No se necesitan 50 años y un reconocimiento europeo como el Príncipe de Asturias para validar lo que ya estaba claro desde el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana de Buenos Aires y en cada tira publicada después: Mafalda redefinió la sátira política hispana para convertirse en la identidad de los inconformes.
Espejo coherente de toda una generación que fustigó -¿fustiga?- la guerra fría, bandera de feministas, inquisidora de la cultura de masas y las dictaduras latinoamericanas. Más que la vida de una niña de seis años graficada, Joaquín Lavado (Quino) la moldeó como una cápsula molotov de conceptos políticos y sociales.
Y trasciende, no como el símbolo de la década de los sesenta, no como una de las caricaturas argentinas; la hija de “mamá” y “papá”, la hermana de Guille, amiga de Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y la pequeña Libertad es definitivamente el icono progresista y satírico de todo un continente en los últimos 50 años.
Mafalda viabilizó una fórmula donde incomodar con preguntas y buscar las segundas intenciones de todo resultaba vital y correcto. Dentro de los sencillos cuadrantes de las historietas Quino contenía las demandas, sueños e inquietudes de una década, trajo a debate el impacto de la Revolución cubana, la crisis de los misiles, la guerra en Vietnam, el auge de los Beatles y las batallas de los movimientos feministas de la segunda ola.
Él lo sabe y todo el mundo también: el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014 es un premio disfrazado de Princesa para Mafalda, pues es ella una de las razones - y la de más peso-, que inclinó la decisión hacia el argentino.
"Al cumplirse el 50 aniversario del nacimiento de Mafalda, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento", aseguró el jurado en el acta de concesión del premio.
Una niña "inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible" que hizo famoso a Quino, cuya obra "conlleva un enorme valor educativo y ha sido traducida a numerosos idiomas, lo que revela su dimensión universal", destacó el director del Instituto Cervantes y presidente del jurado, Víctor García de la Concha, al anunciar la concesión del premio.
Además del premio de Oviedo, el dibujante recibió este martes en Argentina la mención de honor “Senador Domingo Faustino Sarmiento” de manos del Senado argentino en reconocimiento a su obra. Y dijo en ese momento: “Si elegí el dibujo para expresarme es porque hablar no se me da bien”. “No me siento cómodo en esta situación. No quiero ser breve, sino terminar ya”.
Algunos medios reseña que desde que dejó de dibujar a Mafalda, Joaquín Lavado se entregó a “un humor más ácido y negro, destinado en mayor medida a un público adulto y que ha ido recopilando en su colección de libros de humor. Entre los más recientes se encuentran ¡Qué presente impresentable! (2005) y La aventura de comer (2007).
“Quino sólo dibujó de nuevo a Mafalda para campañas a petición de organizaciones como UNICEF o el gobierno argentino. Así lo hizo tras el fallido golpe de Estado de 1987 contra el presidente Raúl Alfonsín, cuando apareció una viñeta de Mafalda diciendo: ¡Sí a la democracia! ¡Sí a la justicia! ¡Sí a la libertad! ¡Sí a la vida!”.
Este 2014 ha sido testigo de numerosos reconocimientos, exposiciones y actividades en torno al medio siglo de la historieta de Mafalda.
Ariela Beatriz Valdes Lavandero desde FB
28/5/14 17:53
Es muy entretenido leer el libro,te ríes mucho.
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