Luego de una tensa campaña electoral, este domingo el pueblo ecuatoriano escogió al izquierdista Lenín Moreno como nuevo presidente de la nación meridiana del mundo, en sustitución de Rafael Correa, y dará continuidad, como advirtió, a los logros de la Revolución Ciudadana e incluso los superará, según declaró al conocerse su victoria.
Aunque casi al unísono del cierre de las urnas a las 17:00 hora local de Ecuador, el candidato rival, el derechista exbanquero Guillermo Lasso, se autodeclaraba triunfador en el balotaje por el Palacio de Carandolet desde Guayaquil, su provincia natal, pero tres horas más tarde la victoria se le tornó una derrota amarga, -que dijo impugnará- dados los planes orquestados por la alianza CREO-SUMA si perdían los comicios.
En una posición contraria, comedido, Moreno, postulado por la revolucionaria y oficialista Alianza País, solicitó calma al pueblo ecuatoriano y a respetar la decisión del soberano, que en la década de gestión de Correa alcanzó una serie de logros que muchos organismos internacionales califican como espectaculares para el pequeño país suramericano.
El triunfo del candidato revolucionario ocurrió a pesar de la sucia guerra mediática que en su contra lanzó Lasso y su alianza, insuficiente, sin embargo, para obtener la victoria de Alianza País, celebrado también en otros países.
Tras conocerse su triunfo, Moreno recibió las felicitaciones de varios presidentes latinoamericanos, como Nicolás Maduro, de Venezuela, Evo Morales, de Bolivia, Salvador Sánchez, de El Salvador, Juan Manuel Santos, de Colombia, además de otros exmandatarios, como Cristina Fernández, de Argentina y Fernando Lugo, de Paraguay.
El presidente del Consejo Electoral Nacional (CNE) Juan Pablo Pozo, informó los resultados tras 10 horas de votación en las 24 provincias del país, a los que se unieron los ecuatorianos residentes en el exterior. Con anterioridad, lo hicieron los ciudadanos en detención, sin juicio celebrado, y los discapacitados.
Para los izquierdistas del continente la victoria de Moreno y su vice Jorge Glas significa un detente a la revancha conservadora desatada en los últimos años dirigida por Estados Unidos, la cual, mediante distintas estrategias, ganó las importantes plazas progresistas de Brasil y Argentina.
También propicia un mentís a quienes pensaron que el ciclo de los gobiernos progresistas iniciados en 1998 por el triunfo del venezolano Hugo Chávez se había cerrado y retornaba el neoliberalismo, que dejó en ruinas a varias naciones suramericanas en los años 90 del pasado siglo.
Al cierre de esta edición, y escrutadas el 95,3% de los votos, lo cual hace irreversible el triunfo de Alianza País, Moreno acumulaba el 51.7% del escrutinio, (4 823 513) frente al 48,93% (4 621 654) alcanzado por el opositor Lasso, quien, si ganaba, volvería a implantar el neoliberalismo que empobreció a los ecuatorianos, y forzó a más de cuatro millones de ellos a la emigración por razones económicas.
En sus primeras declaraciones, el nuevo mandatario ecuatoriano –quien fuera vicepresidente de Correa en uno de sus mandatos- hizo un llamado de unidad al pueblo para gobernar en paz y armonía, con el diálogo como uno de los principios de su futuro gobierno.
Junto a Correa, líder de la Revolución Ciudadana, Jorge Glas, su compañero de chapa, y otros dirigentes del proceso político ecuatoriano, el pueblo revolucionario de Ecuador festejó hasta altas horas de la noche, Moreno cantó conocidas músicas, entre ellas la famosa pieza cubana de Carlos Puebla dedicada al Comandante Ernesto Che Guevara, y la mítica Amanda, del cantautor chileno Víctor Jara, asesinado por Augusto Pinochet.
A partir del próximo 24 de mayo, cuando asuma la presidencia, comienza otra etapa de continuidad política en la nación meridiana del mundo, con un Mandatario de profundos sentimientos humanistas, que prometió afianzar los logros alcanzados bajo la tutela de Correa y superarlos en políticas sociales para mejorar la calidad de vida de los más pobres.
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