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domingo, 17 de noviembre de 2024

Freno a tiempo

Los presidentes de Rusia y Turquía acuerdan un inmediato cese del fuego en Siria no grato para los amigos de la guerra...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 09/03/2020
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Vladímir Putin-Recep Tayyip Erdogan
Erdogán y Putin se pronunciaron en Moscú por el cese del fuego en Idlib y adoptaron nuevos pasos en favor de la estabilidad en el área. (Foto: Tomada de actualidad.rt.com).

A pesar del ulterior y confeso rechazo en el Consejo de Seguridad de la ONU de los Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania, tanto Moscú como Ankara ya implementan el cese al fuego en la región siria de Idlib.

Bastó la reciente entrevista cara a cara entre Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan en el Kremlin, para que en seis horas se decidiera cesar de inmediato los combates, y que no pocos “aprovechados” vieran contenidas las aguas revueltas donde pensaban pescar a gusto.

Así, ambos mandatarios no solo concertaron detener los enfrentamientos armados, sino además fortalecer la seguridad con el establecimiento de un corredor a lo largo de la carretera que une Alepo con Latakia con una profundidad de "6 kilómetros al norte y 6 kilómetros al sur", donde Rusia y Turquía patrullan de conjunto.

Todo ello ayudaría a un clima menos tenso  que, según analistas, propicie el examen pormenorizado de como Moscú y Ankara han ido cumpliendo sus deberes para con el acuerdo de Sochi de 2018, destinado a poner fin de manera coordinada al último bastión terrorista en Siria evitando pérdidas civiles y  desplazamientos de refugiados.

Ese protocolo (Sochi) de casi dos años atrás, estableció una zona desmilitarizada que debía ser garantizada por los firmantes, sin embargo, es evidente que en el área bajo control de Ankara los yihadistas “se ha movido con comodidad durante un buen tiempo”, según voceros rusos, “efectuando constantes ataques e infructuosas operaciones de desalojo contra las líneas sirias.”

 De hecho Turquía está obligada a desligar a los terroristas de otros grupos opositores en Idlib para facilitar las acciones de limpieza de las tropas de Damasco, pero es evidente que ese papel ha dejado mucho que desear.

Vale recordar que el despliegue militar turco en Siria es totalmente unilateral y no responde a ningún pacto o autorización del legítimo gobierno de Bashar el Assad, que con razón lo estima ilegal e inaceptable.

Además, es conocido que en la zona, sobre las que parecen existir ciertas aspiraciones territoriales turcas, operan grupos armados que se identifican con las inclinaciones de Ankara.

El clímax de estas irregularidades llegó el pasado 27 de febrero, después de que los integrantes del grupo  extremista Hayat Tahrir al Sham (antiguo Frente Al Nusra) intentaron llevar a cabo una amplia ofensiva contra puestos de las tropas sirias.

 La respuesta del ejército sirio contra los extremistas también afectó a soldados turcos. Al menos 34 murieron y más de 30 resultaron heridos, al tiempo que desde el Ministerio de Defensa de Rusia se explicó que esos militares se encontraban entre las "formaciones de grupos terroristas".

De inmediato Ankara ordenó una repuesta bélica contra posiciones sirias que además sirvió de baza a un Washington ladino y oportunista para declarar “su decidido apoyo a su estimado socio otanista turco”, a quien, sin embargo, no ha tenido reparo en sancionar por sus acuerdos energéticos con Moscú  y  por la compra de misiles S-400 rusos.

“Cúmbila” al que también dio la espalda al aliarse militarmente con los kurdos sirios para promover acciones  separatistas contra Damasco, grupo poblacional este último al que a su vez Donald Trump decidió después embaucar cuando anunció su pretendido retiro de tropas gringas de Siria, devenido en el vigente robo armado del petróleo de esa nación árabe.

Una verdadera lección de desvergüenza a la que se sumó la repentina e injerencista visita a Idlib de James Jeffrey, representante de Washington para Siria; Kelly Kraft, delegada gringa en la ONU;  y David Satterfield, embajador en Turquía, para “asegurar todo el suministro necesario a Ankara en sus ataques contra las tropas sirias”, proyecto que se supone ahora en suspenso.

De todas formas, la balanza local, matizada por las recientes ofensivas antiterroristas sirio-rusas, se siguen inclinando al definitivo logro de la paz y a la preservación de la integridad territorial y política de Siria.

Y contra esa reiterada voluntad de la nación árabe y la probada determinación de sus aliados, no sería un paseo fácil ningún intento foráneo de levantar muros concluyentes…y todos los involucrados en tales manejos no lo desconocen…


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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