//

lunes, 18 de noviembre de 2024

Articulación regional de unidad y acción contra planes derechistas

Desde este jueves América Latina se reúne en una Jornada Continental en Uruguay...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 16/11/2017
0 comentarios
Jornada Continental - democracia-Uruguay
Se acercan días de trabajo en comisiones que, concluirán con una Declaración Final en la que estarán recogidos los proyectos para los próximos años.

La búsqueda de una articulación conjunta de los movimientos populares y sociales de América Latina será centro del debate que desde este jueves y hasta el sábado próximo reunirá en Montevideo, Uruguay, a pensadores y luchadores de la región en la Jornada Continental por la democracia y contra el liberalismo.

Será este un nuevo esfuerzo para aglutinar fuerzas progresistas de índole diversa que elaboren un plan capaz de contrarrestar el ataque frontal de Estados Unidos y sus aliados contra los gobiernos progresistas actuales y evitar su reproducción mediante la aplicación de distintas tácticas, entre ellas los golpes de Estado, la guerra mediática, y la intervención militar.

Aún cuando cada país presenta sus particularidades políticas, en estos momentos de peligro para la estabilidad continental y la supervivencia de los procesos revolucionarios presentes y futuros se impone una hoja de ruta unitaria capaz de movilizar a las grandes masas en contra de la reversión política y económica, y la pérdida de la soberanía nacional.

Esta jornada llega precedida de encuentros de partidos y organizaciones de izquierda, agrupaciones sindicales, estudiantiles y de otra índole realizados durante los dos últimos años, un tiempo en el que presidentes de derecha ocuparon las Primeras Magistraturas de Argentina y Brasil, unidos a Perú, Paraguay y Colombia, entre otros.

Un flanco contrarrevolucionario se formó y fortalece gracias a la ayuda de Washington, en especial luego de la toma del poder del presidente Donald Trump, un multimillonario desconocedor de la política –interior y exterior- pero que, a pesar de los muchos disparates cometidos en su mandato de un año, mantiene el poder que le conceden los ultraderechistas representantes de los grandes lobbys norteamericanos.

El foco central del interés de los Estados Unidos es Venezuela, amenazada por una intervención militar por Trump, a la que también trata de asfixiar económicamente, tras el fracaso de sus planes de guerra intestina, y de las medidas inteligentes adoptadas por Caracas para vencer en las urnas a una oposición dividida y desprestigiada.

De igual manera, el mandatario dictó una serie de medidas contra Cuba –entre ellos el fortalecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto hace más de medio siglo- que significan un importante retroceso en los avances alcanzados entre las partes a partir del restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 2014.

El peligro es inminente. Una simple ojeada bastaría para convencerse de que solo la unidad podría salvar a América Latina, donde, además, en un alto número de países se destapó la Caja de Pandora con escándalos de corrupción en gobiernos y congresos nacionales, y cuyos presidentes aparecen marcados en las listas de paraísos fiscales, en los sobornos de la empresa brasileña Obedrecht, empresas off shore y otros delitos.

Es un panorama complejo en el que Ecuador aparece comprometido en una escisión de Alianza País, el partido oficialista de izquierda, mientras en Chile el candidato de la derecha, Sebastián Piñera, se autoproclama destinado a sustituir a la presidente Michelle Bachelet.

Brasil aparece en un escenario de sobornos y robos que involucran al mandatario de facto Michel Temer y sus colaboradores, mientras el ex mandatario Luiz Inacio Lula da Silva lucha por demostrar su inocencia en las acusaciones judiciales –tan en moda ahora contra los líderes revolucionarios- para candidatearse en las próximas elecciones presidenciales y tratar de sacar al país del marasmo en que cayó tras el golpe parlamentario a Dilma Rousseff.

Es decir, en un análisis rápido, puede afirmarse que el subcontinente está inmerso en episodios en los que cabe a los movimientos populares, las organizaciones sociales, y los conglomerados progresistas o de izquierda explotar sus potencialidades para contrarrestar los planes expansionistas y neoliberales del imperialismo y sus aliados.

De ahí la importancia de esta Jornada Continental a la que asistirán miles de representantes de importantes grupos movilizadores, los cuales alistarán en Montevideo las medidas que adoptarán a futuro para detener las medidas que pretenden imponer los gobiernos de derechas contra las clases más vulnerables.

La ex presidenta argentina Cristina Fernández lo alertó en su campaña para alcanzar un escaño en el Senado –que ganó en las recientes elecciones legislativas-: hay que poner un freno (a Macri) para que no venda el país a consorcios trasnacionales, tal como pretende la coalición oficialista de derecha Cambiemos.

Cuatro son los grandes temas que discutirán los delegados a la Jornada Continental: lucha contra el libre comercio y las trasnacionales; profundización de los procesos democráticos;  la defensa de la soberanía; y la integración desde los pueblos.

La Jornada Internacional nació en La Habana cuando se cumplieron 10 años de la derrota del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), propuesto por Estados Unidos, en un encuentro convocado por varias organizaciones como parte del capítulo  Cubano de ALBA Movimiento.

Para demostrar la amplitud de líneas de pensamiento que se unirán en Montevideo, el  secretario de Relaciones Internacionales de la Central Sindical PIT-CNT, el uruguayo Fernando Gambera, declaró que “todo el que se sienta afín a la multitud de voces y luchas que libran hoy los pueblos latinoamericanos puede asistir a la Jornada Continental, pues el universo revolucionario es absolutamente inclusivo”.

Para la cubana Yaniska Lugo, del Centro Martin Luther King, ya en Montevideo, esta cita está comprometida con la solidaridad de pueblos que libran fuertes luchas, entre ellos Venezuela y Colombia, en particular, y otros diversos escenarios.

El Centro, organización de inspiración cristiana, viene a Montevideo con el interés de construir la metodología, la comunicación, la articulación, búsqueda de diálogo y entendimientos entre actores diversos y fortalecer consensos y reafirmar por dónde ir en los próximos años, según dijo a la agencia de Prensa Latina.

Ese órgano de prensa entrevistó en Argentina a Diego Montón, miembro de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo Vía Campesina, que representará a su país en Montevideo, quien afirmó que la Jornada “es una posta más en ese proceso que entendemos es fundamental para revertir la situación a nivel regional”.

En su opinión, será necesario repensar las propuestas políticas desde expresiones netamente populares. “Ahí también tenemos, expresó, un gran desafío en cuanto a la construcción de fuerzas y poder popular”.

Se acercan, entonces, tres días de trabajo en comisiones que, según los organizadores, concluirán con una Declaración Final en la que estarán recogidos los proyectos para los próximos años que nadie duda serán de fuertes luchas contra la derecha internacional.


Compartir

Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


Deja tu comentario

Condición de protección de datos