En efecto, el convite de la belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, a Rusia para establecer “intercambios constructivos” mutuos, no deja de llamar la atención de los analistas.
Se tata de que a inicios de este marzo, y a instancias de la entidad que liderada por los Estados Unidos ha creado severos roces con el gigante euroasiático, Pert Pavel, el jefe del Comité Militar de la OTAN, estableció contacto telefónico con el general de Ejército Valeri Guerasimov, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, con el objetivo de intentar “reducir la escalada de hostilidad en Europa”.
Un comunicado dado a conocer al efecto en Moscú, precisa que “las partes confirmaron la necesidad de dar pasos conjuntos para disminuir la tensión y estabilizar la situación que actualmente se vive en el Viejo Continente”, y para concretar ese propósito abordaron “las perspectivas de restablecer la cooperación en el ámbito militar y la participación de representantes de Occidente en los eventos internacionales realizados por el Ministerio de Defensa de Rusia”.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también se pronunció a favor del diálogo político con Rusia, y precisó que la entidad belicista que lidera “no quiere una nueva Guerra Fría o una confrontación”.
“Debemos ser fuertes, decididos, pero mantenemos abiertos los canales del diálogo político para una mejor relación con Rusia”, señaló textualmente Stoltenberg en una entrevista con el diario suizo Le Temps.
Moscú, por supuesto —dijo el Kremlin— llamó la atención de Occidente por su notoria política de cerco y hostigamiento contra Rusia, que incluye los tirantes episodios en Ucrania y la reincorporación de Crimea al suelo patrio, así como la creciente concentración de tropas otanistas a las puertas de las fronteras rusas.
Todo, vale añadir (y ya se ha dicho más de una vez), ligado estríctamente a los planes de orden hegemónico global de los sectores norteamericanos más viscerales, que han sido acatados a la vez por sus aliados de Europa aún a costa de colocar a esa región del mundo en el cierto peligro de un conflicto militar de proporciones incalculables.
Y es que aquellos que aspiran a imponerse como líderes mundiales absolutos han identificado abiertamente a Rusia y China como los grandes obstáculos a sacar del camino, de ahí su prolongada y sangienta ingerencia en Asia Central y Oriente Medio, su creciente y hostil presencia en el Pacífico Sur, y la extensión de su depliegue militar a Europa del Este.
Todo unido, y en especial en el caso ruso, a la imposición de sanciones económicas unilaterales contra Moscú y a una prolongada campaña de satanización del Kremlin y del presidente Vladímir Putin en particular.
De hecho, hasta el nuevo gobierno norteamericano, cuyas declaraciones iniciales hablaban de mejorar los vínculos con Rusia, optó días después por proclamar una “política dura” a partir de la pretendida “agresión” del gigante euroasiático contra el presuntamente “democrático e indefenso” régimen ucraniano.
Desde luego, la repuesta rusa no se ha hecho esperar. Recientemente, sus jefes militares indicaban que las fuerzas armadas nacionales han alcanzado un nivel de modernización de 62 por ciento en lo que se refiere a sus medios y armamento, en tanto se incrementa sensiblemente el trabajo de las tropas de contrapropaganda e información, que es valorado por Moscú como mucho más efectivo en la neutralización de los planes enemigos que el enfrentamieto militar clásico.
Por demás, y en el esfuerzo por mantener un alto nivel de disuación nuclear, 99 por ciento de las lanzaderas de misiles rusos se mantiene en alerta, y de ellas 96 por ciento en el estado de máxima alerta. Además, Rusia anunció contar por primera vez con un campo de radares alrededor de las fronteras estatales para la protección contra posibles ataques atómicos.
Se trata, sin dudas, de fuertes “argumentos” como para que cualquier enemigo se la piense más de una vez antes de lanzarse en una aventura.
No obstante, y sin obviar lo que pueda haber de demagogia en estos nuevos movimientos otanistas, los estudiosos citan también que tal vez la parte europea de la OTAN esté posiblemente reaccionando ahora a favor de un entendimiento con Rusia a partir de las consideraciones públicas del nuevo equipo norteamericano de gobierno, que ha cuestionado la real efectividad del Pacto Atlántico y ha dicho a sus socios del Viejo Continente que deben aportar más fondos a ese engendro bélico si quieren contar con el compromiso estadounidense en “su defensa”.
senelio ceballos
11/3/17 10:54
Saludos Lic.Nestor y seguidores de estos espacios!!....Buen articulo le FELICITO....Pero, si me lo permite lo voy ampliar un poquito, para mayor interes de nuestros colegas..VALE!! VALE!! OK!!....Nestor.. A vuestros argumentos les podemos agregar que en estos dias atras se efectuo un..RAUND MAS SOBRE SIRIA...En el grupo ESTANA.....Ademas por espacio de unas horas visito a Moscu..El primer ministro de Israel con un gran grupo de oficiales del estado mayor y de inteligencia de ese pais.....Saliendo el avion israelista..Aterrizo en Moscu, el avion-presidencial de Turquia, con otra gran delegacion de ese pais y su presidente al frente.......Nestor otros AIRES corren por aca.....Yo le propondria a Ud o al colectivo de cubahora-internacional, escribir sobre Israel y sobre todo, despues de las grandes sequias en las provincias centrales...Tratar de normalizar las relaciones-economicas y de mutuo beneficios.....Si nuestro ministro del MINREX... NO .Tira los caracoles, la rueda de la historia nos pasara por arriba...sin darnos cuenta....Otros aires politicos se respiran por el medio oriente, despues que las FAR-rusas entraron en accion........cont
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