Con noventa por ciento del apoyo de los más de 115 mil militantes que recientemente tomaron parte en la consulta para elegir a sus máximas figuras, el profesor universitario de treinta y ocho años de edad, Pablo Iglesias, resultó confirmado como secretario general del izquierdista movimiento Podemos.
Veterano de numerosas lides, en especial las que recientemente tuvieron lugar por todo un año para lograr la formación de un gobierno nacional, Iglesias encabeza nuevamente a la hoy tercera fuerza política española, enfocada, según su dirigente, en seguir siendo el instrumento de las mayorías sociales empeñadas en lograr una nación justa, equilibrada y verdaderamente participativa.
Lo interesante de la confirmación de Iglesias radica en el hecho de que esta se produjo en medio de un público enfrentamiento de criterios con su segundo en la nómina partidista.
La disputa entre ambos gira en torno a que el reelecto secretario general aboga por el fortalecimiento de los principios izquierdistas dentro de Podemos, en tanto que su vice pretendía una mayor apertura de acción de manera de captar a posibles simpatizantes dentro de la social democracia.
Para Iglesias, el movimiento Podemos, nacido en 2014 en medio de las luchas de los ciudadanos inconformes con el desempeño de la administración liderada por el derechista Partido Popular, PP, y el actual jefe de gobierno Mariano Rajoy, debe ser cada vez más la real alternativa de las fuerzas progresistas y populares de España frente a la preponderancia de los sectores reaccionarios en el aparato estatal.
En consecuencia, dijo el jefe de Podemos luego de la votación que le dio el triunfo, su partido nunca se equivocó ni se equivocará de bando, y seguirá haciendo una oposición firme a cuanto no obedezca a las aspiraciones de las mayorías.
Como se recuerda, España no pudo concretar gobierno durante todo un año porque, luego de elecciones generales, el PP, de gobierno, fue incapaz de sumar los escaños parlamentarios necesarios para asumir esa tarea por la oposición del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, segundo en los votos, y Podemos, en tercer lugar.
Entonces Pedro Sánchez, en ese instante máxima figura del PSOE, fue comisionado por el rey Felipe Sexto para establecer gabinete, pero las diferencias con Podemosy otras fuerzas políticas no ayudaron a ese fin.
En todo el largo preceso que mantuvo en vilo a la sociedad española por la carencia de una nueva administración, se sucedieron largas negociaciones entre los principales partidos hasta que, finalmente, y en un cierre que motivó la renuncia de Sánchez como líder socialista, los sectores más conservadores del PSOE decidieron abstenerse en las Cortes para facilitar la materialización de los intentos de Mariano Rajoy de retomar la dirección del país.
Podemos, que para entonces aparecía coaligado con Izquierda Unida, siguió promoviendo la oposición más cerrada a la vuelta del PP y de Rajoy, una línea de acción que sin dudas ha sido confirmada por su militancia al dar el voto ampliamente mayoritario a Iglesias para que continúe al frente de la agrupación.
Para muchos observadores locales, esta confirmación de liderazgo y trayectoria refuerza a Podemos como una entidad política consecuente con sus lineamientos claves, con más razón cuando dentro de la llamada izquierda española el PSOE ha dado claras muestras de división interna y de costosos y oportunistas devaneos impulsados por algunas de sus figuras “histórias” ligadas al “pragmático” compadreo con la derecha.
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