Como estaba casi previsto desde el cierre de la primera vuelta electoral francesa, el joven político centrista Enmmanuel Macron se impuso este domingo en la segunda cita para elegir al nuevo jefe de Estado francés.
Según las cifras dadas a conocer hasta el instante en que se redactan estas líneas, el también titulado “niño prodigio de la banca” y ex ministro de economía, acumuló entre 65 y 66 por ciento de los votos emitidos, mientras que su contrincante, la ultraderechista Marine Le Pen obtuvo alrededor de un 34 por ciento.
Con sus 39 años de edad, Macron se convierte así en el presidente más joven en la historia de Francia, título que correspondía hasta ahora a Luís Napoleón Bonaparte, “quien tenía 40 años cuando fue elegido en 1848.”
El mandatario de estreno también logró romper con el tradicional péndulo vigente en la política de su país, mediante el cual la derecha y la izquierda (socialista), se alternaban hasta hoy al frente de los destinos nacionales.
Según expertos, su juventud y figura carismática, junto a un programa que aboga por el fortalecimiento de la Unión Europea, amén promesas económicas de corte liberal, parecieron tener más influencia entre los que acudieron a las urnas en esta segunda vuelta que la retórica incendiaria de Le Pen, que llegó a hablar de la aplicación de una suerte “Frexit” (haciendo alusión al ya conocido Brexit británico, por el cual Londres se separará de la UE), así como de aplicar severas medidas contra las oleadas de inmigrantes que arriban al Viejo Continente desde África, Medio Oriente y otras zonas en conflicto.
En ese sentido, es evidente que Macron se vio favorecido por el temor y la repulsa que las posiciones ultraconservadoras todavía provocan entre muchos franceses, de manera que su oponente Marine Le Pen partió con un lastre significativo en la carrera final.
Medios de prensa proclives a Macron subrayaron, además, que este domingo “los mercados financieros de todo el mundo y los vecinos de Francia siguieron la cita electoral con atención.”
Una salida de Francia de la UE, indicaron, hubiese sido “más devastadora que el retiro de Gran Bretaña del bloque, ya que la gala es la segunda economía del euro. La nación es, también, un pilar central del conglomerado comunitario, y de su misión de mantener la paz de posguerra a través del comercio libre y una política de fronteras abiertas.”
Mientras, otras publicaciones y analistas coincidieron en apuntar que el nuevo presidente tendrá que hacer frente “a una Francia muy dividida políticamente entre las zonas urbanas (privilegiadas y reformistas) y las desheredadas (tentadas por los extremos).”
“Macron, aseguran, que no parece recular ante los desafíos, tiene varios por delante de gran calado como un desempleo endémico de 10 por ciento, la lucha antiterrorista y la crisis de la Unión Europea.”
Veremos, entonces, si su gestión resulta todo lo efectiva que ha prometido. Pero, por lo pronto, al decir de varios colegas, “el triunfo de este hombre con apariencia de niño bueno, formado en las escuelas de élite francesas, cierra una campaña electoral llena de sobresaltos en la que los embrollos judiciales eclipsaron durante tiempo los temas de fondo, acrecentando el hartazgo de una ciudadanía desengañada con los políticos.”
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