La noticia no ha dejado de sorprender a muchos, aunque todo indica la existencia de desacuerdos previos entre las autoridades cataríes y de varias naciones vecinas, entre ellas Arabia Saudita, recientemente privilegiada por el presidente norteamericano, Donald Trump, en la apertura de sus giras al exterior luego de asumir la Oficina Oval.
El asunto es que los gobiernos de Bahrein, Riad, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Yemen, entre otros estados regionales, decidieron interrumpir sus relaciones con Doha bajo la acusación de que ese pequeño y acaudalado país petrolero apoya el terrorismo y la desestabilización en el área.
Los acusadores precisan que Catar financia y protege a los extremistas del Estado Islámico, Al Qaeda, los Hermanos Musulmanes y de las milicias rebeldes actuantes en Yemen y presuntamente ligadas a Irán.
De hecho, las medidas restrictivas incluyen, además, la salida de Catar de la coalición armada que bajo la dirección saudita atacan a las fuerzas insurrectas que actúan en suelo yemení, y que alegan su inconformidad con las políticas internas de corte sectario del gobierno central.
No obstante, observadores indican que el tablero en este caso tiene sus puntos oscuros.
Se trata, dicen, de que, en primer término, si de apoyo al extremismo islámico se trata, algunos de los acusadores tienen importantes expedientes que saldar en tanto están estrechamente ligados a las políticas hegemonistas que actúan desde hace buen número de años en Oriente Medio y Asia Central, y que han hecho del contubernio con el terrorismo una vía para intentar llevar a la práctica sus doctrinas absolutistas de orden planetario.
De hecho, dinero, armas, entrenamiento, asesores y carne de cañón, se encuentran entre los aportes concretos de algunos de estos gobiernos a los pretendidos yihadistas.
Por otro lado, las mismas fuentes recuerdan que en cierta medida las autoridades de Doha se han pronunciado por lograr algún tipo de entendimiento con Irán, al que varios actuales promotores de la ruptura de relaciones, en concordancia con los Estados Unidos, no cesan de culpar de “la crisis de violencia vigente en la zona y de apañar a desafectos armados instauradores de la violencia.”
Vale recordar que en su ya citada visita a Riad, el presidente Trump retomó los ataques verbales contra Teherán y distinguió el papel de Arabia Saudita frente a las “pretensiones iraníes en el área.”
Con todo, Catar alberga hoy una de las principales bases militares norteamericanas que actúan en los conflictos desatados por el expansionismo imperial en una zona de gran importancia geoestratégica, y vital –según los círculos guerreristas- en el cerco contra Rusia y China.
De manera que por esos trillos anda este nuevo episodio, sobre el cual (y a manera de sólido elemento de análisis) afirmó el diario francés Liberation: “Con el aislamiento de Qatar, Arabia Saudita quiere jugar con el Golfo. Riad, seguido por los Emiratos Árabes Unidos y Egipto ha cortado lazos con Doha. Pero detrás de los cargos de apoyo a los Hermanos Musulmanes y el Estado Islámico, la decisión está dirigida principalmente a debilitar el incómodo activismo diplomático del emirato y a reactivar las tensiones con Irán.”
senelio ceballos
7/6/17 12:04
Hola Nestor!!...Aqui y en otros foros...Siempre lo he dicho....LAS GRIETAS QUE SALEN A LA LUZ Hoy en los colegas de EU contra siria, para mi no son noticias....Eso se veia llegar....Incluso algunos comentaristas aqui como el link.... Iskander y otros siempre ponen a sauditas, israelistas y qatars en un mismo nivel...NO AMIGOS!!!!!! ..llego el momento historico de la verdad.....Quien es Quien?........Desde el principio de las actuaciones de las FAR rusas..Se vieron grietas politicas entre los socios de EU....
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