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jueves, 31 de octubre de 2024

Juego de trampas

Washington insiste en la manipulación en torno al acuerdo nuclear con Irán...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 07/02/2022
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Iran-USA
Irán no variará sus justas y equilibradas exigencias para el retorno de Washington al PIAC.

A cuatro años de la salida unilateral de los Estados Unidos  del Plan Integral de Acción Conjunta, PIAC, sobre el uso pacífico por Teherán de la energía atómica, la promesa del demócrata Joe Biden de reincorporarse a ese trascendente pacto sigue siendo agua en colador.

No han valido ni las largas y trabajosas negociaciones que dieron origen al protocolo, ni las ocho presuntamente decisivas rondas realizadas desde hace meses en Viena entre los aún adherentes al documento, para que finalmente la Casa Blanca termine de dar marcha atrás a la arbitraria decisión instrumentada en 2018 por el entonces presidente Donald Trump y que Biden juró a su electorado que revertiría una vez en la Oficina Oval.

De manera que no pocos estadounidenses y buena parte del planeta siguen aún a la espera de comprobar la honestidad del actual jefe de la Casa Blanca y su real interés por responder a sus votantes y a la opinión pública internacional.

Desde luego, para Washington aquello de “recoger mangos bajitos” no ha sido posible en el caso de Irán.

Nada le ha servido hasta hoy a los prepotentes intereses que manejan la política externa norteamericana a pesar de sus repetidas amenazas, sus sanciones revividas, y sus exigencias tronantes para que la letra del PIAC fuese rediscutida y reelaborada a tenor con sus intereses particulares.

Tampoco llevaron harina al costal gringo los largos devaneos de sus escuderos de Europa Occidental sumados al pacto desde sus orígenes (Alemania, Francia y Gran Bretaña) con la finalidad de “allanar” el camino a favor de su mezquino gran socio y las influencias del sionismo israelí en el dislate originado por la Casa Blanca.

Con paciencia y firmeza infinitas, cumpliendo de manera irrestricta sus deberes con el PIAC y con las prerrogativas legales a partir del escenario creado por la deserción de Washington, y con el apoyo sostenido e invariable de Rusia y China (también adscritos al pacto), ha logrado Teherán desbaratar todas las conjuras y poner en evidencia a quienes en realidad se comportan como vulgares salteadores de caminos.

Irán, han dicho sus representantes más de una vez, y lo repiten por estos días, no admitirá el regreso gringo si los Estados Unidos no levantan todas las sanciones resucitadas por Donald Trump en 2018, y la Casa Blanca no cesa en sus intentos de lograr concesiones y establecer condicionamientos de cualquier tipo.

De  igual manera, el canciller iraní, Hosein Amir Abdolahian, ha sido rápido y contundente al responder a las más recientes aseveraciones del funcionario Robert Malley, enviado especial de los Estados Unidos para Irán, al precisar que de lograrse un acuerdo con Teherán para la reincorporación gringa al PIAC, el actual equipo de Joe Biden “no puede garantizar” que una nueva administración respete esa decisión.

Por demás, Malley confirmó que la Oficina Oval solo estaría dispuesta a levantar las sanciones “incompatibles” con el convenio nuclear, “pero los embargos que no están relacionadas con el Plan permanecerán vigentes.”

En pocas palabras, campo abierto al que venga detrás para dar vuelta a la rueda y volver al escabroso proceso originado desde 2018 hasta hoy, amén de conservar elementos de presión apuntados contra la nación persa.

Y en ese sentido, el titular iraní de exteriores reiteró que su país reivindica y reivindicará garantías políticas, jurídicas y económicas, y exige y exigirá que la parte occidental y los Estados Unidos den respuestas tangibles, responsables y duraderas al “cumplimiento completo de sus compromisos” en virtud del acuerdo nuclear de 2015.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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