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sábado, 2 de noviembre de 2024

Chile en proceso de cambios

Este domingo habrá elecciones primarias para escoger a los candidatos a la presidencia del país en noviembre próximo...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 18/07/2021
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Mapuche Elisa Loncón
Una de las grandes sorpresas dadas al régimen derechista de Chile este año fue la selección de la mapuche Elisa Loncón, una prestigiosa académica con reconocimiento internacional, para presidir la Convención Constituyente. (Tomada de elmostrador.cl).

La celebración de elecciones primarias para elegir candidatos a la presidencia este domingo y la reciente instalación de la Convención Constituyente presidida por una académica mapuche auguran cambios políticos de fondo en Chile, ahora gobernada por una derecha oligárquica y neofascista.

El próximo 21 de noviembre próximo los chilenos acudirán de nuevo a las urnas para escoger a un nuevo presidente en sustitución del millonario empresario Sebastián Piñera, a quien desde el estallido social de fines de 2019 la población tiene en jaque con la exigencia de modificaciones de sus políticas públicas, lo que, por supuesto, no ha hecho.

Piñera, quien ante el estallido social organizado por una masa y no partidos tradicionales declaró que ¨estamos en guerra¨, (con su pueblo), gobierna sus últimos meses con apenas un 10% de aprobación popular, desgastado por el neoliberalismo, la represión cometida durante las manifestaciones, y su irresponsabilidad para enfrentar la pandemia de la COVID-19 que hasta el pasado día 13 causó 33 080 muertes y un millón 589 623 infectados.

La historia chilena tuvo un giro hace dos años cuando jóvenes saltaron los molinetes para oponerse al alza del boleto del metro. Ese fue el detonador de la gran rebelión que aún no acaba, pues la población muestra, ahora de manera más restringida por la COVID-19,  su desacuerdo con el sistema neoliberal imperante en ese país andino, y la desigualdad social.

Los acontecimientos indican que el presidente ha realizado un mal gobierno y que será muy difícil que la población elija de nuevo a un representante de la derecha para el máximo cargo político de la nación.

Quizás Piñera nunca imaginó cuando entró por segunda vez al Palacio de la Moneda (primer mandato 2010-2014) que en esta oportunidad las agrupaciones tradicionales serían ignoradas por el pueblo y sería obligado por la presión popular a organizar un plebiscito para preguntarle a los chilenos si querían una nueva Constitución Nacional para enterrar así la de 1980, con los olores de la dictadura de Augusto Pinochet.

El pueblo votó de manera masiva por el SÍ  y porque además los 155 miembros de la Convención fueran escogidos por la población de entre liderazgos de izquierda y centroizquierda entre miles de postulados.

PRIMARIAS EN CHILE

Las dos más importantes organizaciones políticas chilenas celebran hoy las elecciones primarias para escoger a los candidatos presidenciales de las dos principales fuerzas políticas del país: la coalición conservadora Chile Vamos y la alianza izquierdista Apruebo Dignidad, nombre que hace alusión a la plaza Dignidad, donde convergían en 2019 las grandes movilizaciones de protesta.

Según la televisora Telesur, en las boletas aparecen dos listas.  La A corresponde a Chile Vamos, donde cuatro políticos aspiran a ser candidatos por su organización,  y la B de Apruebo Dignidad, con dos precandidatos.

Chile Vamos está integrada por los partidos Renovación Nacional (RN), Unión Demócrata Independiente (UDI), Evolución Política (Evópoli) y Partido Regionalista Independiente Demócrata (PRI).

Apruebo Dignidad es un pacto constituido por Revolución Democrática (RD), Convergencia Social (CS), Partido Comunes, Partido Comunista (PC) y Federación Regionalista Verde Social (Frevs).

Por la derecha aparecen como precandidatos Joaquín Lavín (UDI), Mario Desbordes (RN), Ignacio Briones (Evópoli) y Sebastián Sichel (PRI) . Por la izquierda lo hace Gabriel Boric (FA) y Daniel Jadue (PC).

Además de estas grandes alianzas, hay otros aspirantes que se postularon con sus propias fuerzas políticas y no tuvieron que realizar primarias. Ellos son José Antonio Kast (Partido Republicano), Eduardo Artes (Unión Patriótica), Carlos Maldonado (Partido Radical) y Paula Narváez (Partido Socialista, exministra del gobierno de Michelle Bachelet)..

Debido a la pandemia de coronavirus, el proceso electoral de este domingo incluirá medidas de bioseguridad y medios políticos consideran que aunque solo votarán militantes de los partidos inscriptos en los próximos comicios y los independientes,  podría haber una notable abstención.

Sin embargo, tanto Apruebo Dignidad como Chile Vamos apuestan por una amplia participación ciudadana de cerca de dos millones de sufragistas.

