Lenin Moreno y Rafael Correa eran amigos. El presidente Correa, un reconocido economista, lo eligió para que lo acompañara en su segundo mandato, en el que realizó una destacada labor a favor de los discapacitados, con la ayuda de profesionales cubanos que viajaron a los lugares más recónditos del país para identificarlos y adoptar medidas para su protección.
Incluso, Correa entendió que era la persona indicada para sustituirlo, luego de una década de estabilidad nacional, con indicadores favorables en todos los ítems hasta hace dos años cuando se precipitaron los precios del petróleo, y un sismo destruyó varias provincias. Hasta ahí Ecuador marchaba sobre ruedas, a pesar de una oposición que intentó incluso un golpe de Estado en 2010.
En una reciente visita a Bogotá, donde participó en la conmemoración de los 150 años de la Universidad Nacional de Colombia, el expresidente concedió una entrevista a Rodrigo Pardo, de la revista Semana, en la que aseguró que jamás imaginó lo que está ocurriendo en Ecuador.
“Ya lo podría explicar parcialmente, pero jamás nos imaginamos esto después de la generosidad y lealtad con que apoyamos a este gobierno. Nos dimos por entero en la campaña, para que ahora digan que ‘odia a los que votaron’: así lo dijo (el presidente Lenin Moreno)”.
En su opinión: “Para analizar la política ecuatoriana, no puede uno limitarse al eje ideológico izquierda-derecha. Hay otro eje. Si hacemos un plano cartesiano, el eje de las equis horizontal izquierda y en otro extremo derecha, hay también un eje vertical: sierra-costa porque Ecuador es un país muy marcado regionalmente”.
Para explicar la influencia de esos territorios en la política nacional, puso como ejemplo: “Yo tengo un temperamento que no le gusta la Sierra, y puede que haya un temperamento en la Sierra que no guste en la costa. Pero más allá de eso, siempre ha habido un grupo muy centralista que nos trata despectivamente como monos ladrones, ignorantes, que cree que todo debe dominarse desde Quito. Que está muy resentido, porque desde hace 10 años un costeño estaba en la presidencia y créame que esa dimensión regional es más importante que la dimensión ideológica y esto se agravó ahora”.
Explicó por qué designó a Glas, con la aprobación de Alianza País, para vice de Moreno.
“Cuando mi vicepresidente Lenin Moreno, después de 6 años dice ‘yo no quiero participar’ —él es de la Sierra, nació en la Amazonia, pero toda la vida ha vivido en Quito— yo propongo como candidato a la vicepresidencia a Jorge Glas, que también era de la costa aunque los dos vivíamos en Quito, no sé imagina la presión que tuve. Que se rompía el equilibrio regional, decían. Desconocían que somos un solo país. Por eso al inicio odiaron a Jorge Glas —ya me odiaban a mí—, pero no tenían justificaciones.
”Es básicamente este tema regional y de estilo. Lo ideológico, es que Lenin Moreno es alguien de centro derecha, es una persona sin convicciones pero nunca creíamos que iba a tener tal grado de deslealtad y de perversidad. Cada semana monta un escándalo…”.
LA DERECHA SIMPATIZA Y APLAUDE A MORENO
La oposición de derecha, la misma que fraguó un golpe de Estado policial, apresó al presidente y lo metió en un hospital del que solo salió rescatado por tropas leales, es la que sale ganando en este enfrentamiento verbal entre los dos importantes políticos ecuatorianos.
Aunque previsto en sus palabras, pocos pensaron que el nuevo presidente, en su legítimo derecho de marcar un estilo propio de gobierno, llegara tan lejos como para desacreditar a su antecesor y su legado, y distanciarse del movimiento Alianza País y su forma de llevar adelante a una nación que ocupó los primeros lugares de desarrollo en América Latina hasta hace apenas dos años. El declive nacional, y lo reconocen hasta sus enemigos, se debió a factores económicos externos y a la naturaleza.
