Fue Barack Obama en 2012 el último demócrata en ganar una elección presidencial en Florida. Después de él, Hillary Clinton y Joe Biden lo han intentado sin éxito, una vez cada uno. Progresivamente, los márgenes de diferencia se han ido ampliando a favor de los republicanos y de Trump, en detrimento del tradicional dominio azul en algunos espacios del estado, como el propio condado de Miami-Dade.
Esta cuasicerteza republicana de poseer ya los treinta votos electorales que Florida aporta a la cuenta total para llegar a la Casa Blanca, hizo pensar a algunos expertos y cabilderos políticos que el llamado “Estado del Sol” había perdido su tradicional condición de indeciso o pendular, es decir que de manera inesperada pudiera votar con los republicanos o los demócratas, para tornarse permanentemente en rojo
Con una diferencia de casi 900 mil electores registrados de ventaja para los de Trump, se asumía que los de Biden no lucharían esta vez por ese estado y se concentrarían más al norte para intentar ratificar su victoria en las presidenciales del 2020.
En este lamentable estado del partido demócrata en el sur, ha impactado también la figura de Ron DeSantis, gobernador actual de Florida, considerado una estrella conservadora a tal punto, que tuvo la osadía de retar al incontestable Trump en las peculiares primarias del partido por el único ticket a la competencia por la sala oval de 2024.
Los sucesivos éxitos conservadores de DeSantis en Florida, unidos a la fácil victoria que obtuvo en su último enfrentamiento por la gubernatura del estado frente a Charlie Crist, le han hecho pensar que está por encima del “bien y del mal”, y ha llevado hacia adelante una agenda ideológica extrema que ya viene dañando sueños y cercenando derechos a muchos, pero principalmente, a muchas.
“La prohibición del aborto a partir de la sexta semana de gestación en Florida será de lo peor que ha pasado a las mujeres en este estado en la historia”, se queja agriamente el diario Sun Sentinel en un reciente pronunciamiento editorial.
Y si, fue una decisión legal de la Corte Suprema del Estado con una votación 6-1 de sus jueces, que entra en vigor el próximo 1ro de Mayo y se espera se convierta en un tema que incida de manera importante en la carrera política entre republicanos y demócratas, a todos los niveles en el estado.
La decisión, claramente está condicionada por una en la misma línea de la Corte Suprema de Estados Unidos en el 2022, en la cual una mayoría de jueces conservadores que integran el más alto escalón legal de ese país, tres de ellos nominados por Trump durante su presidencia, tomaron la decisión de revertir el histórico fallo conocido como Roe vs Wade de 1973, donde esa misma instancia dictaminaba que la Constitución de EE.UU protegía el derecho a abortar.
Aunque DeSantis pudiera considerar el pronunciamiento de la Corte Suprema de Florida como una victoria política para él y los defensores de la corriente pro-life (por la vida) que patrocinan a ultranza la prohibición del aborto, este veredicto trajo aparejada otra decisión que los pone de golpe en el ojo del huracán, pues para codificarlo permanente en la constitución del estado, deberá ser ratificado por voto popular el próximo 5 de noviembre, al mismo tiempo que los floridanos deciden si se inclinan por el candidato republicano o el demócrata.
Esta medida acompañante causó inicialmente un silencio sepulcral entre los republicanos pro-life, Ron DeSantis, Rick Scott y los congresistas ultraconservadores del estado y ha brindado esperanzas renovadas a los demócratas, hasta hoy de capa caída, que sueñan ahora con un regreso triunfal de Biden en Florida o cuando menos, en obligar a sus contendientes republicanos a gastar fondos de campaña en un estado, que ya consideraban ganado.
“Las consultas populares ordenadas por la Corte en los temas de aborto y uso de la mariguana como parte del ocio y la recreación, sacuden el sistema estadual y pudieran generar una afluencia de votantes inesperada este 2024, sobre todo mujeres y jóvenes, hecho que da una esperanza a los demócratas en el estado donde Trump reside oficialmente”, asegura The Florida Times-Union con sede en Jacksonville, ciudad ubicada en el extremo noreste del estado.
Claro que los demócratas no han esperado para hacer público un memo de la campaña de Biden donde aseguran que el Presidente pudiera ganar el estado. Julie Chavez Rodriguez, jefa de campaña del presidente demócrata actual aseguró que Florida es un estado principal en las aspiraciones de Biden y que competirían con toda fuerza.
“Ahí tienes Florida, el derecho al aborto y el uso por parte de adultos de la mariguana, estarán en la boleta electoral. Hay mucho en juego! Salgamos a votar!, arengó el representante congresional demócrata por el estado Maxwell Alejandro Frost, de origen cubano, a sus seguidores, en tanto Hakeem Jeffries, líder de la minoría en la cámara de representantes convocaba a sus huestes a luchar para evitar la criminalización del aborto y de esa forma preservar el derecho reproductivo de las mujeres, para lo cual deben lograr que al menos un 41% del electorado en Florida se pronuncie en contra de lo dictaminado por la Corte.
La estrategia de campaña demócrata ya responsabiliza a Trump por la limitación de los derechos a las mujeres, fundamentalmente en los estados del sur de la unión. La vice presidenta Kamala Harris a propósito del fallo de la corte de Florida arremetió contra él: “Donald Trump creó esta crisis de salud y no tiene planes de parar”.
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Por otro lado, la discusión sobre la autorización para el uso de cannabis o mariguana parece, a diferencia del aborto, ser más económica que moral. Un eventual legalización de esta droga generaría al estado de Florida entre 200 y 400 millones de dólares en impuestos y daría riendas sueltas a las actualmente controladas producciones de la hierba, objetivo para el cual, ya los cabilderos públicos de esos asuntos comienzan a invertir en grande para lograr el 60 % del respaldo necesario en las urnas.
Aunque sea el interés económico el principal motor impulsor de esta otra consulta, no se puede desestimar el poder de convocatoria que tiene el tema entre jóvenes norteamericanos, alejados de los preconceptos religiosos y morales del tema, que votan habitualmente demócrata.
Baste decir que la campaña política que llevó estas cuestiones hasta la Corte Suprema del estado logró relacionar casi un millón de firmantes para mostrar un amplio nivel de respaldo, en una sociedad profundamente dividida y una encuesta sobre ello, realizada por la Universidad del Norte de Florida a finales del 2023, halló que casi dos tercios de los más de 700 votantes consultados, darían luz verde a tal aprobación.
“Reducirá la calidad de nuestra vida, no lo necesitamos”, ha dicho públicamente el propio DeSantis, que confía en que los floridanos no aprueben la legalización cuando voten en noviembre sobre el tema y desoigan a instancias como el grupo Smart & Safe Florida o la empresa Truelife Cannabis, quienes llevaron el tema a la Corte.
Lo cierto es que la decisión de la conservadora Corte Suprema de Florida sobre aborto y cannabis puede haber puesto, sin quererlo, al estado sureño en el ojo del huracán político nuevamente y hará que republicanos y demócratas reescriban o al menos corrijan sus estrategias de campaña para garantizar una victoria, de 30 puntos.
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