se va presentando la movilización.

Desde principios de abril pasado la derecha acrecentó sus planes contra el gobierno de Nicolás Maduro para intentar, mediante acciones diplomáticas en el plano internacional y violentas a lo interno, la caída de la Revolución Bolivariana.

Sus representantes más retrógrados, integrados en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), se niegan a participar en la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) convocada por el mandatario, en apego a la Constitución Nacional, mediante elecciones libres y secretas.

La Constituyente es el camino que encontró Maduro para garantizar la estabilidad del país, luego de agotarse las posibilidades de que los conservadores se sumaran al diálogo al que han sido llamados en varias ocasiones, como un camino para encontrar la imprescindible paz para la supervivencia nacional.

La MUD, que exigió en los últimos años la ANC, ahora trata de crear el caos interno quebrando las estructuras institucionales del país y desoyendo los llamados al entendimiento fomentado por el gobierno, personalidades influyentes en la política mundial y hasta el Papa Francisco, que envió un delegado personal a Caracas para colaborar en la solución de la crisis interna del país.

Mientras, aunque Venezuela renunció en legítimo derecho a su permanencia en la Organización de Estados Latinoamericanos (OEA), ese mecanismo de dominación de Washington insiste en juzgar las circunstancias políticas en la nación suramericana, que ya advirtió no asistirá a ninguna de sus reuniones.

Este miércoles, la OEA sufrió una nueva derrota en sus planes injerencistas, ordenados por Estados Unidos contra el legítimo gobierno venezolano. Debido a la oposición en el seno de la OEA de países amigos de Venezuela, el Consejo Permanente de ese bloque, presidido por Bolivia, aplazó la votación de una nueva convocatoria a los cancilleres de las naciones miembros para analizar el contexto en la soberana nación suramericana, sin su autorización.

Se trata de otra maniobra del secretario general de esa entidad, Luis Almagro, quien ha hecho de la derrota de Maduro una cuestión prioritaria, pues debe cumplir las órdenes recibidas de Estados Unidos de usar a esa organización como palanca para una intervención militar por una supuesta crisis de gobernabilidad.

El plan contra la Revolución Bolivariana comenzó cuando el fallecido presidente Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999. Luego de su muerte hace tres años, Maduro, su sucesor y discípulo, ganador de la presidencia en elecciones libres, trata de mantener a salvo el legado de Chávez, a pesar de las duras campañas conservadoras contra el país.

Con grandes sacrificios financieros, atacado por distintos flancos por la oligarquía local y regional con una prolongada guerra sucia, la administración revolucionaria refuerza la unión cívica-militar, mantiene sus programas sociales, diversifica la economía y eleva su prestigio internacional.

Venezuela se mantiene invicta en medio de las atrocidades cometidas por una bien engrasada maquinaria conservadora que llevó al país a un estado calamitoso, sin alimentos ni medicinas, fomentó luego las protestas callejeras del 2014 con saldo de 43 fallecidos, interactuó con los personajes más sórdidos de América Latina y Estados Unidos, fomentó la división interna, desprestigió al ejecutivo y su presidente, apoya la intervención de la OEA y ahora lleva la muerte a las calles.

Para analistas, la crisis interna de Venezuela, con 32 millones de habitantes, y poseedora de la mayor reserva de petróleo en América Latina, cobra ribetes dramáticos, ya que su sociedad aparece polarizada entre quienes siguen adelante con el movimiento bolivariano y quienes buscan el retorno de sus privilegios capitalistas.

Solo con el diálogo y con la instalación de la ANC es que Venezuela podría resolver la delicada situación en la que la tiene colocada la intransigencia de una derecha armada, dispuesta al parecer a sacrificar su país y los logros alcanzados en la última década y media de gobierno chavista.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


Ricard Rodríguez
 14/5/17 8:58

Organizados en escuadrones como en la Plaza de Maidan en Kiev (Ucrania), Este ejemplo debería servir de experiencia para los estados que son atacados con la revuelta terrorista permanente encaminada a derrocar a un gobierno legalmente constituido.

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