//

miércoles, 30 de octubre de 2024

“Petrocinismo” a la gringa

Washington sigue apretando la tuerca a Rusia en su deseo de borrar uno de los obstáculos mundiales a sus apetencias hege-monistas...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 11/03/2022
0 comentarios
Petroleo Rusia
Hundir las exportaciones energéticas rusas es otro de los propó-sitos de Washington en medio del caos global que ha inducido intencionalmente en torno a Ucrania.

Es difícil creerle a un Joe Biden con presunta cara de “santo varón”, cuando llama a los estadounidenses y a sus pretendidos aliados de Europa Occidental a la guerra energética total contra el “agresor” Vladímir Putin.

Y resulta una tarea complicada depositar algún signo de confianza en la Casa Blanca, porque más allá de la abultada operación mediática Made in USA que todo lo trastoca y manipula, está la realidad comprobable y comprobada de que el conflicto actual en Ucrania se planeó y ejecuta bajo la égida de los peores intereses absolutistas de Gringolandia, como frecuentemente gustaba calificar a los malos Estados Unidos la desaparecida y entrañable colega Margarita Marín.

Si Washington y sus vergonzantes y dúctiles socios de la OTAN realmente estuviesen interesados en la defensa de la estabilidad y la seguridad, bien hubiesen podido —como ya han advertido ciertas fuentes occidentales— negociar y suscribir las garantías que durante largo tiempo solicitó Moscú sobre la extensión de esa entidad agresiva hacia el Este, agravada hasta lo inadmisible al promover un cambio derechista, extremista y xenófobo en Ucrania y un calculado enfrentamiento bélico en la frontera común.

Ahora, cuando ucranianos y rusos mueren en combate tal como se urdió, el teatro de operaciones antirrusas y a la vez el control multiplicado sobre una Unión Europea irresoluta y carente de personería propia, se promueven a todo vapor.

Y, es que Washington, creído de que ha llegado otra “hora dorada” en su desempeño imperial, apuesta de lleno a materializar su máxima postsoviética de no permitir al surgimiento de poder extranjero alguno que rivalice con sus patrones de hegemonismo global.

Y mientras los misiles y las bombas hacen de las suyas, las lágrimas de cocodrilo inundan los espacios mediáticos de Occidente, y las sanciones llueven sobre Rusia a extremos impensados, Joe Biden cumple con otro acápite de la “ofensiva” con el anuncio del corte de las compras norteamericanas de petróleo y otros energéticos rusos suscrita además por Gran Bretaña con la aclaración de que en su caso será gradual, y con el ahogado grito en el cielo del resto de Europa Occidental, dependiente en extremo del crudo y el gas natural exportados por Moscú.

Por demás, ya rueda una lista oficial que pretende sumar a otros proveedores de crudo de diversas latitudes a la suplencia de las compras gringas de crudo ruso, junto, desde luego, al carburante que las tropas norteamericanas roban abiertamente en los territorios que ocupan ilegalmente en Siria.

El plan gringo ha llegado incluso a la desvergüenza de olvidar sus hasta ayer histéricas y ácidas posiciones antichavistas, y promover ahora con “premura y dulzura” un diálogo “comprensivo” con Caracas para reponer a través de Venezuela una parte del petróleo que dejará de comprar a Rusia. En consecuencia, esta vez Juan Guaidó, sí dejó de ser el “presidente en funciones” aupado, arropado, amado y pagado por largos años con los dineros de los contribuyentes norteamericanos, llamados ahora a “asumir estoicamente” los incrementados costos energéticos “en defensa de Ucrania”.

Costos, que dicho sea de paso, irán a parar en grande a la bolsa de los desaforados monopolios energéticos locales por concepto de la elevación en flecha de los precios del crudo y el gas provocada por una guerra no menos incitada por la claque hegemonista de USA, y el jugoso añadido de los multimillonarios embarques de gas licuado estadounidense a una Europa Occidental que, bajo el rotulo de romper lazos con el gigante euroasiático, ahora sumaría el grillete energético a su sumisa dependencia de los caprichos de un carnal que ni la estima ni la traga… solo la utiliza cuando lo considera conveniente.

Como para afirmar, con absoluta base, que Ucrania puede ser de los grandes negociazos de los poderes fácticos norteamericanos… sí la cuerda no llega a tensarse a tal extremo de reventarle en pleno rostro a quien la viene manipulando a su particular conveniencia.


Compartir

Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


Deja tu comentario

Condición de protección de datos