Las elecciones primarias de las fuerzas de izquierda y de derecha en Chile para designar sus candidatos a las presidenciales del 21 de noviembre próximo dejan gratas sorpresas y el signo de que nuevos liderazgos comienzan a irrumpir en la llamada nación del cobre, su principal rubro de exportación.
Los comicios del pasado domingo, a los que auguraban una baja participación ciudadana, pues solo podían votar los miembros de los partidos integrantes de las coaliciones Chile Vamos y Frente Amplio (FA) e independientes atrajo, por el contrario, a más de tres millones de votantes. O sea, fue la más participativa en la etapa de la democracia representativa desde 1980 hasta ahora.
A pesar de tratarse de unas primarias, la notable concurrencia, en medio de la pandemia de la COVID-19, fue la primera sorpresa positiva del pasado domingo. Una mayoría de jóvenes llegaron hasta los centros electorales para darle con el sufragio un puntillazo a los partidos tradicionales.
Es significativo que Chile puso fin al voto obligatorio —medida ahora en revisión en el Congreso— lo que redujo drásticamente la participación ciudadana a niveles muy bajos, pero que también expresaba el rechazo popular a alianzas y partidos tradicionales, y cómplices del sistema neoliberal bajo el que gobierna el derechista presidente Sebastián Piñera.
Hace unos años, y según verificaron entes calificados, los principales ausentes eran los jóvenes, que ni siquiera sacaban el título electoral.
Las grandes movilizaciones del 2019 que obligaron a Piñera a la celebración de una consulta popular y la posterior convocatoria y elección de una Convención Constituyente, ya en plena faena de redactar una nueva Carta Magna atemperada a los necesarios cambios reestructurales, demostraron que las urnas son las grandes enemigas del neoliberalismo y en ellas podría fraguarse el deseado proceso de cambios políticos.
La juventud, y no los partidos tradicionales y de derecha, fue el corazón de las movilizaciones y los principales demandantes de transformar las estructuras de la nación, dejando a un lado el degradante sistema neoliberal implantado por el dictador Augusto Pinochet, que ha desangrado la economía nacional y en consecuencia a los trabajadores.
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En la consulta interna de derecha e izquierda llama la atención el cambio en los resultados previstos por las encuestas que daban como ganadores al derechista Joaquín Lavín y al comunista Daniel Jaude.
Lavín, líder histórico del conservadurismo, que se suponía que tenía las de ganar este domingo y ser el candidato de esa fuerza política en los comicios, fue derrotado por un político que era del partido Demócrata Cristiano (PDC), y se presentó como independiente, Sebastián Sichel, con posiciones mucho más moderadas.
Sichel, 43 años, ya recibió votos del PDC y derrotó a la extrema derecha, algo que ni siquiera fue previsto por los principales politólogos chilenos.
Con el 49 % de los votos, Sichel derrotó a Lavín en las primarias de Chile Vamos y a sus excompañeros de gabinete Mario Desbordes (del conservador Renovación Nacional. RN) e Ignacio Briones (del liberal Evópoli).
El exministro de Desarrollo Social en el gobierno de Piñera entre 2018 y 2019 y presidente del estatal Banco Estado hasta diciembre de 2020, acudió a estas primarias sin el respaldo de ninguna formación en específico.
“Llegó la hora de cambiar la historia para bien, la historia de las personas comunes (...) Adiós a la vieja política que divide el mundo en dos”, afirmó Sichel tras conocerse los resultados.
Por primera vez —advierten algunos medios chilenos— desde la salida de Pinochet, los partidos más poderosos de la derecha, RN y Unión Demócrata Independiente (UDI), se quedaron sin aspirante propio a una elección presidencial.
Fuerza del Frente Amplio
La consulta de la alianza de izquierda liderada por el FA también brindó acontecimientos inesperados.
Esa agrupación demostró su músculo al lograr una participación de votantes superior a la de la derecha. Algunos analistas consideran que llegará a las presidenciales de octubre con mayores perspectivas que cualquiera otra agrupación.
El FA —integrado por varios grupos de la nueva izquierda chilena que surgió en el entorno de las movilizaciones nacionales estudiantiles— demostró que en sus filas hay una renovación de nombres conocidos e históricos.
Hasta la celebración de las primarias, el favorito del izquierdismo era un joven líder del Partido Comunista, Daniel Jadue, quien encabezó la última encuesta general sobre las posibilidades de sustituir al ultraderechista Piñera.