SORPRESAS PARA EL RÉGIMEN DE PIÑERA

Una de las grandes sorpresas dadas al derechista de Chile este año fue la selección de la diputada mapuche Elisa Loncón, una prestigiosa académica con reconocimiento internacional para presidir la Convención Constituyente. Ni en sus peores pesadillas, los derechistas dirigentes chilenos imaginaron que el órgano rector de la Carta Magna estaría en prestigiosas manos mestizas.

Loncón es una defensora de las lenguas indígenas. Sus padres, Juan Loncón y Margarita Antileo Reiman le legaron la lucha de sus ancestros contra las ocupaciones militares en territorios de comunidades originarias. Desde su infancia, la presidenta de la Convención Constituyente tuvo ejemplos de militancia y resistencia.

Esa activista de los derechos humanos, sin pertenencia a partido alguno, encabezará los trabajos que durante un año realizaran los convencionales que redactarán una Constitución incluyente, plurinacional, feminista y democrática.

La composición del órgano muestra lo que se avecina. La de Chile será la primera Constitución  del mundo redactada por un grupo con paridad de género: 78 hombres y 77 mujeres, quienes tendrán la posibilidad de definir el funcionamiento institucional de un país. Casi la mitad de los escogidos tiene menos de 40 años y la mayoría nunca ha militado en alguna agrupación política tradicional, lo que demuestra, una vez más, el alejamiento de nuevas generaciones de una clase política empobrecida por el desprestigio.

También el Chile europeizado tropieza ahora con una Convenció que reservó 17 lugares a los pueblos indígenas, siempre ignorados, aunque representan el 13% de la población.

En este contexto hay que destacar que la derecha solo tiene 37 puestos, muy lejos de los 52 necesarios para vetar decisiones, la máxima aspiración del debilitado régimen derechista.

Desde el minoritario bloque de derecha, el candidato era Harry Jürgensen, un hombre blanco, conservador, adinerado y de larga trayectoria política. Símbolo de la vieja política repudiada hoy por la mayoría de la sociedad chilena.

Como un anticipo de que el Chile conservador está en retroceso, al asumir la presidencia Loncón se abrazó con la machi Francisca Linconao, la legendaria líder mapuche, extendió con orgullo la bandera de ese pueblo y habló del respeto a la diversidad sexual, la necesidad de acabar con la dominación patriarcal, y la defensa de la democracia y la participación ciudadana.

En su discurso, la presidenta afirmó que "esta Convención que hoy me toca presidir transformará Chile en un Chile plurinacional, intercultural, en un Chile que no atente contra los derechos de las mujeres, de las cuidadoras. En un Chile que cuide a la madre tierra... es posible refundar este Chile, establecer una nueva relación entre el pueblo Mapuche, las naciones originarias y todas las naciones que conforman este país".

Piñera no soportó la victoria de Loncón y lo que ella representa. El día que comenzaría la labor de la Constituyente quedó en evidencia la voluntad presidencial de obstaculizar el trabajo de ese órgano electo por voluntad popular.

Aunque el Ejecutivo tuvo más de un año para preparar las instalaciones en que funcionaría la Convención, dotarla de las condiciones presupuestarias, técnicas y sanitarias para un funcionamiento normal, no hizo nada. Las autoridades de La Moneda no dispusieron los diversos auditorios con sus equipos de transmisión para divulgar públicamente las deliberaciones. No contaron siquiera con computadores, equipos de audio e imagen, papel, escritorios y otros insumos. La logística debía ser proporcionada por la Secretaría General de la Presidencia, su ministro titular y un amplio personal administrativo.

Ni las mentes más retorcidas imaginaron que el gobierno cayera en tal bajeza sin siquiera exigir responsabilidades a sus funcionarios.

Sin embargo, aunque Loncón se vio obligada a suspender las primeras sesiones, de inmediato se acercó a las universidades, funcionarios públicos de buena voluntad, Colegio Médico y varios organismos de la sociedad civil que abortaron, con sus donaciones, el plan oficialista de impedir el funcionamiento de lo que se considera una de las iniciativas populares más importantes de la historia nacional.

A pesar de los inconvenientes, la primera declaración pública de la Convención Constitucional solicitó  el indulto o amnistía general de los cientos de detenidos durante el estallido social y de los mapuches encarcelados desde el año 2001, sin celebración de un proceso judicial.

Analistas políticos que califican de ¨bochornoso¨ el episodio de la puesta en marcha de la Convención, advierten que Piñera tendrá un sustituto este año, pero tiene aun oportunidades para ponerle nuevas zancadillas al proceso constitucional.

La derecha, siempre vigilante contra todo lo que signifique progreso, hará lo imposible para impedir el devenir democrático que se avizora en Chile.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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