Los votantes argentinos, calculados en unos 32 millones, tienen este domingo la histórica responsabilidad de decidir en qué modelo de país vivirán en los próximos cuatro años: si en el de un retorno a la ultraderecha, o el de la continuidad de una política que, quizás con ligeros matices en un futuro, los mantendrá protegidos de la decadencia del 2003 cuando vivieron el embate de una debacle económica y el desprestigio mundial.
Este es el primer balotaje que reconoce la historia argentina para elegir al jefe de gobierno, lo mucho habla de lo difícil de estos comicios del 2015, cuando la presidenta Cristina Fernández concluye dos mandatos consecutivos el próximo día 10, con más de un 50% de aprobación a su gestión.
Así de espinoso será el camino que deben tomar quienes acudan a las urnas. La disyuntiva es si votan por el oficialista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria (FpV), exvicepresidente del gobierno de Néstor Kitchner y ex tutelar del Senado, gobernador de la provincia de Buenos Aires, o por el ultraconservador Mauricio Macri, de la coalición Cambiemos, en la que se unió la derecha argentina para acabar con el pensamiento y la acción política de Kirchner, ya fallecido, y su esposa y senadora, la actual jefa de gobierno Cristina Fernández.
Según las autoridades electorales, los primeros resultados del balotaje se conocerán a las 19:30 hora local de Argentina, mientras los finales serán tres horas más tarde, cuando ya se conozca el 75% del escrutinio.
En estos momentos, luego de concluida una dura campaña por los contendientes con vistas al desafío de hoy en las urnas, son pocos los expertos que se atreven a prever quién ganará este balotaje: si se impone la razón de mantener una nación prestigiada por 12 años de gobierno kirchnerista, o se vuelve a la política neoliberal, de despojo y alianza con Estados Unidos y los personajes más furibundos contra los gobiernos progresistas de América Latina y El Caribe.
Macri, un empresario millonario, ex presidente del Club Atlético Boca Juniors, exjefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –donde se asientan unos siete millones de votantes- es la encarnación del político que pretende, y así lo ha dicho, el retorno de los grandes capitales a las empresas más importantes, el pago a los fondos buitres, el neoliberalismo en su forma más burda, y una política exterior encaminada a destruir la integración y los regímenes democráticos del Cono Sur.
En las últimas semanas, los dos contendientes con posiciones políticas encontradas han hecho un esfuerzo por captar a los indecisos, muchos más confundidos aún luego de que agrupaciones incluso llamadas de izquierda incitaron al voto en blanco, lo cual es una tendencia dirigida a la pérdida de posibles simpatizantes de última hora para Scioli.
Expertos aseguran que el debate televisivo del pasado día 15 – también el primero en estas contiendas- atrajo muchas miradas hacia el candidato de la presidenta Fernández, pues logró convencer más que su rival, que no tuvo respuestas concretas a problemáticas económicas y sociales y se parapetó en las ofensas personales.
Desde las primeras horas de la mañana los votantes pueden depositar sus boletas en 94 mil 979 mesas situadas en 13 mil 500 centros electorales. A la democrática acción asisten observadores nacionales (fiscales) e internacionales.
Las autoridades dispusieron la movilización de unos 96 mil efectivos de las Fuerzas Armadas y de seguridad, aunque no se esperan incidentes durante el proceso. El voto en la nación suramericana es obligatorio para mayores de 18 hasta 69 años, y opcional quienes tengan 16 y 17 años y los mayores de 70.
En la tranquilidad de las urnas, comprometidos con sus conciencias, ya que vieron a un país derrumbarse por el neoliberalismo y salir del abismo gracias a la inteligente política de hombres como Kirchner y su vice Scioli, es que se decidirá qué modelo de país tendrá Argentina a partir del próximo mes.
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