Jadue, según las muestras, encabezó las investigaciones para dignatario con un 17 %, seguido del derechista Lavín, con un 15 por ciento.
En esta ocasión Beatriz Sánchez, candidata presidencial en 2017 por la izquierda, no quiso postularse de nuevo, aunque había logrado un 20 % de los sufragios. Decidió dejarle el espacio a Gabriel Boric, un abogado que acaba de cumplir 35 años, la edad mínima para aspirar a la primera magistratura.
Boric tuvo más de un millón de votos, 300 000 de diferencia con Jadue, y el 60 % total. Su victoria, apuntan analistas, está basada en la presentación de una plataforma renovadora para la izquierda chilena —ecológica, descentralizadora, feminista, entre otros aspectos— y sorprendió a estratos tradicionales o no, de la política chilena.
En sus primeras declaraciones tras la victoria, Boric destacó la necesidad de luchar por un modelo reivindicativo de los derechos fundamentales en el país.
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”, indicó el joven ante sus seguidores.
Con su victoria, el candidato del FA le quita espacio a la alianza Concertación y en particular al Partido Socialista, del que una parte ya votó por el joven abogado en la consulta interna.
Jadue es el alcalde de la localidad de Recoleta, y se caracteriza por un estilo más duro y rígido que su hasta ahora principal contrincante, quien, por el contrario, muestra razonamientos más democráticos, abierto a escuchar propuestas y críticas.
Analistas consideran que para ganar la presidencia el 21 de noviembre próximo, Boric deberá consolidar el apoyo del Partido Comunista y otros sectores que contribuyeron con Jadue, quien de inmediato le brindó su apoyo y llamó a la unidad para que los izquierdistas puedan ganar dentro de casi cuatro meses.
El joven aspirante también precisa sumar la colaboración del Partido Socialista para aislar a la Democracia Cristiana y uniendo las fuerzas del centro-izquierda de Chile para declarar al Frente Amplio de mayoría nacional.
Si gana el Palacio de La Moneda, Boric tendrá a su favor una nueva Carta Magna que, según la mayoría de los 155 miembros de la Convención Constituyente, reestructurará las bases políticas de la nación andina de 19 349 395 habitantes.
Para el profesor Mauricio Morales, de la Universidad de Talca, las inesperadas victorias de Sichel y Boric son “un tirón de orejas al extremismo” y suponen un cambio generacional importante, pues ninguno de los dos había nacido en 1973, año del golpe de Estado contra el presidente socialista Salvador Allende por el traidor Pinochet.
La también profesora Lucía Dammert, de la Universidad de Santiago de Chile, recordó que “por primera vez la izquierda elige un candidato con posibilidades de éxito electoral sin los partidos que gobernaron Chile durante tres décadas”.
Boric y Sichel no serán los únicos aspirantes a la silla presidencial, pero sí están verificados como los de mayores posibilidades.
Aún se desconoce si la actual presidenta del Senado, la demócratacristiana Yasna Provoste, presentará su candidatura antes del 23 de agosto, sin someterse a primarias ciudadanas, o si renunciará y se unirá a Boric.
En el aire están aún las inscripciones del Partido Socialista, que llevaría a Paula Narváez, exportavoz de la expresidenta Michelle Bachelet, las del ultraderechista José Antonio Kast, y del alcalde izquierdista de Valparaíso Jorge Sharp, uno de los que dio el frente en las movilizaciones de 2019.
Desde Santiago de Chile, el corresponsal de la agencia Prensa Latina, Rafael Calcines, afirmó: “No se descarta tampoco que desde la izquierda irrumpa en la lid un candidato impulsado por la denominada Lista del Pueblo, integrada por nombres que emergieron de la población durante la revuelta popular desatada en octubre de 2019, y que ya anunció su interés en presentarse”.
La primera vuelta de los comicios tendrá lugar el 21 de noviembre y la segunda, si es necesaria, el 19 de diciembre.
Ante el ganador se presenta una nación en crisis multifacética debido, entre otras causas, a la mala gobernanza de Piñera, agudizada por la pandemia de la COVID-19, que causó hasta ahora miles de muertos y casi dos millones de contagiados.
También le tocará el histórico momento de someter a referendo la Carta Magna ahora en preparación y su promulgación, un nuevo espacio de transformaciones para Chile, luego de 20 años de la salida de Pinochet, un renombrado sicario del imperialismo estadounidense en América Latina y El Caribe.
pilar
22/7/21 12:55
Arriba Chile, ahora o nunca.
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