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viernes, 15 de noviembre de 2024

México en llamas por alza de gasolina (+Infografia)

El llamado gasolinazo se traduce en más pobreza para el pueblo...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 15/01/2017
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En el gobierno de Peña Nieto, desde 2012, la gasolina subió el equivalente acumulado del 48 %

Solo dos de cada diez mexicanos apoyan al presidente Enrique Peña Nieto y su gabinete ministerial, una antipatía redoblada desde inicios de este año, cuando el gobierno anunció un aumento de hasta el 20 % en el precio de la gasolina, lo cual equivale a menos poder adquisitivo y mayor pobreza en el país.

Los mexicanos, que se mantienen en protesta desde que se conoció la medida a finales del pasado año, se sintieron engañados una vez más por Peña Nieto, quien el 4 de enero del 2015 aseguró que no habría más gasolinazos gracias a la Reforma Energética que, en su esencia, deviene un negocio millonario para los grandes capitales privados.

Las palabras del mandatario se las llevó el viento en este país que es noveno exportador de petróleo del mundo, y quedó solo en una promesa rota, una más —según indican las movilizaciones— del gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Además, la ciudadanía lo tilda de mentiroso, ya que usó como pretexto para el alza el supuesto precio del petróleo en los mercados internacionales. Sin embargo, como país petrolero, México y sus ciudadanos conocen que los precios del crudo se derrumbaron desde el 2014 de 100 dólares o más el barril a un vaivén en torno a los 20 dólares. Solo ahora es que, por acuerdo de los petroleros internacionales, gira alrededor de los 50 dólares en esa medida.

MALA RACHA PRESIDENCIAL

Cuatro momentos pésimos para el presidente, que ve reducirse por día los índices de popularidad que lo llevaron a Los Pinos, ocurrieron en los dos últimos años, a lo que se une ahora la revuelta nacional por el alza del combustible.

Peña Nieto incumplió su palabra de encontrar los restos de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa en 2014 —muestra del poder paralelo del narcotráfico en esa nación—, mientras se encuentra en medio del llamado escándalo de la Casa Blanca, una mansión adquirida por su esposa por siete millones de dólares con un dinero que, según ella afirma, es su ahorro personal de cuando era actriz de la televisión. Lo que nadie cree, además.

Pero si esos tres elementos bastan para el repudio de la población, a ello se le suma la imagen de denigración de su gobierno al recibir al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien insiste en que México deberá levantar y pagar un muro fronterizo para evitar la emigración de sus nacionales en busca del empleo inexistente en su país.

En esta etapa contemporánea nunca el pueblo mexicano fue tan humillado públicamente por una figura política como Trump, quien desconoció la brillante historia revolucionaria y política de la antigua nación de los aztecas, con sus tierras robadas por el vecino imperio. Al magnate multimillonario de personalidad indescifrable se le considera —por sus palabras— un xenófobo neofascista que detesta a los indígenas de piel oscura.

En este pésimo contexto nacional, Peña Nieto trajo las peores noticias a sus coterráneos horas antes de que naciera este 2017. En estos momentos, algo que parece inconcebible, importa el 50 % del consumo de su gasolina interna.

¿Por qué ocurre esto? Expertos petroleros y politólogos consideran que el equipo gubernamental está creando las condiciones —en los cuales trabajaron también otras administraciones— para declarar inoperante a la estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX), para terminar de despedazarla y venderla a los mejores postores.

El Estado mexicano permitió que la compañía —a la que ni siquiera dan mantenimiento regular— entrara en un declive productivo. Ese fue uno de los motivos para que Peña Nieto, según él mismo explicó, proclamara la Reforma Energética del 2014.

Por estas y otras causas, la estatal posee problemas de solvencia. Hasta 2015, las pérdidas sumaban hasta 40 000 millones de dólares, y deudas por casi 100 000 millones, con pocas reinversiones que hubiesen permitido emplear el petróleo como medio de desarrollo económico.

Para analistas, el criterio que prima es el de crear las condiciones para privatizar la industria petrolera, ya que desde mediados del 2015 inició una etapa de licitaciones con compañías británicas y estadounidenses en el negocio de los hidrocarburos. Esas firmas compiten entre sí para beneficiarse de contratos de producción compartida para la exploración y extracción de tales recursos naturales.

Al igual que ocurre en Argentina con el gobierno derechista de Mauricio Macri, en México se pensó que la apertura al capital extranjero traería aparejada importantes inversiones al país. Todavía esperan en los dos países por el billete verde.

Según estimaciones del ejecutivo, el proceso de apertura al capital privado transferiría consigo una lluvia de capitales extranjeros que finalmente apuntalarían el desarrollo económico nacional. Una estrategia que hasta la fecha no ha reportado ningún éxito, pues el flujo de entradas está muy por debajo de lo previsto.

Si el gobierno privatizara PEMEX, como indican algunos expertos, más que beneficios económicos habría más miseria, ya que esa empresa proporciona al gobierno federal ahora un tercio de sus ingresos anuales, y la renta petrolera el 6,8 % del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Si esas ganancias desaparecieran habrá menos recursos para garantizar los programas y servicios básicos a la población (que ni siquiera benefician a todos por igual), y por ende, la protesta social subiría de tono.

EL PUEBLO EN LAS CALLES

Las protestas populares no cesan en México. La indignación ciudadana por el alza de la gasolina dejó hasta ahora un saldo de al menos seis muertos, 15 heridos, 1500 detenidos, cierre masivo de expendios del combustible, toma de estaciones de servicio, paro de transporte y saqueos —incluso hay 19 policías presos por ese delito— sin que la rueda deje de girar.

El efecto multiplicador del precio de la gasolina llevará la inflación a mucho más del 3,6 actual, y el costo de la vida, posea un vehículo o no, encarecerá para todos.

Según el anuncio del gobierno, la gasolina Magna pasó de 13,98 a 15,99 pesos (US$0,77), para un alza de 14,2 %; la Premium se cotiza ahora a 17,79 pesos
US$0,85), la más cara con un incremento de 20,1 %; el Diésel pasó a 17,05 pesos (US$0,82), equivalente a una subida del 16,5 %.

En el gobierno de Peña Nieto, desde 2012, la gasolina subió el equivalente acumulado del 48 %. Expertos del sector económico consideran que el llamado gasolinazo forma parte de un plan de liberalización de los precios para que en enero del próximo año los combustibles fluctúen a precio de mercado, sin tarifas fijadas oficialmente y en estaciones de venta tanto mexicanas como extranjeras.

Cifras del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social Mexicano (CONEVAL), de los 127 millones de mexicanos, más de 55 millones vivían en la pobreza en 2014, cantidades que suben en lugar de disminuir, de acuerdo con previsiones.

Ese mismo año, el Banco Mundial apreció en un estudio que un tercio de los mexicanos sobrevivía ganando menos de cinco dólares diarios, a pesar del alto costo de la vida y los servicios básicos.

Si bien México es el décimo país que vende la gasolina más cara, el salario mínimo en México es el más bajo de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económicos (OCDE), con un valor de m 19 117 dólares anuales.

Según esa organización, el alza del combustible significará una subida en los precios de los productos y servicios, lo cual resultará fatal para los ciudadanos.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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