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martes, 19 de noviembre de 2024

Lo ya sabido

Washington insiste en sus siempre presentes rencores globales...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 22/01/2018
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Trump y su política exterior
Estados Unidos y su política

Hay dos maneras en que tienden a manifestarse los inevitables intereses nacionales de orden geopolítico que caracterizan a nuestro mundo: o pretender imponerlos a los demás a como de lugar, o intentar hacerlos viables conciliándolos de forma negociada, equilibrada, constructiva y respetuosa con las contrapartes.
Y no es exageración indicar que hoy por hoy aquellos que dirigen las destinos políticos de los Estados Unidos son fanáticos absolutos de la primera tendencia, sin dudas, la más peligrosa, explosiva e irracional.
Vale hacer notar que en este caso se trata netamente de un asunto de intensidad en la aplicación de semejante política agresiva porque, ciertamente, obligar a otros a admitir y acatar sus designios imperiales no es una senda nueva en la historia imperial de la primera potencia capitalista, sino un virus endémico que lleva en sangre desde sus orígenes.
Por eso no sorprende demasiado que hace apenas horas el jefe del Pentágono, James Mattis, un exmilitar calificado de “duro” por su ferviente admirador, el presidente Donald Trump, afirmase públicamente que “países como Rusia y China suponen una amenaza más grave que el terrorismo”, y anunciase que, “para garantizar su seguridad, los Estados Unidos se centrará en la competición mundial por el poder”.
Desde luego, le faltó decir al “flamante expositor” que el terrorismo ha sido un instrumento preferente en el plan de expansión hegemonista de Washington en no pocas regiones del orbe, y que en términos serios y responsables Washington nunca se ha ocupado en profundidad de erradicarlo por completo, como ha venido sucediendo últimamente en Siria con el brutal Estado Islámico y las derivaciones de Al Qaeda, entre otros grupos violentos.
En consecuencia, no asombra a nadie este pretendido y falso “cambio de prioridades”, destinado a intentar convencer al planeta de que ya los engendros extremistas y fanáticos que siguen vivos en Oriente Medio, Asia Central y otros patios del orbe gracias al apoyo y la anuencia hegemonista, son apenas un juego de niños frente a los “supremos retos y desafíos” que impone enfrentar las “apetencias globales” de Moscú y Beijing como enemigos esenciales a neutralizar.
Y Mattis fue muy explícito al comentar que, en consecuencia, y para el futuro inmediato, “Washington se esforzará por construir una fuerza más letal” y modernizar las capacidades clave de sus Fuerzas Armadas, así como por fortalecer sus alianzas tradicionales y generar nuevas colaboraciones de orden bélico con otras naciones.
Precisó, además, que “las inversiones en el espacio y el ciberespacio, las fuerzas disuaso-rias nucleares, la defensa antimisiles, los sistemas autónomos avanzados y una logística resistente y ágil proporcionarán a nuestras tropas de alta calidad lo que necesitan para ganar”, y dejar atrás lo que calificó de “actual erosión de la ventaja competitiva norteamericana en todos los ámbitos militares”.
Según el jefe del Pentágono, y vale insistir en las citas textuales como la mejor de las evidencias que “avalan” el plan belicista estadounidense, “el Kremlin tiene como objetivo destruir la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y modificar a su favor las agendas de seguridad de Europa y Oriente Medio”.
Añadió el secretario de Defensa que “en cuanto a Beijing, hace uso de una economía depredadora para intimidar a sus vecinos y militarizar la infraestructura del mar de China Meridional, mientras Pekín acusa a los Estados Unidos de aumentar las tensiones en esa zona”, donde precisamente horas antes el almirante Harry Harris, comandante de las tropas de Estados Unidos en el Pacífico, había tildado a China de un poder “perturbador” en la región, e instó a los países de la zona a trabajar junto a Washington para hacer frente a los “movimientos de Pekín”.
En pocas palabras… prepárese la humanidad toda ante lo que se nos viene encima a cuenta de que para Washington no hay planeta bueno si no lo mangonea por completo y a sus anchas.

 


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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