Antes, Alianza País mantuvo un ritmo sostenido de crecimiento anual, disminuyó la pobreza de manera notable, creó más de mil nuevos cupos en universidades gratuitas, la salud tampoco costaba un centavo, devolvió la dignidad a millares de discapacitados, como el propio Moreno, a quienes recuperó como personas, y puso en primeros planos la política exterior, unitaria y humanista de la Revolución Ciudadana.
De todo esto, y de que formó parte de esos logros parece olvidarse ahora Moreno, quien con su anunciado diálogo nacional, aun antes de ser electo y en aras de ganar los votos derechistas, situó después a algunos opositores en la administración de empresas públicas importantes.
Las diferencias entre los dos dirigentes ecuatorianos y la inevitable ruptura en Alianza País, lo que ya está latente pero no es oficial, entre seguidores de uno y otro dirigente, airean las filas conservadoras, ahora fortalecidas.
La consulta popular, que será bien aprovechada por estos grupos, pone en peligro los principios que alentaron a Correa en la búsqueda del bien común y el buen vivir, dirigidas especialmente a los grupos más vulnerables del país meridiano del mundo.
De ahí que, con su habitual sinceridad, declarara que se siente totalmente traicionado en su ideario por Moreno, según explicó a la revista colombiana.
Para el hombre que pensaba retirarse totalmente de la política para vivir con su familia en Bélgica, donde nació su esposa, la actual situación ecuatoriana le hace meditar su decisión, tal como expresó ante la pregunta de si pensaba retornar a su país.
Sin decir sí o no, manifestó: “No voy a permitir que esta gente arrase con todo lo logrado. No voy a permitir que se juegue con nuestra reputación. Somos gente honesta, íntegra”.
Mientras, los ecuatorianos están a la expectativa, pues Moreno no puede quedar bien con Dios y con el Diablo. Su política, hasta ahora, y a pesar de que dice jamás abandonará a los pobres, es muy posible que cambie el panorama interno y cause resistencia de grupos y movimientos populares y sociales.
Algunos públicos consideran que el presidente propicia, con su evidente rechazo a las leyes revolucionarias, la imposición de viejas propuestas en beneficio de ciertos grupos empresariales y círculos económicos hegemónicos, y la revisión de disposiciones , más adelante, para suspender medidas de beneficio popular.
Los meses que se avecinan son determinantes. Se celebrará la consulta popular, el eventual juicio a Glas, Correa decidirá su retorno, seguirán las presiones de los opositores y el presidente seguirá cocinándose en la salsa de sus aparentes contradicciones donde, si sigue por el camino actual, tiene por fuerza que renunciar al antes defendido socialismo ecuatoriano.
Daniel
27/10/17 7:39
Da pena que pasen estas cosas por el regionalismo y una verguenza que lleve el nombre de Lenin, deberia quitarselo. En vez de pensar en Ecuador piensa en el q le pasara a la historia como otro traidor embustero y apatrida que ha existido en nuestra america y mas tardar esa derecha se virara con el y lo aplastara.
Correa me imagino como se siente al verse traicionado por alguien que consideraba su amigo y compartia las mismas ideas, y encontrarse que era una rata.
Nor1
21/10/17 17:24
al final el pueblo es latinoamericano es quien esta cada vez mas confundido y negado a saber en quen confiar. con la llegada de los nuevos gobiernos a la region la necesidad de radicalizar la lucha de clases se hace impostergable. siempre necesitaran lideres nuevos pero esos llegaran como Chavez, Correa, Lula, Kitschner, Mujica... la situacion de la region tiene que definirse; mexico, colombia, argentina, brasil y ecuador se vuelven una olla de presion. cuestion de tiempo.
agustin
21/10/17 8:38
Mira que odiar y criticar a una de las personalidades mas influyente de America, un Presidente con resultados y que gracias a los resultados y el prestigio de Correa este señor llega a obtener la Presidencia, hoy escupe la mano de quién le dió de comer sin pedir nada a cambio. Otro tanto le paso a Pepe Mujica.
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