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martes, 19 de noviembre de 2024

Sin muchas emociones, presidenciales en Chile este domingo

La pugna es entre el derechista Piñera y el centroizquierdista Guillier...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 17/12/2017
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La abstención, un peligro latente para las elecciones presidenciales del próximo domingo, parece incentivar más a los votantes chilenos que la designación de un nuevo presidente entre el conocido millonario conservador Sebastián Piñera y el senador de centro izquierda Alejandro Guillier.

Los dos aspirantes —Piñera, por Vamos Chile, y Guillier, por la coalición oficialista Fuerza de la Mayoría— no mueven demasiado los corazones de los ciudadanos que, al tanto de sus programas, observan silencio absoluto sobre la reestructuración de la base de la economía chilena y la derogación de las leyes y la Constitución Nacional impuesta durante la dictadura del general Augusto Pinochet.

En la primera vuelta del pasado 19 de noviembre, como se pensaba, el expresidente obtuvo la victoria entre ocho postulados, pero con un porcentaje de un 36,64 %, distante del 44-46 % que él auguraba, mientras su contrincante más cercano logró un 22,7 %, y el izquierdista Frente Unido, de Beatriz Sánchez sorprendía con un 20,27 %, lo que la convirtió en la real triunfadora en la lid, pues ese partido apenas tiene 11 meses de fundado, pero con un discurso político novedoso que entusiasma a la juventud.

Su líder, una periodista conocida en medios radiales y televisivos, tiene como principal objetivo la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente que permita la construcción de una sociedad sin el fantasma de Pinochet en torno y logre mejorar la calidad de vida de un 48 % de pobres, en uno de los países de más fuerte economía en Suramérica.

Unos 14 millones de ciudadanos están convocados a las urnas el próximo 17, mientras las últimas encuestas —que se conocen 15 días antes de los comicios— dan un empate técnico entre los contrincantes.

El sondeo de Cadem del viernes 1 de diciembre concede a Piñera el 40 % del sufragio, y a Guillier, 38,6 %. Criteria, del 20 de noviembre, da 47 % al exmandatario y 45 % a Guillier. En la lid ganará quien obtenga la mayor cifra de votos.

Sin embargo, ninguna de las dos encuestadoras sugiere el porcentaje que tendrá el abstencionismo, que marcó un 46 % el pasado mes.

Analistas entienden que el respaldo personal dado al candidato de Fuerza de la Mayoría por Sánchez arrastraría con ella a un alto número de sus seguidores, lo cual sugiere una ventaja importante para el oficialista partido.

La dirigente de Frente Amplio fue tajante cuando indicó que Piñera cruza los límites políticos “y no podemos someter a Chile a un riesgo de esa naturaleza. Piñera no solo significaría un riesgo sino un retroceso para los chilenos”.  

El que se movilice el electorado del joven partido a favor del senador por Antofagasta es una incógnita que se develará el domingo, puesto que el Frente Amplio está integrado por 14 organizaciones progresistas o de izquierda, pero no todos sus militantes comulgan con quien dice dará continuidad a las políticas de la actual mandataria Michelle Bachelet.|

El gobierno de Nueva Mayoría se muestra optimista ante la posibilidad de sumar la votación de Sánchez a la de Guillier y otros candidatos de izquierda derrotados en la primera vuelta, pero, en la práctica, solo cuando se cuente la última boleta podrá saberse si había razón o no para el entusiasmo.

A pesar de que la mandataria, que cumple un segundo mandato, acompañó al senador postulado en su campaña, el hecho es que el inesperado porcentaje del Frente Amplio —que lo situó en tercer lugar entre 14 aspirantes— se debió, en buena medida, al rechazo de la ciudadanía a las reformas gubernamentales, que no cumplen las expectativas populares de cambio.

Al término de su mandato, Bachelet se despide con un 40 % de la simpatía popular, el índice más alto alcanzado desde el 2015.

Estrategas electorales indican que la competencia en el balotaje será, observando el comportamiento actual de las distintas fuerzas, voto a voto.

A estas alturas, esas fuentes consideran que el oficialismo, si logra aunar a las restantes agrupaciones, tendría las mismas opciones de ganar que Vamos Chile, y retendría la presidencia.

Piñera, el hombre más rico de Chile, arrimó a su caldero a algunas figuras de la derecha, como el excandidato presidencial José Antonio Kast (7,6 %), quien reivindica la figura y las políticas de Pinochet.

Luego de los resultados del pasado mes, en solo cuatro semanas los dos contrincantes elevaron su ritmo y estuvieron obligados a realizar cambios en sus discursos.

El postulado de Vamos Chile transformó su mensaje, y de una oposición a la gratuidad a la educación superior se enfocó en el beneficio sin erogación monetaria del alumnado de la formación técnica.

Guillier también se movió en el terreno de la educación para cautivar al electorado del Frente Amplio y prometió eliminar la deuda de los alumnos con los bancos para acceder al estudio, pero solo para el 40 % de menos recursos.

Un asunto interesante es el tema judicial, que pretenden mejorar, pues ambos aspirantes se han visto envueltos en acusaciones de ese poder. Piñera fue indicado por participar en más de 13 casos de corrupción durante su período presidencial (2010-2014).

En los debates entre los aspirantes, Guillier recordó que el exmandatario había evadido impuestos, pero él fue inculpado por la radio Bio Bio por la misma práctica durante más de 20 años, según reflejó TeleSur en un comentario.

Guillier, dijo la multinacional de noticias, fue señalado por usar recursos parlamentarios para pagar asesorías externas, entre marzo de 2016 y julio de este año, por 47 millones de pesos a una empresa llamada Beltrán Asociados Spa, la cual fue creada una semana antes de prestar servicios al Senador.

No hay muchas opciones en cuanto a programas de gobierno para los chilenos, pues los dos aspirantes presentan proyectos que siguen sin atender las demandas sociales, económicas y políticas de los grupos más vulnerables, que superan los siete millones de personas. Uno, un reconocido derechista, enfila sus programas para fortalecer el sistema neoliberal en el país y beneficiar a la clase media, mientras el otro, masón y periodista, es el heredero de las reformas de una presidenta que aunque quiso no pudo beneficiar a la juventud empobrecida con una educación gratuita y de calidad.

Esta es la séptima elección en democracia representativa luego de la caída de Pinochet en 1990.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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